Roberto Enríquez apuesta por conciliar el país y conquistar el centro en la política que considera “huérfano”

Roberto Enríquez

El candidato a la presidencia por Copei ODCA, Roberto Enríquez, aseguró que de llegar a la Presidencia planea implementar medidas graduales para la reinstitucionalización del país, la primera sería la creación de una junta monetaria que reemplazaría al Banco Central.

Caracas. Roberto Enríquez es el aspirante de Copei ODCA para las elecciones primarias de la Plataforma Unitaria, unas elecciones que él aspira ganar buscando convencer a las personas que dentro de la política están en el centro y no en los extremos del chavismo y la oposición.

Describió un gobierno suyo como uno de reencuentro y reconciliación nacional, uno que se enfocaría en reinstitucionalizar el país y que aplicaría medidas económicas propuestas por el economista Steve Hanke para recuperar el poder adquisitivo.

Entre las medidas que propone están el reemplazo del Banco Central de Venezuela por una junta monetaria que sacaría a la política de la decisión de emisión de moneda, además, crearía incentivos para que los venezolanos puedan invertir su dinero en el país, algo que, añadió, permitiría tener un salario de hasta 500 dólares mensuales.

En lo social comentó que tendría tres focos: educación, salud y pensiones. Comentó que el Estado debe ocuparse de pocas cosas, pero cosas que sean importantes. Dijo que el Estado cafetero, azucarero y hotelero es “la ruina de la gente”.

A continuación, la entrevista completa del candidato Roberto Enríquez con Crónica.Uno:

¿Cómo evalúa hasta ahora el proceso de la primaria y qué opinión tiene de la gestión de la Comisión Nacional de Primaria (CNP)?

—Yo estoy a la expectativa. Creo que hemos apostado mucho a que la primaria sea el gran instrumento de aglutinamiento, de reunificación de todos los venezolanos que quieren un cambio. Son un 80 % de venezolanos que quieren un cambio y que están conscientes de que Maduro no da más, que quieren una salida a la situación. Esa salida no es otra que derrotarlo en las presidenciales y eso pasa por ir unidos, es una ecuación básica, y estoy orgulloso de que la Plataforma Unitaria y los actores políticos hayan tenido la sindéresis de presentarle al país una ruta para construir esa unidad consultándole a la gente y no encapsulada en una casa de partido.

Confieso también que tengo mucha confianza en los miembros de la CNP, creo que es gente honorable y que van a honrar su compromiso con el país, y nos queda a los actores políticos, particularmente a los candidatos, darle contenido, darle profundidad.

¿Cuál es la postura de Roberto Enríquez con respecto al apoyo que el CNE pueda brindar al proceso de la primaria?

—Hay que tener cuidado con la miopía. El árbitro es la CNP. Será la CNP la que decidirá si se apoya técnicamente en el CNE, eso es un derecho de los venezolanos. Hay unas líneas rojas que son garantizar el secreto de la identidad de los electores, eso lo sabemos todos. Pero ya lo que nos queda es esperar que la CNP anuncie en los próximos días su decisión. Yo confieso que siempre y cuando se garantice el secreto de la identidad del elector, que es sagrado y tenemos el deber de proteger, lo que nos queda es salir a convencer a la gente.

Roberto Enríquez
Foto: Tairy Gamboa

Hace mucho tiempo que Copei no tiene un candidato propio para las presidenciales. En ese período el partido se ha dividido en varias ocasiones. ¿Hoy en día el partido tiene la maquinaria para medirse a las otras organizaciones dentro de la elección?

—Hoy en Venezuela no hay partidos de las dimensiones que llegaron a tener AD y Copei en la democracia civil, esa es una realidad. Hay otra realidad: nosotros arrancamos esta primaria con 428.000 militantes, no es suficiente, tenemos que llegarles a los independientes.

Nuestra propuesta nace porque llegamos a la convicción de que el centro democrático está huérfano y creemos que la democracia cristiana justamente ha jugado esos roles de aglutinar, de juntar. Lo hicimos en la Europa posfascista, en el cambio de las dictaduras militares del sur de América, lo hicimos ante las dictaduras marxistas de Centroamérica. Siempre el cambio unificador lo encarnó la democracia cristiana.

Parecía un crimen no presentar nuestra propuesta. De arranque sí confieso que somos un partido que a nivel estructural estamos en todo el país y si bien no es suficiente, 428.000 militantes no es menor. Estamos conscientes de que el reto no es hablarnos a nosotros mismos sino hablar y convencer a Venezuela.

¿Y cómo se captura o se convence a ese centro, ese sector que está huérfano?

—Hablando de lo que somos. Reivindicando palabras que son valores que fueron destruidos por el chavismo. En Venezuela ha habido un lamentable efecto espejo en la oposición cuando se degrada y se devalúa palabras como diálogo, reconciliación y convivencia. Nosotros creemos en eso, eso no tiene absolutamente nada que ver con complicidad y con impunidad, porque quien tenga cuentas con la ley las tiene que pagar, para eso hay que reinstitucionalizar los poderes públicos. Ahora, la gran respuesta al quiebre espiritual y económico del país, es el reto de unir y por eso presentamos una alternativa política, cultural y moral, estamos presentando la propuesta de un gobierno de gradualidad ¿Qué significa esto?, que los cambios serán por etapas. El inmediatismo es una farsa, ese es el arte de los demagogos.

Actualmente, la tarjeta de Copei la controla otro sector político, uno que está postulando a Juan Carlos Alvarado ¿A Roberto Enríquez le preocupa la posibilidad de que Alvarado participe en la primaria?

—No. Me encantaría que participara.

Foto: Tairy Gamboa

¿Cuáles consideraría que son sus fortalezas y debilidades en la campaña?

—Honestamente, una debilidad y fortaleza a la vez es el nivel de conocimiento, es una debilidad porque hay que trabajar mucho para dar a conocer el mensaje y la lucha que he dado a lo largo de mi vida; pero es una fortaleza también porque cuando me tocó estar asilado y confinado en una embajada, yo entré por la persecución política en un momento en el que la causa democrática acumuló el mayor capital político que ha tenido en la era del socialismo, y salí de la embajada cuando ese capital político se perdió.

Eso de alguna manera me da cierta autoridad para proponer un cambio, sin descalificar, nunca escucharán de mí una descalificación a los compañeros que estuvieron encabezando la lucha, pero creo que las primarias son una posibilidad de renovar y creo que tengo las características para ser escogido.

¿Qué propone Roberto Enríquez en el ámbito económico para el país?

—Ese es el primer tema de la agenda. La primera tarea va a ser acabar con la inflación y recuperar el poder adquisitivo, pero explicándole a la gente cómo. Es muy fácil ofrecer pero hay que explicar.

Cuando era niño a mi abuelo había que hacerle una operación de corazón abierto, era una novedad, ese procedimiento en el mundo no se hacía casi y los mayores de la familia empezaron a investigar quién hacía esa operación de forma exitosa y encontraron un doctor en Houston, se hizo el esfuerzo, operaron a mi abuelo y le dieron un montón de años. Con Venezuela hice lo mismo, investigué quién era el economista que más éxito había tenido en recuperar economías postradas como la venezolana. Respeto que haya grandes economistas en el país, pero Venezuela tiene una crisis tremenda de liderazgo económico.

Nosotros encontramos a un señor que se llama Steve Hanke, que es un economista y el padre de la Junta Monetaria, y es el que salvó economías en Asia, Europa, toda la Europa Balcánica después de la guerra de Yugoslavia él las salvó, y pudimos contactarlo y a través de él hemos logrado que nos presente un plan.

Nuestro plan es el plan Hanke ¿De qué trata?: Cerrar el Banco Central de Venezuela, que es una máquina de corrupción e inflación; acabar con la discrecionalidad política en la emisión de moneda; sanear la moneda; la creación de la Junta Monetaria; establecer una política de privilegios para los venezolanos y condiciones de ventajas de inversión para que se invierta el dinero.

Una vez que se logre que los venezolanos invierten su plata aquí, hay una regla de tres que implica que eso forzará el aumento del salario y sí se podrá tener un ingreso de por lo menos 500 dólares para los trabajadores.

Foto: Tairy Gamboa

¿Y qué propone en lo social?

—Fui muy amigo de don Patricio Aylwin, el primer presidente de la democracia en Chile. Lo admiré mucho a pesar de la distancia generacional. Fue un hombre de una humildad apabullante. Cuando iba a Chile me recibía en su casa y teníamos jornadas de conversación que me enseñaron mucho y cuando le preguntaba ‘¿Cuál fue la fórmula de su éxito para lograr salir de una dictadura y enrumbar a Chile a la era democrática y que esa democracia no colapsara?’ él me decía que eran tres cosas, las mismas tres en las que nos ocuparemos nosotros si el país decide que ganemos: niños, ancianos y enfermos. Me dijo: “El gasto público mételo ahí”. ¿Qué significa eso? educación, salud y pensiones. No inventemos más, no nos pongamos químicos. El estado hotelero, cafetalero, azucarero, es la ruina de la gente. Creo que el gobierno mío si logro convencer al país, se ocuparía de pocas cosas, pero de importantes cosas.

Usted fue uno de los perseguidos políticos del país ¿Cómo abordaría el tema de la justicia en Venezuela?

—Sí, es verdad que la he pasado mal, pero confieso que no tengo síndrome de la víctima, no me gusta victimizarse, además de que, a diferencia de quienes estuvieron en una cárcel, yo fui tratado con mucha consideración y respeto. No fue fácil, no la pasé bien, pero siempre fui bien tratado. Asumo el futuro como la necesidad de reinstitucionalizar los poderes públicos.

Eso va a ser progresivo, no va a ser inmediato, va a llevar su tiempo recuperar el Estado de derecho. Con lo que hay que acabar es con el presidente jefe de Estado, presidente juez, con el presidente policía, con el presidente carcelero. Con Maduro es suficiente. Si yo soy presidente de la República, me voy a ocupar de los grandes consensos y me voy a ocupar de la gente, que los poderes públicos castiguen a quienes violaron los derechos humanos, pero eso no le va a corresponder al presidente. El que diga otra cosa es un demagogo y es peligroso para el país.

¿Qué le diría Roberto Enríquez al pueblo chavista?

—Salir de la violencia política y la violencia institucional de los últimos años para clonarla, es condenar la experiencia hermosa al fracaso ¿No? Creo que duraría poco el gobierno. El próximo presidente, si queremos que sea, tendrá que ser un gran apóstol de la reconciliación nacional para sacar a Venezuela.

Yo estoy psicológica y emocionalmente preparado para hacer todo lo que modesta y humanamente pueda para reconciliar este país socialmente, popularmente. Las élites del país le fallaron a Venezuela, y creo que mi mensaje para el chavismo es que quien no tenga cuentas con la ley, no tiene nada que temer, pero quien tenga cuentas pendientes tendrá que responder ante el Poder Judicial.

Lo redondeo de esta manera: no es verdad que todo chavista es malo y no es verdad que todo opositor es bueno, no es verdad que todo chavista es deshonesto y todo opositor es honesto, esa Venezuela en blanco y negro hay que acabarla porque es tóxica, es radioactiva, no nos permite avanzar.

A nuestra generación le dejaron una Venezuela desbaratada, vamos a dejarles a los chamos una Venezuela hermosa donde tengan la oportunidad de salir adelante, de tener planes como, por ejemplo, una política de crédito inmobiliario, rescatar el plan Ayacucho. Son muchas las cosas que se pueden hacer, pero todo pasa por rescatar valores como el trabajo, la educación y la honestidad.

Roberto Enríquez
Foto: Tairy Gamboa

¿Por qué Roberto Enríquez es la mejor opción en la elección primaria?

—Porque Roberto Enríquez no se cree el mejor. Estoy buscando gente que sepa más que yo. Tengo limitaciones. No solo voy a buscar esa gente en Venezuela sino en el mundo y por eso le he pedido a Steve Hanke —que tiene un promedio exitosísimo salvando economías, acabando con la inflación en más de 70 países— que nos venga a ayudar. Gracias a Dios lo logré y por eso siempre voy a buscar gente que sepa más que yo.

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