Laura Delgado, madre de dos adolescentes que perdieron a su padre víctima de la violencia, contó que tiene que guapear con el mantenimiento de ambas.

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. Las dos estaban sentadas en un mueble de casa de su abuela, escuchando el relato de su mamá, sin intervenir. Llevaban puestos unos vestidos que les cosió para que se estrenaran en Navidad y guardaban silencio muy tranquilas mientras ella hablaba, hasta que comenzó a recordar detalles del asesinato de su papá.

Laura Delgado no detuvo el cuento. Sin pena, las jovencitas, de 16 y 14 años, dejaron caer muchas lágrimas cuando la señora recordó el día en que la llamaron para decirles que a su exesposo lo habían matado. “Me volví como loca, no sabía ni qué decirle a mis hijas”.

En un abrir y cerrar de ojos la vida de las tres cambió. Laura no le ocultó detalles de nada de lo que sucedió, aunque para ese momento tenían 11 y 13 años. “Siempre estuvieron al tanto de lo que pasaba, cuando el asesino se escapó del calabozo ellas no querían venir a visitar a su abuela por miedo, sabían que estaba en esta zona”.

Jorge Enrique Jauregui, de 35 años, fue asesinado hace tres años, junto con su hermana Kerlyn Victoria Jauregui, de 22. Aunque no vivía con sus dos hijas, las veía muy seguido y estaba pendiente del mantenimiento, y sus estudios.

La señora Laura quedó prácticamente a cargo de todo. En el colegio de las niñas las apoyaron otorgándole una beca a una de ellas y la psicopedagoga habló con ambas en varias oportunidades. Sin embargo, al año siguiente las cambió a un liceo público porque se le hacía difícil pagar.

“Tengo el apoyo de la familia, pero la vida es muy costosa ahorita. Yo trabajo como costurera, tuve una caída y fueron varios meses de reposo. La abuela de ambas me ayuda, pero a veces saco de donde no tengo por ellas”.

Cuando la mayor cumplió 15 años sufrió muchísimo por la ausencia de su padre y la ilusión de bailar el vals con él. “Su papá le quería comprar un bello vestido, hacerle una fiesta y mi hija lloró bastante en su fiesta”.

El dolor de la adolescente era tal que no quería hacer el tradicional baile ni con su tío. Su mamá insistió tanto para animarla, que terminó cediendo. “Bailé con ella y luego bailó su tío, pero ella lloró mucho”, narraba Laura, mientras su hija mayor secaba el llanto que le producía el recuerdo de aquel momento.

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Laura Delgado trabaja como costurera para mantener a sus hijas. Hace poco sufrió una caída y tiene problemas en uno de sus pies.

Levantar a los muchachos sola

Aunque esta madre tiene apoyo de sus familiares, la situación económica ha sido bastante difícil. Recordó que cada vez que necesitaban dinero para alguna actividad escolar o para algún trabajo, ese mismo día su papá pasaba por la casa para darles la plata.

“Con él nunca les faltó nada, siempre subía a la casa y les daba para la cartulina, el libro, o lo que necesitaran”.

Al llegar la fecha de inscripciones sus tíos y abuelos la ayudan con el uniforme o útiles. Siempre trata de resolver pese a las adversidades. “En diciembre les hice los estrenos yo, porque estaba muy caro comprar ropa”.

Y sus dos hijas adolescentes han entendido la situación y el cambio que dio su vida por la ausencia física de Jorge. No le exigen a su mamá que les dé ropa ni cosas de marca, porque saben en la situación en que están.

“Yo las he criado siempre para que entiendan y después de la muerte de su papá han comprendido mucho más. Se conforman con lo que puedo darles, ellas saben todo el esfuerzo que hago y me entienden”, soltó Laura, con su imagen de madre fuerte, guerrera, echada para adelante.

Se enfoca en que sus hijas tengan mucho amor y siempre habla con ellas claro. Cree que eso ha sido la clave para que las jóvenes estén sobrellevando la muerte de su papá.

“Al principio la mayor estuvo un poco rebelde. Pero yo siempre les hablo, les digo la verdad y trato de educarlas muy bien. Son excelentes estudiantes y comprensivas con la situación”.

A Jorge Jauregui lo mató la expareja de su hermana Kerlyn, en el barrio El obispo de El Guarataro, el 7 de mayo.

El asesino, Alí José Valdepisno, entró a la vivienda de la joven en un ataque de celos y le disparó. En ese instante apareció Jorge y la metió en su carro para llevarla a un hospital, pero el sujeto también le disparó a él.

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Fotos: Cheché Díaz


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