La más reciente película del héroe arácnido supone el paso a otro nivel en la vida del protagonista. Además, la trama es un encuentro de personajes que buscan reivindicar todas las perspectivas sobre la figura principal
Spider-Man: Sin camino a casa es el estreno del año. La afirmación no sugiere que es la mejor película de 2021, pero sin dudas su proyección en la cartelera se ha convertido en un fenómeno social de encuentro y distensión, elementos que se intensifican en tiempos de pandemia y nueva incertidumbre.
Hace pocas semanas se vieron las colas de centenares de personas que fueron hasta las salas de distintos países a comprar sus entradas en preventa. En Venezuela hubo cadenas que el primer día de estreno proyectaron el largometraje en todas sus salas. También hubo funciones desde la mañana, horario nada habitual en la dinámica actual del país.
Desde su tráiler, Spider-Man: Sin camino a casa sugería una serie de elementos que preveían el reconocimiento del legado de todas las sagas que se han hecho sobre el arácnido desde 2002, cuando Tobey Maguire se convirtió en este superhéroe, que además fue uno de los pioneros en la gran pantalla en abrir el sendero a todo esta etapa del universo constante de personajes fantásticos, ese que cada año hace del cine un templo para la devoción, con sus bemoles en milagros, ciertamente. Luego llegó Andrew Garfield, quien empezó a segmentar las preferencias.
En esta película de la trilogía protagonizada por Tom Holland hay un cónclave de referencias, parodias y homenajes a toda la historia del Hombre Araña durante las dos décadas recientes en el cine. Por eso, la experiencia frente a la pantalla es gratificante y casi única.
Sin dudas, después de tantas comparaciones entre los protagonistas, derivas y perspectivas con respecto a cada trilogía, el director Jon Watts hace de esta entrega de su saga un acto más que simbólico de reverencia a su personaje, con la respetuosa complacencia a un público dichoso por ver mundos que confluyen en buena lid.
Con el guion de Chris McKenna y Erik Sommers, Spider-Man: Sin camino a casa se convierte en la mejor película de superhéroes desde que el fin de las victorias y pérdidas de Avengers, otra saga que sin contemplación supo cómo afianzar el misticismo de sus héroes, hayan quedado vivos o no. Hay ausencias que todavía pesan, pero que en esta película son el detonante coherente para resolver conflictos.
En este largometraje, Peter Parker se encuentra en un proceso complejo. Apesadumbrado por las consecuencias de las revelaciones de Mysterio (Jake Gyllenhaal), contraproducentes para el quehacer ciudadano del joven, así como de su novia MJ (Zendaya) y su mejor amigo Ned Leeds (Jacob Batalon).
Además de otras contrariedades, Peter toma una decisión que genera un caos en su atormentada vida, en la que todavía pesa la ausencia de Tony Stark (Robert Downey Jr.).
Es cuando en Spider-Man: Sin camino a casa surge el conflicto que se prevé en el tráiler, pero también hay otro enfrentamiento más allá del obvio entre villanos. Se trata de uno entre generaciones y maneras de encontrar una solución a tanto entuerto, problema idóneo además en momentos de segmentaciones inmediatas generacionales, tiempos de etiquetado fácil en el que se reparten alegremente, y sin mediación de contextos, palabras como boomer y millennial, con las que se pretende cerrar cualquier discusión.
Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) se convierte primero en un aliado, pero luego también en un obstáculo para la moral que por los momentos guían las acciones de Peter Parker.
El protagonista debe decidir las cartas a jugar. Ahí es donde se concreta la madurez del personaje, siempre visto en esta trilogía como un adolescente con naturales inseguridades.
En Spider-Man: Sin camino a casa debe entonces imponerse a figuras de mayor poder y recorrido, como Doctor Strange, hecho que representa su paso hacia otro nivel. Su graduación ante la crueldad de un mundo.
Por un lado, el maestro sugiere para acabar con el caos una solución tradicional y previsible, especialmente en este universo de Marvel. Sin embargo, el joven héroe presenta una opción mucho más arriesgada, pero que apuesta por un camino de redención.
Por eso, es en este momento donde se puede ver una de las tensiones más interesantes de esta película. Pues, si bien no es la primera vez que se enfrentan los superhéroes de esta camada, esta importante discrepancia representa un punto determinante en el viaje del protagonista hacia los derroteros de la realización.
Su decisión no está exenta de peligros. De hecho, hay profundo dolor en las consecuencias, hechos irreparables, pero así también hay lección de vida, desapego y superación de mezquindades. Peter Parker crece, y demuestra estar listo para un mundo que golpea.
Ahora bien, la discrepancia en cómo debe superarse el caos pareciera tener una solución que se presenta como favorable a la salvación, pero no cierra la puerta a otras consecuencias. Eso se verá en las próximas películas.
Un punto en contra es el grupo de villanos. Algunos justificados, otros de relleno, sin mayor trascendencia en el metraje.
Spider-Man: Sin camino a casa se convierte así en una película que demuestra que el cine de superhéroes no se agota. Más allá de algún bajón, de alguna obra considerada menor, siempre habrá una película que justifique la espera. El público agradece las emociones brindadas por personajes que de manera amena y extravagante plantean y se enfrentan a los conflictos mundanos. Y esos retos van más allá de invasiones y planes macabros, sino que se concentran en cada una de las vicisitudes íntimas de cada individuo. La audiencia comprende cómo cada ser aparentemente indestructible, frente al espejo puede desmoronarse por las adversidades más universales de todo ser humano.
- La casa de Gucci, intrigas familiares con final abrupto
- Encanto, la película de Disney sobre secretos familiares
- El misterio de Soho, el viaje de una joven entre pasado y fantasmas
- Eternals, la película que se diluye en el camino
- Halloween Kills, película tan solo entretenida
- Duna, ciencia ficción contemplativa para la trascendencia
- El último duelo, la épica de una heroína en defensa de la verdad
- Free Guy, una película sobre ir más allá
Participa en la conversación