En el sector El Carmen, de La Vega, hay vecinos que aseguran que presuntamente han visto a Jofren Guédez, apodado Mayeyas, en la zona, con un cambio de imagen. Aunque hay presencia policial a lo largo de la avenida Guzmán Blanco, los habitantes temen que los cabecillas del grupo delictivo, que paralizó hace dos meses el oeste de Caracas, regresen tan fácilmente como huyeron.
Caracas. “El Mayeya anda por ahí, se pasea en horas de la madrugada, tiene el coco pelado y barba. Siempre anda acompañado con otro hombre. Aquí en el barrio las cosas volvieron a la normalidad, pero tenemos mucho miedo de que esta gente regrese definitivamente”.
En el sector El Carmen, de La Vega, la normalidad que volvió hace dos meses no ha opacado el miedo de que las bandas armadas se apoderen nuevamente de la zona. Para Yolimar* es preocupante la supuesta, y esporádica, presencia de Jofren Javier Guédez Bullones, conocido como Mayeyas, y uno de los cabecillas de las bandas que se aliaron con la megabanda de la Cota 905.
“Hemos visto hombres que nadie conoce. Se pasean por el barrio, no todos los días pero sí de vez en cuando. Tratan de pasar desapercibidos, sin armas”, contó la vecina, quien trata de ser muy cuidadosa de que su familia o sus vecinos no sepan que habla con un periodista, porque en el barrio pueden ser tildados de “sapos” (persona que brinda información a la policía).
Pasaron dos meses desde que la megabanda de la Cota 905 paralizó el oeste de Caracas con una balacera y desde que las fuerzas de seguridad tomaron sectores de El Cementerio, El Valle, la Cota 905 y La Vega. Aunque todo parece que volvió a la normalidad, y todavía hay presencia policial en algunas zonas, los vecinos siguen desconfiados.
En la avenida Guzmán Blanco, conocida como la Cota 905, hay entre 10 y 13 alcabalas de los cuerpos de seguridad, desde el sector El Peaje hasta La Vega. En días siguientes a la incursión policial había tanquetas en varios puntos de la vía y los funcionarios exigían que se bajara el vidrio de los vehículos.
El pasado 7 de julio miembros de la megabanda de la Cota 905, que tiene como cabecillas a Carlos Luis Revete, apodado el Coqui, y sus lugartenientes Garbis Ochoa y Juan Carlos Alfredo Calderón, conocido como el Vampi, comandaron un tiroteo en contra de algunas sedes policiales de Caracas.
El conflicto armado detuvo la actividad en parte del oeste de la ciudad por casi 72 horas y se cerró el paso en distintos puntos de las parroquias La Vega, El Paraíso, Santa Rosalía, San Juan y El Valle. Además, los vecinos temían salir de sus casas por miedo a ser impactados por una bala perdida.
Según información extraoficial, el ataque se generó porque Leonardo Polanco, apodado el Loco Leo, había resultado herido en un operativo. Este hombre, quien fue asesinado el 4 de agosto en un enfrentamiento con funcionarios, era el cabecilla de una banda conocida por su alias y que operaba en El Valle. Además, el grupo delictivo del Loco Leo era aliado de la megabanda de la Cota 905.
La respuesta del gobierno de Nicolás Maduro llegó casi 48 horas después, el 9 de julio, cuando 3110 hombres de distintos cuerpos de seguridad tomaron las zonas afectadas. Carmen Meléndez, ministra de Interior, Justicia y Paz, para ese momento, informó el 10 de julio que la Operación Gran Cacique Indio Guaicaipuro dejó 22 presuntos delincuentes muertos y 28 heridos.
Luego del despliegue, tanto Meléndez como Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), escribieron en sus redes sociales que se mantenía la presencia de los funcionarios en los sectores que fueron azotados por las bandas criminales.
En la Cota 905 temen también a la presencia policial
Los vecinos de la Cota 905 temen a la presencia policial. Beatriz* confesó que, aunque se sienten tranquilos después de las balaceras, les da temor que algún policía cometa algún abuso de autoridad, como ha ocurrido anteriormente.
“La presencia policial es lo que más nos preocupa. No nos sentimos seguros con ellos aquí en el barrio; deberíamos sentirnos protegidos porque ellos nos deberían custodiar y la gente tiene miedo de ellos. Ya no se ve tanto la policía en la parte alta, como antes, pero sí están en las entradas y en la parte baja de la Cota”, dijo.
Después de que el ciclista y medallista olímpico Daniel Dhers visitó la Cota 905, una organización no gubernamental (no se menciona por seguridad) intentó hacer una bailoterpia, pero los policías se negaron porque no tenían permiso.
“En la cancha de Villa Zoila los funcionarios no nos dejaron. La regla que ellos impusieron es que hay que tener permiso, pero cuando estaba esto lleno de bandas nosotros hacíamos actividades. Primero pidieron permiso de la policía comunal y luego de un comisionado de la PNB. Teníamos ocho años haciendo actividades recreativas en Villa Zoila y Cruz Verde sin problemas, y nos están quitando nuestro derecho a la recreación”.
La madrugada del viernes 9 de julio familias se desplazaron desde la Cota 905, El Cementerio y La Vega por temor a que sus hijos jóvenes fuesen detenidos por la policía o asesinados durante la Operación Gran Cacique Indio Guaicaipuro que había empezado la noche anterior según Meléndez.
De acuerdo con el informe anual 2020 del Programa Venezolano de Educación de Acción en Derechos Humanos (Provea) el desplazamiento de la población por los altos índices de violencia fue registrado en zonas como La Vega y Petare.
Consideraron que el desplazamiento es un fenómeno en el que las personas buscan protección también para los miembros de la familia que son menores de edad, ya que la mayoría de las víctimas de presuntas ejecuciones extrajudiciales tienen entre 18 y 30 años.
Gerardo* también siente que las cosas en el barrio están más tranquilas. Sin embargo, contó que en algunas alcabalas que están a lo largo de la avenida Guzmán Blanco, presuntamente, les han quitado pertenencias a los vecinos que van en el transporte público.
“La policía cierra los locales, o hasta perreros, que siguen abiertos a las 10:00-11:00 p. m. No dejan que esté la gente por ahí tomando o reunida escuchando música. Ya no tenemos el mismo miedo de las primeras dos semanas porque no hay allanamientos, aunque se escuche uno que otro caso por ahí”.
Vecinos contaron que no han visto a algún miembro de la megabanda en la zona, aunque los rumores son que presuntamente algunos han estado en la parte alta.
“No sabemos si es verdad que han regresado algunos, pero así como salieron pueden regresar. Esta tranquilidad también nos da miedo, porque pensamos que en algún momento se va a terminar”, agregó un habitante.
A principios de agosto se conoció que presuntamente el Coqui estaba en territorio colombiano. El general de la Policía Metropolitana de Cúcuta, en Colombia, Óscar Moreno, confirmó a través del canal TV Cúcuta la información.
El Ministerio de Interior, Justicia y Paz ha informado a través de notas de prensa que han recuperado canchas deportivas y han hecho actividades recreativas con los vecinos, hay habitantes que aseguran que hay poca participación.
El 19 de julio, el coronel Rubén Santiago, segundo comandante de la Policía Nacional Bolivariana, dijo que los organismos de seguridad permanecerán en la comunidad.
“Muchos pensaron que íbamos a la Cota 905 a desarrollar un dispositivo más, y no es así. Tenemos instrucciones de quedarnos hoy, mañana y siempre en esos espacios, porque se trata de una operación continuada en protección de todas las familias que residen en esa zona”, dijo a través de Radio Miraflores.
Vecinos regresaron a casa
Los vecinos del sector El Carmen, en La Vega, que se habían ido durante el conflicto armado, ya regresaron. También volvieron los vecinos que fueron expulsados por miembros de la banda del Mayeya, porque presuntamente eran “sapos”.
“Se están organizando nuevamente los consejos comunales en los callejones. Cuando había esos tiroteos la caja del Clap demoraba en llegar y todo eso se está regulando. También han vuelto los vecinos, menos una señora que sacaron”, dijo Yolimar.
Una vecina de La India asegura que se siente en paz porque cesaron los tiroteos, aunque de vez en cuando ha escuchado una detonación y esto la pone nerviosa nuevamente.
También a la Cota han vuelto quienes se fueron temporalmente por miedo. Pero Beatriz asegura que hay vecinos que aún tienen crisis de nervios cuando ven a un policía, e incluso los niños demuestran rabia por ellos.
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