Las importaciones de hortalizas han afectado en 80 % la producción nacional de esos rubros. Las cosechas se pierden tres o cuatro días después de llegar a los mercados porque no pueden competir con los precios de productos importados debido a los altos costos de producir.

Caracas. En el campo venezolano continúan las vicisitudes. A la falta de apoyo gubernamental, créditos agrícolas y combustible, se le añaden las importaciones irregulares de semillas y cosechas desde otros países y un consumo cada vez más deprimido por la crisis económica, lo que afecta directamente la producción y precios de hortalizas.

La directora de hortalizas de la Confederación de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), Leida Lovera, dijo a Crónica.Uno que desde 2010 la producción de hortalizas comenzó a bajar y calcula en 60 % esa caída, en términos generales, de todos los rubros del sector.

Señala que en los 17 estados agrícolas del país se está sembrando y cosechando en estos momentos, pero donde más dificultades enfrentan es en las zonas altas por la falta de combustible para trasladar la mercancía hacia los mercados, las comercializadoras y los centros de acopio.

Aún así, los productores han sabido arreglárselas para sacar las cosechas. José Luis Guillén, productor del sur del estado Mérida, señaló a Crónica.Uno que tanto hortalizas como rubros tales como café y quesos han sido afectados por importaciones hechas por canales irregulares y, principalmente, por la caída del consumo.

Argumenta que la falta de consumo hace que las hortalizas que trasladan a los mercados “no valgan nada”. Además, destaca que son “infinidades de cosechas” que se pierden tres o cuatro días después de haber llegado a los mercados, aún cuando los precios son ínfimos para el productor.

A los mercados no llega nadie a comprar, el ciudadano de a pie no tiene cómo consumir, cómo comprar los alimentos, porque no hay sueldos para acceder a los productos”, indica.

Guillén asegura que la importación de cebollas, tomates y papas “llena los mercados y abarata los costos” de las hortalizas que se producen en el país, por lo que, afirma, no hay ningún rubro de hortalizas cuyo precio actual permita recuperar la inversión hecha en mano de obra, semillas o agroquímicos.

Salud pública y baja calidad

La directora de hortalizas de Fedeagro, Leida Lovera, destaca que otro elemento de los problemas con las importaciones es el de los controles fitosanitarios, pues las hortalizas que llegan por las fronteras pueden contener bacterias y hongos que impacten en la salud pública, y que no son detectados por las autoridades.

En el municipio Arzobispo Chacón del sur de Mérida la producción de hortalizas y otros rubros es de solo 40 % de las hectáreas con las que cuentan, según Guillén. Los altos costos de las semillas de papa, cebolla o remolacha hacen que tengan que comprar las que se consigan, que no siempre tienen control de calidad y pueden generar pérdidas.

A modo de ejemplo, el productor del municipio Arzobispo Chacón del estado Mérida calcula que para producir 100 sacos de papas se necesitan entre 12.000 y 15.000 dólares solo en siembra, mientras que en mano de obra el pago es de alrededor de cinco dólares por jornada. 

“Los productores de otros países tienen otras condiciones de siembra, tienen apoyo, aquí con estos costos dolarizados se elevan los costos de producción. Tenemos que sobrevivir y mejorar la calidad para ser competitivos, pero cuando llegan hortalizas de otros países con mejores precios eso incide en la producción nacional”, destaca Lovera.

Leida Lovera, de Fedeagro, estima que las importaciones de cosechas han impactado 80 % la producción de hortalizas en el país. A su vez, calcula que la inversión por hectárea de cebollas y otras hortalizas ronda los 10.000 dólares, monto que puede variar dependiendo del precio que se consiga el combustible en el mercado negro para traslado de obreros y activación de motores y fumigación.

Una investigación hecha por la patronal Fedecámaras reveló que en el primer trimestre de 2021 la crisis del combustible afectó a 89,4 % de las empresas consultadas; 30 % de ellas reportaron pérdidas de entre $2000 y $5000 por la crisis y 42 % gastaron menos de $2000 en combustible de contrabando.

Un productor me comentó que el precio del pimentón estaba muy bajo y comprar combustible en el mercado negro no era viable porque eran más los gastos que ganancias o recuperar costos de inversión”, señala Lovera.

El productor José Luis Guillén, por su parte, dice que en todo el municipio Arzobispo Chacón de Mérida solo se pueden abastecer en una estación de servicio ubicada en Canaguá, la capital, donde cada tres meses llegan 12.000 litros de combustible para cada una de las siete parroquias.

“El 15 de junio cumplimos tres meses sin que llegara la gasolina, cuando llega echan 50 o 60 litros. Llegan camiones de 150.000 litros que no abastecen la capacidad de más de 5500 productores en el municipio, que es netamente agrícola”, explica.

En lo que va de año comerciantes consultados por Crónica.Uno han denunciado que una de las principales razones de los aumentos de precios de alimentos es el problema para trasladar la mercancía desde el interior del país. El Cenda estima que en mayo el rubro frutas y hortalizas fue el que más aumentó entre la canasta alimentaria (30,5 %), motivado por la devaluación del bolívar, fallas de combustible, entre otros factores.

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