En los sectores afectados los vecinos hacen colectas para comprar y mandar a reparar las averías. Después deben dar colaboraciones a los empleados para que realicen el trabajo en los postes de luz.
San Cristóbal. En el Táchira, los apagones que van desde tres hasta ocho horas diarias no cesan, lo que representa una situación agobiante para los habitantes de esta región fronteriza. Claman por una solución al racionamiento que padecen desde hace años.
La interrupción del servicio no merma, cualquiera que sea el municipio. Esto obliga a los vecinos a vivir en una eterna zozobra, ya que, a través de las redes sociales de Corpoelec, no se informa cuándo y dónde se harán los cortes programados de luz.
Es una tragedia lo que padecemos, que no viene desde ahorita, viene desde hace años. Lo peor es que el gobierno no da una solución, ni tampoco informa cuándo van a quitar la electricidad”, expresó el comerciante Carlos Ramírez.
En entrevista publicada recientemente en Crónica.Uno, el especialista en el tema eléctrico José Aguilar explicó que la “cola del sistema”, conformada por los estados andinos Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas y la parte alta de Apure, es “la parte más lejana del gran polo productor que es Guayana, una zona problemática por las dificultades del transporte de energía”. Se caracteriza por la debilidad de su capacidad para llevar electricidad a casi cuatro millones de personas.
Pero lo que más le preocupa al tachirense es el daño que pueda registrarse en los transformadores, puesto que ahora las averías deben ser subsanadas por los mismos vecinos, ya que la empresa estatal no tiene cómo sustituir las piezas.
Este caso se registró recientemente en la calle 3 de San Cristóbal, donde una explosión del transformador provocó la quema de dos fusibles de la línea de alta tensión.
Ante esto, los habitantes notificaron a Corpoelec para que solventara el problema; sin embargo, los trabajadores sostuvieron que no tenían las piezas y, por ende, debían comprarlas.
Colectas
Uno de los afectados, Javier Flores, dijo que, entre varios vecinos, recolectaron la suma de 120.000 pesos colombianos, equivalente a 30 dólares, y adquirir en una ferretería el insumo necesario. Luego de ello, el personal acudió al lugar para hacer el cambio.
A mí lo que me parece increíble es que siendo Corpoelec una empresa del Estado venezolano no tenga los materiales para arreglar el daño, y tengamos que ser nosotros los que debamos pagar para ello”, dijo.
Para la fortuna de estas personas solo se trató de dos repuestos. En otras barriadas del estado Táchira, las comunidades se han visto obligadas a comprar los transformadores.
Tal es el caso del sector de La Ermita, donde más de 30 familias, pasaron 21 días sin luz, debido a una falla en el transformador.
“Sabemos que son aparatos que tienen muchos años de uso, pero no es obligación de nosotros sustituirlos, sin embargo, no tuvimos más opción que poner más de 140.000 pesos por cada casa para comprarlo”, dijo la habitante de esta zona, Rosmary Quintero.
Pero no fue fácil conseguirlo, ya que no cualquier modelo servía para la zona. Había algunos que no superaban las pruebas de capacidad y sobrepasaban el voltaje adecuado para el poste.
Fue una situación terrible lo que pasamos, aun así, pudimos solventar y esperamos que no se vuelva a dañar porque ese problema representó un alto gasto para todos los vecinos”, señaló.
Aunado a ello tuvieron que darles la suma de más de 400.000 pesos o 100 dólares a los empleados de Corpoelec para hacer la sustitución.
Si bien los vecinos de las comunidades escriben oficios que son entregados a la empresa eléctrica solicitando la ayuda, muchos no obtienen respuestas, por lo que deciden trancar las calles como medida de protesta.
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