El frente marino de los balnearios ubicados entre Macuto y Caraballeda se muestra intervenido con muros perimetrales de hasta cinco metros, lo que ha sido cuestionado por lugareños y visitantes, quienes se preguntan ¿cómo se otorgan permisos que violan la Ley de Zonas Costeras?

La Guaira. La bruma y el salitre que sobrevuelan la costa guaireña no impiden observar los muros perimetrales de la prohibición de facto al acceso público, de varias playas entre las zonas de Macuto y Caraballeda.

Desde hace más de un año, en esta zona se han establecido diversas construcciones turísticas, gastronómicas y recreacionales, caracterizadas por el levantamiento de muros, casi infranqueables.

“Esas murallas son totalmente violatorias de la Ley de Zonas Costeras, que no permite la privatización de los espacios marinos del país”, se quejó Jenny Bracamonte, quien camina los fines de semana entre la urbanización Caribe (Caraballeda) y la bajada del sector El Playón (Macuto).

En los tres kilómetros de su trayecto, destacan playas públicas como: El Yate, Carrilito, Bahía de los Niños, Los Corales, Lido, Coral, Alí Babá, Europa y el balneario de Camurí Chico. La mayoría de estas cuenta con la preferencia de miles de temporadistas y moradores del Litoral Central. 

Desde la avenida José María España (en terrenos ganados al mar Caribe luego de la tragedia de Vargas de 1999), se aprecia la intervención de los espacios de playa Europa, que ahora fueron cercados por un restaurante, tipo club recreativo.

También lo hicieron en los metros finales de las ensenadas del balneario de Camurí Chico y su prolongación hasta playa Alí Babá, en la que despuntan canchas de paintball, restaurantes de delicias marinas y otros locales de diversión nocturna.

Todo eso es ilegal y lo peor es que lo ejecutan con total impunidad”, afirmó el diputado al Consejo Legislativo de La Guaira, Roger Cedeño (MAS), quien instó al Ministerio Público a abrir una investigación al respecto.

Asimismo, el Consejo Superior de Identidad Patrimonial y Turismo ha cuestionado los permisos que otorgaron tanto la Gobernación de La Guaira como la Alcaldía del municipio Vargas, para que instalen las paredes de más de cinco metros de altura en las fachadas de las costas.

“Yo solo trabajo por mi paga todos los viernes, no tengo que ver con el paso cerrado a la playa”, se defendió un obrero que mezclaba arena con cemento en un área externa al sitio donde se practica paintball y que obstruye el ingreso a una playa anterior a Alí Babá.

El muro del Yate

José Alejandro Terán, gobernador de la entidad, ordenó en días previos a la Semana Santa de 2022, la demolición de un muro de un metro de altura que los concesionarios de playa El Yate, en Caraballeda, habían dispuesto para controlar la entrada de vehículos a la ensenada.

Terán justificó el derribamiento de aquella pared bajo la argumentación de que “el acceso a las playas es público”. 

No obstante, a Cedeño le extraña que esta vez no haya un pronunciamiento gubernamental con las murallas que se establecieron en los accesos a algunas playas del este. 

Uno entiende que hay mucho negocio, mientras las necesidades más básicas de salud y educación siguen sin atenderse. Las prioridades están invertidas”, sostuvo el legislador, quien se desempeñara como defensor del Pueblo del estado Vargas entre 1999 y 2000.

Idéntico rechazo a estas construcciones han expresado otros habitantes de Macuto y Caraballeda, dado que se niega el disfrute visual de tramos de la costa marina del este.

“Los enchufados se agarraron casi toda la costa de Caraballeda para hacer sus negocios con la complicidad de las autoridades. ¿De quiénes son esos negocios?”, comentó Engelbert Requena, residente de la urbanización La Llanada, justo frente a playa Alí Babá.  

Otros se preguntan cómo un empresario nacional o un inversor extranjero pueden edificar una estructura de concreto “en terrenos que no son de propiedad privada”.


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