Desde que llegaron a Camaguán, estado Guárico, comunidad vecina de San Fernando, comenzaron a ser aplaudidos y ovacionados por los transeúntes de la carretera por donde pasaban los autobúses que los transportaban a los niños músicos. Los jóvenes llegaron emocionados y convencidos que pasaron su intento de récord Guinness, pero todos decían “no queremos más pan”.
San Fernando. Pasadas las 9:00 de la noche arribaron, este domingo, a San Fernando, los casi 300 niños músicos y jóvenes del Sistema de Orquestas y Coros de Venzuela, SOCV, que participaron por Apure en el intento de batir el récord Guinness la Orquesta Más Grande del Mundo este sábado en el Patio de Honor de la Academia Militar, en Caracas.
A su llegada al puente María Nieves, para ingresar a la capital apureña, fueron recibidos por una caravana de motorizados para escoltarlos a su casa, la sede de la orquesta sinfónica del estado, en donde los esperaban desde temprano no solamente sus familiares, sino parte de la población y autoridades.
Unos 25 kilómetros antes de llegar a San Fernando, en la vecina población guariqueña de Camagúan, ya habían sido recibidos con pancartas, aplausos y ovaciones mientras los autobuses circulaban por esta comunidad.
Daniel Tarazona fue una de las tantas personas que esperó a los niños sin ser familiar de alguno de ellos.
Yo me siento muy felíz porque soy músico empírico y al ver que nuestros muchachitos, tan chiquiticos ya saben leer y escribir partituras, eso me llena de mucha satisfacción. Es un talento oculto que poco se conoce, pero esta es una oportunidad donde muchos jóvenes y niños demostraron el talento que hay guardado en casa, nos sentimos orgullosos”.
Las madres y padres estaban eufóricos. “Cuando vimos el concierto sentimos emociones encontradas, lágrimas, toda la familia emocionada, desde la distancia porque no pudimos estar con ellos, pero estuvimos presentes y maravillados que no se perdió el trabajo duro de los ensayos que hicieron los niños cada día”, dijo la madre de Esteban Fuentes, uno de contrabajistas más pequeños del SOCV Apure.
Los niños y jóvenes fueron recibidos como unos héroes por un pasillo de honor militar rodeado de familiares y un pueblo eufórico, al final del cual les dió la bienvenida la alcaldesa capitalina, Ofelia Padrón.
“No queremos pan”
A pesar de la solemnidad del recibimiento, antes de bajarse de los autobuses los muchachos gritaban “no queremos pan, no queremos pan, no queremos pan…” en demanda de que la cena de recibimiento fuera distinta a lo que comieron durante cuatro días.
Frases como: “Quiero comida de verdad”, “nunca había extrañado tanto la sopa”, “quiero comer carne”, “lo que provoca es un pollo guisado con arroz y plátano”, “cualquier cosa, pero pan no, por favor” , era lo se que escuchaba entre los niños y sus padres, tras el recibimiento.
Los niños y jóvenes que llegaron con el morral repleto de pan y juguitos de frutas, contaron que hasta el jueves 11 de noviembre, cuando partieron de San Fernando, comieron comida completa, gracias al almuerzo que se llevaron en sus viandas para el camino.
Durante la permanencia en Caracas “no nos faltó comida, pero sólo nos dieron pan. Estábamos aburridos de tanto pan ya no queríamos ni verlo. Yo no quiero comer pan por lo menos en un mes”, dijo Merari Pérez, contrabajista de San Fernando.
También fue cuestión de suerte el alojamiento en un buen hotel, ya que algunos no tenían agua por tubería, sino recogida en pipotes para ser vaciada con curtidos potes de plásticos recortados, tanto para bañarse como para asear las instalaciones sanitarias.
“Fue una emoción demasido grande”
A pesar del exceso de pan y el agua en pipotes, para Keller Molina, de Guasdualito, frontera de Apure, “esta es una meta demasiado grande, tocar con tanta gente y ver en las redes sociales que uno estuvo allí, es demasido grande”.
El viaje fue un poco agotador, pero nada de valor se obtiene sin esfuerzo”, acotó la trombonista altoapureña.
Linda Molina, contrabajista también de Guasdualito, describió: “me sentí superespectacular; en el momento que estábamos tocando, sólo pensaba que tenía que darlo todo para ser una persona más que sumara para el record de nuestro país”.
Nunca había tenido un viaje tan accidentado en mi vida, pero todo valió la pena, fue demasiado maravilloso, uno no se da cuenta de la grandeza de la obra del maestro Abreu hasta que se encuentra en un acto como éste”, expresó Doriana Medina, contrabajista de San Fernando, quien tocó entre 800 contrabajistas.
Al momento de tocar la Marcha Eslava, Piotr Ilich Chaikovski, la pieza seleccionada para la evaluación. “Concentración pura, no pensé en más nada, solo era el director, colocar los dedos donde van, tocar y listo. Escuchaba con una claridad tan grande mi bajo, que sentía que todo lo que tocaba se escucha por mil”, precisó Medina.
El compromiso por el récord no fue sólo en Venezuela. “Hemos recibido muchos videos de muchachos del sistema que se encuentran fuera del país quienes tocaron sus instrumentos simultáneamente con nosotros y se grabaron”, reveló con voz entrecortada Yocasta Mota, profesora de violín de San Fernando.
Por su parte, el contrabajista e instructor Jesús Acosta, recalcó que “estos muchachos fueron convocados para lograr un objetivo y ellos saben que lo lograron y están muy emocionados por eso y con este recibimiento de ahora la emoción aumenta, que el pueblo esté aquí esperandonos, nos llena de mucha emoción y de mucho orgullo”.
Yorly Jaspe, directora del núcleo apureño, tiene la esperanza que tras el logro del récord Guinness como la Orquesta Más Grande del Mundo, las cosas mejoren para el sistema apureño, para el cual, cada logro es una batalla ganada a tantas adversidades.
“Tengo fe que de aquí en adelante las cosas van a mejorar”, aseguró la directora del Sistema de Orquestas de Apure.
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