¿La crisis social debilitó el músculo de la maquinaria oficialista?

A pesar de la entrega de cajas del Clap a los trabajadores de la administración pública, de la venta de comida en los mercados Bicentenario y de cauchos e insumos a los transportistas, el Gobierno no abrió el chorro de recursos para que los líderes de base se movieran y garantizaran la logística ni para la operación remate.

Los de los consejos comunales y UBCh también se quejan de la crisis, de la escasez de comida y del transporte. Eso hizo mella en la motivación para participar en el proceso del 20 de mayo. Ahora se tiene una abstención que ronda 53 %, alimentada, incluso, por los votos duros, que ya no son tan duros.

Caracas. La campaña de Nicolás Maduro para las elecciones presidenciales de este 20 de mayo se hizo a punta de bonos y de entrega de cajas del Clap. Pero el trabajo más difícil les tocaba a los líderes de base, a los comunitarios. Para ellos la orden era mover 10 votantes como mínimo para alcanzar la meta de 10 millones de votos. Sin embargo, lo visto en las calles de Caracas este domingo devela debilitamiento del músculo de la maquinaria oficialista.

Es harto conocido que el partido de Gobierno ha empeñado hasta lo que no tiene para movilizar a sus seguidores.

Siempre contó con carros, autobuses, jeeps, motos. Usó a diestra y siniestra las llamadas telefónicas, los mensajes de texto, los amenazantes audios por WhatsApp. Intimidó con la entrega de los Clap, de las medicinas y, ahora, usó la presión con el carnet de la Patria.

Más de 16 millones de venezolanos están inscritos en este sistema que el Gobierno llama de “protección social”, documento con el cual pretendía engatusar con la oferta de bonos y más bonos.

Un bono de un millón de bolívares a los que salgan a votar, cauchos y aceites para los transportistas, comida en los Bicentenario y cajas que distribuyen los Clap para los empleados públicos fueron los cartuchos que quemó Nicolás Maduro en su campaña.

Semanas antes de los comicios, en las zonas populares, actualizaron los censos, preguntaron por las cargas familiares, por si faltaba alguien por el carnet de la Patria, si estaban en alguna misión.

Nada de eso, esta vez, tuvo repercusión en la mente del pueblo. No del opositor, que estaba claro de su postura frente a los comicios organizados por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), sino más bien de los seguidores del oficialismo que, en zonas populares, tuvieron que salir al ruedo, rodilla en tierra, pero sin el apoyo total de la plana mayor.

“Este domingo se le vio la costura a una maquinaria que se quedó sin gasolina; es decir, sin dinero. Parece que todo se lo consumieron con lo que les dieron a los ministerios”, observó Carlos Julio Rojas, dirigente comunitario del norte de Caracas.

Andrés Rivero, líder comunitario de San Juan, también consideró que a los representantes de base del oficialismo no les llegó el recurso completo o no lo distribuyeron como debe ser.

Los puntos rojos sí se activaron en todas las parroquias de Caracas. Sin embargo, hubo divergencia entre ellos: solo los del PSUV tenían el toldo rojo, pero aquellos donde se escaneaba el carnet y se llevaba el registro de las misiones estaban itinerantes, por lo que su personal estaba sentado en el suelo, llevando sol y sin la logística del refrigerio.

“A nosotros no nos tocaba buscar a la gente. Eso era otro grupo dentro del partido”, acotó Zulay Zambrano, una de las coordinadoras de la UBCh de la parroquia El Valle —por petición de ella, se cambió su nombre—.

¿Se declararon en desobediencia?

Muchas lecturas pueden sacarse de lo ocurrido este 20 de mayo. La abstención, que ronda 53 %, merece mucha atención, pues no solo se trata de la oposición que no salió a votar, sino de los votos duros del chavismo, que también ayudaron a que se alimentara ese fenómeno.

En Antímano, por ejemplo, ocurrió que a los encargados de los Clap los llamaron en contadas ocasiones para que bajaran a la gente.

“Sin embargo, quienes manejan ese tema ni siquiera son chavistas. Son personas del mismo barrio que decidieron formar parte del Clap. No están comprometidos políticamente y la demostración más clara se dio este domingo. Incluso los llamaron para que cada uno llevara a los centros a 30 personas, ni siquiera 10, y no lo hicieron. Simplemente, desobedecieron esa orden. No les importaron las amenazas que hicieron cuando la Constituyente, de que iban a quitarles las cajas de comida”, dijo una fuente de la zona que, por ser cabeza visible políticamente hablando, prefirió guardar el anonimato.

Las llamadas tampoco funcionaron en El Valle:

Me escondí. No voté, tampoco llevé gente a los centros. Estoy en el PSUV, pero esta vez no, todo está muy caro. No podemos vivir de la caja”, contó off the record otra integrante de una UBCh.

Los jeeps y las motos no llegaron este domingo. Por lo menos no con el despliegue acostumbrado por el Gobierno. No sacaron las unidades Yutong como el día del cierre de campaña.

Aunque, de acuerdo con informaciones compartidas por voceros comunales de El Guarataro, les pagaron en efectivo para que contrataran las unidades. “Cosa que finalmente no ocurrió. Por eso la gente en esta parroquia no salió a votar”, dijo el dirigente.

Los transportistas salieron al paso y aseguraron que ellos no escondieron las unidades. “Simplemente ya no tenemos carros para trabajar”, acotaron. Maduro y Jorge Rodríguez cuestionaron a los transportistas y los responsabilizaron de las fallas en la movilización.

Para el cierre de la campaña, el pasado 17 de mayo, algunos dijeron que les habían pagado 15 millones de bolívares por los traslados que hicieron.

Este domingo no hubo camionetas del transporte público prestando “apoyo”. Incluso, tampoco los camiones de la alcaldía de Caracas, las llamadas “perreras”, salieron masivamente a facilitar la movilización desde el barrio, a pesar de que Maduro, durante el día, pidió a la militancia chavista facilitar el transporte a los votantes.

Obviamente ya nada se hace gratis y ni por una caja del Clap, como llegaron a ofrecerle a un motorizado en El Valle.

En La Vega les dijeron que les pagarían 1,5 millones de bolívares más dos litros de aceite y la comida del día.

El tema de los recursos abrió una grieta. No hubo para la movilización, para la comida, para los colectivos en moto. De hecho, no se les vio rondando los centros electorales, ni siquiera en las zonas populares. Creo que estaban descontentos y no participaron; ya el pueblo que ellos dicen tener no se siente identificado, ahora la gente protesta más por lo de los servicios y eso es algo a lo que el Gobierno no ha sabido responder, acotó Carlos Julio Rojas.

En diciembre de 2017, para las elecciones de alcaldes, y también en octubre, para la Constituyente, la maquinaria funcionaba todavía en los sectores populares, “pues había dinero para comprarles la conciencia. Ahora no”, completó Rojas.

Los cuadros de base del chavismo dijeron que hicieron el trabajo previo a las elecciones: animaron a las personas, las llamaron por teléfono, visitaron casa por casa. Sin embargo, sostienen que hay mucho descontento en la población, que no ve mejoras desde que la Gobernación de Miranda y la Alcaldía de Sucre volvieron a ser bastiones del oficialismo. “Por eso se quedaron en sus casas. No pueden tapar el sol con un dedo, hay inconformidad porque el Gobierno no ha puesto controles a los precios, no ha resuelto la gravedad del transporte”, comentaron.

Otro elemento que favoreció la abstención, en el caso del municipio Sucre, fue la diáspora. “Muchos vecinos de San Blas se han ido a Colombia, situación que incidió en la merma de electores. En el colegio Mara, que tiene una población de 2580 electores, sufragaron 927 personas, de las cuales 865 escanearon el carnet de la Patria. Reconocen que el tema migratorio influye, pero también la molestia con el Gobierno, que no resuelve el tema  económico”, destacó un oficialista de la zona.

Tal es el descontento que, incluso, hubo chavistas que no votaron y se fueron al punto rojo a presentar el carnet de la Patria.

Los líderes de base del oficialismo saben que lo ocurrido el domingo, eso de los votos duros que no salieron, no pasará por debajo de la mesa. “Ya nos llamarán, nos pedirán revisión y quién sabe qué más”, dijo Zulay Zambrano.

Amanecerá y veremos. Lo cierto del caso es que la maquinaria chavista mostró las costuras este domingo 20 de mayo. Se quedó sin logística porque no llovieron los recursos. Quizá lo que más le duele al partido de Gobierno, aunque no lo diga, es que barrio adentro la gente está descontenta y también pasa facturas.

Con información de Norma Rivas @nrivasherrra

Foto: Francisco Bruzco


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