La más reciente película de Martin Scorsese se basa en una historia de la vida real: el asesinato de indígenas osage en los años veinte del siglo XX

Caracas. Los asesinos de la luna no es una película para estos tiempos en los que la atención parece cosa del pasado, momentos en los que la información debe ser provista de la manera más concisa y exprés posible. Formas en las que si no hay inmediata recompensa, el interés pasa a otros objetivos.

Entonces, Martin Scorsese desafía esta era con una película de casi tres horas y media. Ojo, recientemente, joyas del cine han desencajado con la búsqueda de lo rápido y se han afianzado en historias largas, que exigen concentración. Han sido los casos de largometrajes como Duna (2021) y Oppenheimer (2023), que se han explayado más allá de lo convencional para deleitar con historias en las que sus personajes atraviesan pormenorizadamente un viaje de vivencias.

Ahora, en Los asesinos de la luna Martin Scorsese vuelve a adentrarse en esos escollos de la historia estadounidense, como hizo en Casino (1995) o Pandillas de Nueva York (2002).

Los asesinos de la luna
El más reciente largometraje de Martin Scorsese está actualmente en cartelera

Con un guion escrito junto con Eric Roth y David Grann, Los asesinos de la luna se ambienta en Oklahoma durante los años veinte del siglo pasado. Eran tiempos de riqueza por los yacimientos de petróleo. La vida de los indígenas era otra, enriquecidos por el llamado oro negro. Un lugar en el que empiezan a asesinar a los miembros de esta etnia para apoderarse de los derechos sobre sus tierras. 

Se trata de uno de los planes criminales más estruendosos de la historia de Estados Unidos, pero a la vez poco conocidos. De hecho, fue la primera investigación importante del entonces incipiente FBI. 

William Hale (Robert De Niro) es un próspero ganadero que le da cobijo a su sobrino Ernest Burkhart (Leonardo Di Caprio), quien acaba de llegar de la guerra. Ernest termina casándose con Mollie Burkhart (Lily Gladstone) de una de las familias osage más prósperas de la región. 

Es así como entonces el cineasta lleva al espectador a un sórdido viaje de planes macabros, intrigas y traiciones. Las hermanas de Mollie empiezan a ser víctimas de extraños sucesos que merman el linaje. 

Los asesinos de la luna
La película ve cómo una familia es prácticamente aniquilada por la avaricia de un enemigo oculto

Los asesinos de la luna es una película densa, que exige. Es como si el autor dejara clara la intención de que cada detalle quede claro. La especial atención recae en los personajes de De Niro y Di Caprio, una clara dupla en la que la manipulación es ley. 

La fotografía de Rodrigo Prieto genera además un ambiente lúgubre, de constante incertidumbre y desespero en un lugar en el que todos parecen cómplices, en el que nadie se salva de formar parte de un plan intrínseco al ideario de la zona. El público verá el hundimiento de Mollie, de una mujer fuerte al limbo. Como es común en Martin Scorsese, sabe cómo exprimir las bajezas humanas, sus ambiciones y delirios.

Hay ligeros momentos de reiteración, por lo que Los asesinos de la luna tiene unos minutos que sobran. Sin embargo, todo vale la pena especialmente por un final inesperado en el que el cineasta rompe con todo y subraya su intención en pantalla y con su propio rostro. Una película para el registro de la historia desde el cine, con el sello de autor perenne y con un ritmo lento pero inquietante. Entrará seguro en la temporada de premios, con especial atención en De Niro, Di Caprio y Gladstone.


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