La película que se encuentra en Netflix narra cómo fueron las negociaciones para evitar que Adolf Hitler invadiera Checoslovaquia

Caracas. La Segunda Guerra Mundial en el cine es inagotable. Cuando falta poco para que se cumplan 100 años del conflicto, el cine todavía encuentra maneras de presentar sus pormenores de manera intrigante y atractiva.

El fin de semana pasado las redes fueron depositarias de elogios hacia la película Munich: The Edge of War, disponible en la plataforma Netflix. 

Los entusiastas del largometraje no han exagerado. Esta obra dirigida por Christian Schwochow es un convincente relato de esos meses de cautela y esfuerzos por evitar mayores conflictos durante los primeros desgarres del nazismo en su avance hacia el oeste.

Munich: The Edge of War
Una amistad de tiempos universitario se trastoca cuando llega el nazismo

El público verá una historia que se centra en tres personajes. Dos amigos de la universidad, que durante sus años en Oxford coincidieron en alegrías, pero una vez Adolf Hitler se acerca al poder, las diferencias irreconciliables determinan sus destinos.

Hugh Legat (George MacKay) es un británico de convicciones inquebrantables con respecto a la estabilidad de su país y de Europa, mientras que Paul von Hartmann (Jannis Niewöhner) es un joven alemán que ve en el nazismo el camino para que Alemania se recupere de los desmanes de la Primera Guerra Mundial. Entonces, la amistad se rompe en Munich: The Edge of War.Pasan los años, y Hitler amenaza con invadir a la entonces Checoslovaquia. Francia y Gran Bretaña intentan disuadir al líder alemán para que no lo haga, y el primer ministro inglés Neville Chamberlain (Jeremy Irons) quiere por todos los medios evitar un nuevo conflicto que llevenuevamente en la tragedia a Europa.

Uno de los puntos altos de Munich: The Edge of War es presentar con especial esmero la perspectiva de Chamberlain, quien ha sido disminuido a una figura pusilánime y cobarde en otras películas, como en Las horas más oscuras, donde el protagonista es Winston Churchill y su encomiable determinación por enfrentar a los nazis, no sin antes exaltar un discurso que advierte que el camino será desgarrador.

Munich: The Edge of War
La actuación de Jeremy Irons es punto elemental en este largometraje

Tampoco es que en este largometraje Neville Chamberlain termine siendo un héroe, aunque sí un estadista. Sus posturas son comprensibles, pero no por ello menos discutibles. La narración de sus reflexiones sin dudas son material valioso para un foro, siempre desde el entendimiento del momento que enfrentaba, y lejos de las conclusiones de quienes años después saben muy bien lo que ocurrió después.

Munich: The Edge of War tiene un guión escrito por Ben Power, quien se basa en la novela Munich de Robert Harris. Cada momento en pantalla corresponde a la tensión que merece la situación que se representa, no hay ninguna escena que se quede corta ante la exigencia de la historia.

La actuación de Jeremy Irons es formidable, completa y cautivadora. Interpreta a un primer ministro convincente y decidido en defender su punto de vista, pese a la contrariedad de su entorno, las dudas de muchos, y las pruebas que llega a tener de lo inevitable. 

Munich: The Edge of War
En Munich: The Edge of War hay amistades que se reencuentran en plena efervescencia del nazismo

No hay ni un solo disparo en escena, pero la artillería se acerca a la mente de quien ve cada paso hacia el terror. El conflicto está muy marcado en el imaginario del espectador, y ese conocimiento del futuro es un factor interesante, pues conscientes de eso, los responsables de la película saben cómo hacer contrapeso al juicio desfavorable hacia Neville Chamberlain en diálogos que son artillería.

Munich: The Edge of War es una grata sorpresa en el catálogo de Netflix, una película que se suma a tantas sobre la Segunda Guerra Mundial, pero que sigilosamente brinda una posición distinta a esos momentos previos a las invasiones y los enfrentamientos que tantos se han visto en la pantalla. Una historia sobre negociaciones, espionaje, patriotismo, hidalguía y la incertidumbre enorme sobre el futuro, pero siempre con la urgencia por afianzar el presente, para prepararse ante lo que surja. 


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