La película venezolana es el primer estreno de cine nacional de 2022. Es una historia de diferencias familiares y prejuicios en torno a lo inesperado

Caracas. Qué buena broma Bromelia es el primer estreno de cine venezolano en 2022. Es el segundo largometraje de la directora y guionista Efterpi Charalambidis, de quien en 2009 se pudo ver en salas Libertador Morales, el justiciero.

La película es una historia de conflictos familiares, que se concentra en unas dinámicas bastante intensas cuando la aparente armonía se resquebraja con un hecho inesperado, una tragedia para las esperanzas de quienes conviven.

Bromelia (Irabé Seguías) vive y trabaja con su madre y dos hermanas. La matriarca lleva las riendas tanto de una tienda de vestidos como del hogar. La protagonista es la única soltera de las hermanas, y vive con la presión de quienes aseguran que en sus cuarenta pierde su tiempo sin esposo y sin hijos.

Qué buena broma Bromelia
El largometraje se estrena en momentos de baja afluencia de público a las salas

En sus primeros minutos, Qué buena broma Bromelia sabe cómo presentar una historia de notable concordia entre las hermanas y la madre. En la tienda todo marcha bien, además, el talento y la disciplina de Bromelia hacen que los vestidos sean de alta calidad.

Llega entonces Pedro (Rolando Padilla), un vendedor de telas que se convierte en el principal proveedor del local, pero también en el encantador pretendiente de Bromelia. Es la esperanza de la familia para que ocurra lo que tanto quieren.

Efterpi Charalambidis busca en Qué buena broma Bromelia presentar una película que toque conflictos distintos a los que el público en general suele esperar del cine venezolano.

En esta ocasión, la realizadora no solo se adentra en el hallazgo de la redención, sino también del enfrentamiento a posiciones aparentemente inquebrantables, repletas de prejuicios y miedos.

La relación de Bromelia no resulta como decía la teoría, y la felicidad llega a su fin. En casa tratan de omitir lo que consideran un fracaso para no herir más susceptibilidades, pero es inútil. Viejas heridas vuelven a abrirse cuando se enteran de que Bromelia está embarazada, y que el bebé que se forma en su vientre tiene síndrome de Down.

Se exacerban las diferencias. La madre de la protagonista y sus hermanas quieren que ella acabe con el embarazo. No solo por ser hijo de un hombre que resultó ser una estafa, sino también por la condición anunciada.

Pero ella se niega, decide romper con su familia, no sin antes decir lo que tanto quiso gritar, y formar su hogar lejos de todo pasado y vínculo.

Qué buena broma Bromelia
La directora de Qué buena broma Bromelia es graduada de Comunicación Social en la UCV

Si bien Qué buena broma Bromelia puede lucir inicialmente como un melodrama, la cineasta logra contener los excesos en su historia. Lleva la trama hacia la atención a las dinámicas con altibajos de Bromelia y su entorno, en la que sin contemplaciones muestra la ferocidad que pueden tener las relaciones familiares, especialmente cuando aquellos con posiciones de poder son intransigentes en sus visiones del mundo. Este es uno de los puntos atractivos de este largometraje, filmado en 2018 y que se estrenó esta semana en 25 salas.  En la producción figuran Paradoja Producciones, CNAC y Villa del Cine. 

La actuación de Irabé Seguías cumple cuando su personaje le exige determinación, pero languidece cuando sucumbe a los recuerdos de la vida en pareja, ahora con su hijo Benito (Matthias Mejias). 

Por un lado, se entienden sus intenciones, porque son manifestadas, pero por otro, hay cierta añoranza que menoscaba la templanza que caracteriza al personaje después del desengaño. Entonces surge una de las dispersiones de la historia. 

Qué buena broma Bromelia
El largometraje venezolano es el debut actoral del niño Matthias Mejías

Destacan las actuaciones de María Cristina Lozada, Sandra Yajure, Juliana Cuervos y Rolando Padilla. Otorgan con su trabajo la correspondencia de cada una de las situaciones. 

Qué buena broma Bromelia es una película sencilla y directa, que se sostiene por su conflicto y la resolución, además de las actuaciones, con mayor énfasis en su guion, en su objetivo de poner en la mesa nuevos temas, más que en sus propuestas en dirección. Es un largometraje que tiene con qué atraer al público a las salas, un tema que puede resultar en principio denso, pero presentado con sutileza y ritmo ameno.


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