Más de 37 incendios se han registrado en el municipio Caripe de Monagas según información oficial. Sus habitantes resaltan que no hay maquinaria para sofocar el fuego y afecta a las zonas agrícolas
Maturín. Los incendios de vegetación en las zonas altas de Caripe se han convertido en un reporte frecuente, y hasta ahora la causa que refieren las autoridades obedece a las altas temperaturas por la temporada de sequía.
La alcaldesa de Caripe, Dalila Rosillo, declaró que hasta el 28 de marzo habían apagado 37 incendios, lo que se traduce en la quema de 110 hectáreas, incluidas algunas siembras. La información la dio a través del programa de radio de la gobernación Conectados con Ernesto.
Rosillo indicó que se despliegan más de 160 funcionarios para mantener el control cuando se generan estos eventos en las zonas montañosas. Los sectores de San Agustín y Bajo Las Papas han sido los más afectados.
Por su parte, los pobladores aseguran que en el municipio no hay implementos para controlar el fuego y por esta razón los incendios se propagan y afectan grandes terrenos.
Mitsay Maestre, habitante de Caripe, destaca que son los vecinos quienes sofocan las llamas.
“No hay maquinarias para apagar la quema, son los mismos vecinos quienes ayudan a controlar o apagar el fuego. Muchas veces esos incendios son provocados por pequeños agricultores, quienes queman algunas parcelas por comodidad para la siembra, pero no hay ningún tipo de control para esto”, dijo.
Maestre explicó que en Caripe no hay ningún cuerpo de seguridad que investigue la causa real de estos constantes siniestros, que muchas veces son provocados.
“No hay nadie que investigue a quienes queman, no hay sanciones para este daño ni castigo para la quema indiscriminada, y esto es un problema grave porque cada vez que se registra un incendio quienes sufrimos somos nosotros y los niños que padecen de problemas respiratorios y alergias. Además hay muchas personas aquí que viven de la siembra y la producción agrícola y esto se traduce en pérdidas”, acotó Maestre.
Incendios intencionales
Jacobo Vidarte, especialista en Análisis y Gestión de Riesgos, sostiene que está comprobado que el 95 % de los incendios son de origen antrópico y quienes los ocasionan, por lo general, son cazadores, conuqueros y excursionistas sin conocimientos sólidos.
Los incendios se denominan antrópicos cuando hay presencia del hombre en las adyacencias, ya sea para hacer instalaciones que puedan ocasionar incendios o para desforestar con el fuego intencional.
“El viento se origina por el calor y las altas temperaturas hacen que las masas de aire cambien de posición. En esta época es donde se registran mayor cantidad de incendios, los cuales provocan humo y sólidos con temperatura alta, denominado hollín que son partículas de tamaño muy pequeño (de 25 a 700 nanómetros) en su mayoría compuestas de carbono impuro, pulverizado y generalmente de colores oscuros”, explicó Vidarte.
“La propagación de un incendio forestal o de vegetación depende, entre otras cosas, del viento que puede incluso hacer volar restos vegetales encendidos a zonas próximas”, refirió.
El experto enfatizó que esto tiene un impacto directo en la flora y la fauna, las que, según estudios, se regeneran totalmente de 50 a 70 años, si en este tiempo no ocurren otros incendios.
Además Vidarte dejó claro que hay una diferencia entre incendio forestal e incendio de vegetación. En el primero se ven afectados por el fuego árboles y bosques, mientras que en los incendios de vegetación se ven involucradas plantas adyacentes a zonas urbanas o donde se puede observar gramínea.
Tala y limpia para la siembra
Jose Jacinto Muñoz, productor agropecuario en Monagas, explica que los incendios en las montañas incrementan en estas fechas debido a que para los productores es considerada la época de “tala y limpia”, proceso en el cual los pequeños productores o conuqueros queman los terrenos para limpiarlos y sembrar a la espera del invierno.
“Los incendios forestales que se dan en las montañas en el norte del estado, sobre todo en Caripe y en Acosta, son incendios provocados porque los pequeños productores tumban los árboles buscando tierras fértiles arriba en la montaña. Queman ese espacio porque es la manera más fácil que tienen de limpiar para después sembrar”, destacó Muñoz
“La forma de controlar los incendios es evitar la tala indiscriminada o castigar a quienes lo hagan, que de paso están atentando contra la ecología del municipio”, puntualizó.
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