La reciente designación de Emikar Calderas y Migdalia Rodríguez como representantes de Conmebol en la Eurocopa es una muestra del desarrollo y la buena valoración internacional de las juezas criollas en el balompié.

Caracas. El arbitraje femenino crece en Venezuela y se desarrolla más aceleradamente que en otros países suramericanos, donde el fútbol goza de mayor popularidad.

La reciente designación de Emikar Calderas y Migdalia Rodríguez junto con la colombiana Mary Blanco como representantes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en la Eurocopa femenina es una muestra de la buena valoración y el crédito del que disponen las juezas criollas en la región.

Y es que cada día es más común la presencia venezolana en importantes torneos como la Copa Libertadores femenina y masculina, además de los eventos de selecciones nacionales como el reciente Suramericano Sub-20 femenino o la Copa América.

Ante el evidente desarrollo del referato de mujeres en suelo nacional conviene revisar sus antecedentes y el porqué de tan evidente auge.

Marisela Contreras, pionera

“Debemos destacar que existía un área de bajo desarrollo en nuestro país y que en los últimos años ha alcanzado un auge impresionante y es el arbitraje femenino”, resaltó recientemente en una columna el exárbitro internacional Lenín Rodríguez al referirse al panorama actual de los silbantes nacionales. La propia Calderas, tras conocer su designación para la Eurocopa, subrayó la importancia de tener dos representantes en tan prestigioso torneo:

Es muy importante para el arbitraje venezolano ya que venimos pisando fuerte a nivel internacional, dejando en alto el nombre de la Federación Venezolana de Fútbol en distintas competiciones, y que esto sirva de motivación para las árbitras que vienen en proceso”, indicó la larense.

Si bien lo de Calderas y Rodríguez es un gran logro, no es el primero ni mucho menos entre las mujeres encargadas de impartir justicia.

Quizás, el mayor premio se lo llevó la merideña Marisela Contreras, quien formó parte del grupo que actuó en el Mundial Femenino de Estados Unidos 1999. Su colega Yoleida Lara trabajó en la final femenina de los Juegos Olímpicos Río 2016, otro evento de primer nivel.

Contreras es considerada la pionera entre las árbitras venezolanas. Fue la primera que dirigió un partido de Primera División masculina, el 21 de diciembre de 1997 cuando fue la principal del choque entre Deportivo Chacao y Mineros de Guayana en el estadio Brígido Iriarte de El Paraíso en Caracas.

La aparición de una mujer árbitra en el fútbol venezolano se explica por el trabajo de la antigua Federación Venezolana de Fútbol (FVF), que, de a poco, intentó dar oportunidades a las aspirantes en las distintas evaluaciones de la mano de jefes arbitrales como Bernardo Corujo y Adrián Gómez.

Con todo, el desarrollo en los tiempos de Contreras fue lento y pasaron 15 años para que una mujer volviera a pitar un partido de la máxima categoría de hombres. La encargada fue Yanina Mujica, quien fue principal en el duelo entre Deportivo Petare y Aragua FC del 9 de diciembre de 2012.

Hay más oportunidades

En los últimos años, las oportunidades aumentaron y, en la actualidad, lo inusual es no ver presencia femenina en un encuentro de la Liga Futve de Primera División, en cualquier posición. Esa confianza abrió un mayor interés entre las silbantes.

En enero, la FVF anunció su lista de jueces internacionales de 32 árbitros y allí aparecen 10 mujeres: Calderas, María Herrán, Yercinia Correa e Isley Delgado como principales; Rodríguez, Laura Cárdenas, Yoleida Lara y Thaity Dugarte como asistentes y Rosa Carvalho y Oriana Zambrano como juezas de fútbol sala.

María Herrán (centro) es una de las internacionales criollas (Prensa FVF)

Una muestra del crecimiento del arbitraje femenino se puede ver en las designaciones del campeonato 2022 de la máxima categoría del balompié. En nueve jornadas disputadas hasta ahora, solo en la primera fecha no aparecieron mujeres y Calderas ya fue principal tres veces. Además, la lista no se limitó a las internacionales. Las asistentes Estefany Escobar, Elibith Higuera y la misma Mujica también figuró en las ternas como asesora arbitral.

Ese rodaje domingo a domingo en el balompié de Primera masculino da una ventaja a las venezolanas con respecto a sus pares de la región.

En Colombia, por ejemplo, según Transfermarkt, ninguna jueza ha actuado de principal en 2022. Y el año pasado, el país vecino vivió como un “gran suceso histórico” que un equipo arbitral completamente femenino dirigiera un partido de Segunda División. Por el contrario, cuando Calderas debutó en 2016 en el Zamora-Estudiantes de Caracas estuvo acompañada de Lara y Rodríguez en las bandas y Eryelitz Escalona como cuarta árbitra.

Un oficio complicado y con dificultades

Al margen del crecimiento de la disciplina entre las venezolanas, el camino de las árbitras no es nada sencillo.

La misma naturaleza del referato es exigente y requiere una gran preparación física. Las aspirantes deben vivir un largo proceso que inicia como jueza regional, luego pasan por evaluaciones para convertirse en referí nacional, en donde un buen desempeño puede valerles una preselección de la FVF para obtener la insignia de árbitra internacional.

Una vez llegada a la categoría FIFA, la capacitación no se detiene y la parte física no se puede descuidar porque la insignia de internacional se renueva anualmente con nuevas pruebas escritas y en el campo. Si la jueza no aprueba perderá la categoría y volverá a actuar solo en cotejos nacionales.

Una situación de ese tipo vivió María Herrán antes de ser una de las internacionales más destacadas del contingente vinotinto. “Cuando iba a conseguir el escudo FIFA como internacional salí embarazada y tuve que recuperarme físicamente para poder optar de nuevo a esa categoría”, recordó días atrás la barinesa en una entrevista televisiva.

Además de estos retos, las árbitras deben enfrentarse a otros obstáculos como el machismo, los bajos salarios, los retrasos en los pagos, los problemas en las instalaciones deportivas y la inseguridad en los escenarios. Todo sea para que el balón siga rodando.

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