Desinterés y autoritarismo rectoral castigan a la política universitaria carabobeña

Las tres universidades más importantes del estado Carabobo presentan conflictos en el liderazgo estudiantil y existe retardo en la aplicación de elecciones de renovación.

Valencia. Para buena parte de los venezolanos la política local está desarticulada, apagada y en algunos casos muerta. La política universitaria no se queda atrás, y aunque el estudiantado ha sido una representación de lucha y democracia, en la actualidad cabría preguntarse si esto sigue siendo así.

Diego Martínez, dirigente estudiantil de la Universidad de Carabobo (UC), afirma que la política universitaria es una “vocación de servicio”, dirigida “por y para los estudiantes”. La razón, es que hay inquietudes en el estudiantado. Sin embargo, desde su óptica la política universitaria ha tomado un rumbo distinto.

Dicho rumbo, dice, ha sido dirigido por intereses de partidos políticos quienes se inmiscuyen en la realidad universitaria. Además la dirigencia estudiantil se ha alineado con los intereses de las autoridades.

Que los partidos políticos metan sus tentáculos en la vida universitaria no es nuevo. Martínez, quien además milita en el movimiento político Encuentro Ciudadano, dice que siempre ha sido así pero, “ahora es peor porque así buscan asegurarse cuotas de poder”.

Trabajan por interés particulares, no por la comunidad. Hay un deseo de perpetrarse en el poder y obtener favores políticos que los posicionen a futuro como un estudiante más”, cuenta.

Aún así, los Centros de Estudiantes son una figura crucial para las democracias universitarias y el proceso adaptativo de nuevos ingresos. También son un espacio para hacer valer los derechos, pero para Martínez desde hace mucho que este objetivo se desvirtuó.

Muerta o viva

Los flagelos que sufre la política universitaria aúpan la idea de una política muerta. Martínez no lo cree así porque a su juicio siguen habiendo personas interesadas en estos asuntos. “Pero hay que hacerlo bien”.

La desconexión de los estudiantes con la política universitaria ha llevado a que la renovación estudiantil siga pasando por debajo de la mesa.

Tal es el caso de Marlon Díaz, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UC, quien en noviembre de 2024 cumple cinco años en el cargo. Estos comicios no son parte de la opinión pública y el actual concejal se tituló hace poco en medicina y derecho. Lo que dejaría un vacío en el cargo y la incógnita de quién será su sucesor.

Sin embargo, en las regiones hablar de política universitaria pareciera estar ligado exclusivamente a las universidades públicas y aunque esto es en parte cierto la razón la explica Edgar Roa, líder estudiantil de la universidad privada José Antonio Páez (UJAP) quien cambió su nombre por miedo a represalias.

La dictadura rectoral

El simple hecho de que exista el temor a represalias evidencia el totalitarismo que emana de las casas de estudio privadas a todo lo que huela a política, y mucho más si se trata de críticas a las autoridades.

Roa afirma que en la actualidad el liderazgo estudiantil se encuentra en su peor momento porque las expectativas están muy altas, tomando en cuenta la generación de 2007 y que la apatía por todo lo que tenga que ver con política interna y externa es un mal que ha echado raíces.

Está en segundo plano tanto en la agenda de los partidos, como en la región y en la sociedad civil”, dice Roa.

Roa ejemplifica el desinterés estudiantil con un evento ocurrido hace unos meses en la UJAP. Un grupo de estudiantes se organizó para tratar de recolectar 50 firmas para hacer un pedimiento a las autoridades de esa casa de estudios.

“La gente no quería verse involucrada en una carta que iba dirigida a las autoridades, aún cuando esto podía dar mejoras a la vida estudiantil”, refirió

La UJAP no cuenta con un centro de estudiantes y mucho menos con movimientos estudiantiles, dice de forma tajante Roa. A esto le añade que cada vez que se ha intentado concretar un movimiento, las autoridades se movilizan para erradicarla. “Lo que si hay es liderazgos individuales”. especifica.

En la institución se realizan elecciones para escoger al representante estudiantil ante el Consejo Universitario una vez al año. El actual representante lo hizo con al menos 700 votos y es miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela; el anterior consejero pertenecía a la misma tolda.

Es una figura que nunca critica a las autoridades, pareciera estar de su lado porque su voto siempre es a favor y no aboga por nuestras necesidades. No se puede olvidar que los dos consejeros estudiantiles tienen poder de veto, pero jamás lo usan”, dice Roa.

La política les resta poder

Que la UJAP haya sido concebida de forma comercial, afirma Roa, incide en la manera en como se desarrolla la política universitaria dentro de la institución.

Pero para los consultados en universidades privadas, los representantes no tienen capacidad para generar cambio

“Al final todo depende de lo que quieren los rectores”, condena Roa.

El rechazo de las autoridades hacia estas políticas quedó evidenciado hace dos años, cuando, comentó Roa, este propuso crear un Observatorio de Derechos Humanos.

“De una me dijeron que no, porque era un tema muy delicado y subestimó la capacidad de los estudiantes y del profesorado. Eso se engavetó”.

El reglamento de convivencia universitaria prohíbe el uso del nombre de la UJAP en cualquier ámbito no autorizado y menos, ante la opinión pública.

Elecciones y discordia

En la Universidad Arturo Michelena el panorama no es muy distinto. Oscar Silva, estudiante de la UAM, reconoce que hay más estructura, pero eso no hace a un lado el corazón político de la máxima autoridad. A quien Silva señala de pertenecer a la izquierda.

“Suspendieron clases el día del referéndum por el Esequibo pero no para las primarias de la oposición”, dijo..

Hace dos años se realizaron elecciones de representante estudiantil. El resultado fue que Aldrenis Doubain ganó el puesto ante el Consejo Unviersitario. Silva revela que nunca fue proclamada y que no se ha sabido más nada de esta figura.

Antes de 2022, la UAM llevaba al menos siete años sin realizar comicios estudiantiles, promoviendo así el desinterés y la desarticulación de la política universitaria y los derechos estudiantiles.

Silva entiende estos hechos como un sinónimo del temor de las autoridades a un contrapeso en el poder y una disidencia en los lineamientos profesorales.

Su preocupación, como en la de varias casas de estudio, es que el número de interesados en ingresar a la política universitaria es poco. Además, los que aún se mantienen en cargos de liderazgo están próximos a graduarse.


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