Recuperan huevos de tortuga marina que llegó a Bahía de Cata

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El pasado 3 de julio, un lugareño de Ocumare de la Costa reportó la llegada de una tortuga marina a las arenas de Cata. Pero en horas de la noche, ambientalistas, ecologistas y miembros de la sociedad científica del parque Henri Pittier daban cuenta de la extraña desaparición de los huevos anidados por esta especie en extinción. Un día después, se confirmó la recuperación de los mismos.

Maracay. Aunque no es la primera vez que una tortuga marina es avistada en las playas de Bahía de Cata, en Ocumare de la Costa, estado Aragua, la que reportó Armando Dávila el pasado lunes 3 de julio, se convirtió rápidamente en un suceso ecológico.

Ese día, el propietario de un restaurant ubicado en las orillas de Cata grabó la salida de una tortuga marina hasta las finas y blancas arenas de este balneario e, inmediatamente, la comunidad científica y ambientalistas de Aragua alertaron sobre la necesidad de cuidar y proteger esta especie durante el desove.

Sin embargo, en horas de la noche del 3 de julio se supo, a través de las redes sociales, que los huevos anidados habían desaparecido. La noticia causó indignación pero, por fortuna, al día siguiente, la sociedad científica amigos del parque nacional Henri Pittier y los lugareños reportaron la aparición de los huevos.

“En menos de 12 horas, lamentablemente, fue saqueado el nido de la tortuga que llegó ayer a Bahía de Cata. Es muy triste que esto suceda. Convocamos a voluntarios y voluntarias para recuperarlos”, escribía en sus redes sociales Rafael Fernández, director de la Sociedad Científica Amigos del parque Henri Pittier.

Hasta ahora no se sabe qué ocurrió, pero para Fernández, lo importante es sumarse a la protección y hacer guardias para custodiar el nido. El martes 4 de julio, ocumareños comprometidos con la conservación ambiental, junto con efectivos de la Guardia Nacional, cercaron y delimitaron el nido.

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Una tortuga marina, de la especie Caretta Caretta, apareció en Bahía de Cata. Foto cortesía de lugareños

El director de la Sociedad Científica explica que no es la primera vez que una tortuga marina es avistada en las playas de Bahía de Cata, solo que en esta oportunidad, la aparición de una tuvo gran difusión noticiosa lo que, seguramente, ayudó a que los huevos aparecieran.

La tortuga marina que llegó a Cata es de la especie Caretta caretta, conocida como tortuga cabezona, y de acuerdo al Libro rojo de la fauna venezolana: “Las mayores concentraciones de hembras anidadoras y las principales áreas de alimentación en el país están en Zulia, península de Paraguaná, golfo de Paria, estado Nueva Esparta y archipiélago Los Roques, aunque hay localidades con pocas a varias decenas de nidadas en Castilletes y desde Paraguaná hasta el estado Sucre, incluyendo los parques nacionales Morrocoy, Henri Pittier, Laguna de Tacarigua, Mochima, Península de Paria y áreas adyacentes, en el estado Nueva Esparta y en el Territorio Insular Miranda”.

En Venezuela, se prohibió indefinidamente su pesca pues es una especie en peligro de extinción. Desde 2009 en aguas nacionales no se permitió más la pesca industrial de arrastre con la que se capturaba esta tortuga.

Aragua nido importante 

En Aragua, anidan cuatro de las cinco especies de tortugas marinas de Venezuela: las tortugas cabezona, verde, carey y cardón; todas protegidas inclusive por convenios internacionales.‬

De acuerdo al Proyecto de Conservación e Investigación de Tortugas Marinas del estado Sucre, en Aragua, municipio Costa de Oro, Cuyaga es la playa más importante para la anidación de las tortugas marinas.

Sin embargo, hay otros balnearios en la región en los que se han detectado hace tiempo varias especies, como la tortuga verde y la carey.

Para 2012, se tenían registros de anidación en La Ciénaga, Juan Andrés, y mayoritariamente en playas de Choroní como Uricao, Playa Grande, Aroa, Valle Seco, Chuao, Puerto Escondido, Cepe y Tuja. Para esa fecha, Cata no había sido reportada como lugar de anidación, sin embargo, las características ecológicas de esta playa coinciden con las que son usadas por las tortugas para el desove”, explica Fernández.

En 2020, se registró una buena temporada de anidación de la tortuga cabezona en Playa Grande y Cuyagua.

Temporada en contra

La temporada de desove comienza aproximadamente en el mes de marzo y puede extenderse hasta octubre. Las tortugas por lo general salen a playas de arena fina y blanca, las más buscadas por los turistas y las que constituyen mayores riesgos para su permanencia.

Las amenazas más conocidas para las tortugas marinas están relacionadas con la pesca incidental y el robo de huevos de los nidos, la pérdida de su hábitat, el cambio climático y la contaminación de las playas.

La presencia de vehículos y carpas en la arena cerca de la orilla en áreas de anidación y durante temporadas, la presencia abundante de turistas en algunas playas de anidación, construcciones legales e ilegales que perjudican a las tortugas marinas dentro de los linderos del parque nacional, son las principales amenazas para esta especie.

Estos reptiles han surcado los mares durante cien millones de años. La actividad humana ha puesto a las tortugas marinas al límite de la extinción al cazarlas por su carne, piel, caparazón o huevos, y ahora también por el cambio climático”, refiere un reporte de National Geographic.

De allí la insistencia del director de la Sociedad Científica Amigos del Henri Pittier, en la sensibilización de la ciudadanía para cuidar y proteger esta especie marina. Por ello hace hincapié en algunas recomendaciones a tomar en cuenta cuando aparece una tortuga marina en las playas de Aragua.

“Se debe demarcar el área y mantener distancia a tres o cuatro metros, no colocarse frente a ella y evitar su tránsito hacia la arena. Las personas deben evitar cercarla para que no se sienta acosada y si es de noche, no iluminarlas con luces blancas o flashes de cámaras”, sostuvo.

Una vez que la tortuga ha anidado, cierra el hueco y regresa al mar. Entre 45 a 70 días después del desove, deberá ocurrir el milagro del nacimiento de los tortugillos y, con ellos, la extensión de esta especie.

Las tortugas marinas han navegado durante más de 100 millones de años y algunas pueden vivir hasta 50 años o más. La mayoría tarda décadas en madurar, entre 20 y 30 años, y permanecen activamente reproductivas durante otros 10 años.

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