Aunque algunos emigrantes han estado involucrados en delitos, especialistas indicaron que esto no se debe generalizar. Hasta diciembre de 2017, Colombia registró la llegada ilegal de 374.000 personas procedentes de Venezuela.

Caracas. Escuchas a la gente que dice que saquen a los venezolanos, que están acostumbrados a que les regalen todo. Que son unos malandros, que tanto que robaron allá, pero que como el país está mal, se vienen a Colombia para acabar con este país también.

Esos son los comentarios frecuentes que escucha Yadira Fernández —nombre ficticio por seguridad— desde que a inicios del año pasado emigrara de Venezuela a Cúcuta, en Colombia. Las frases tienen sus razones: los constantes hurtos y robos tienen pasaporte venezolano, aunque también, según Yadira, hay colombianos implicados.

Los robos y hurtos son el pan de cada día. Roban a cada rato, incluso hay asesinatos, por cualquier cosa, un celular, una cartera, moto, droga. Los ladrones están pendientes de quién se descuida para robarlo, relató la mujer.

Según datos de Migración Colombia, hasta julio de 2017 se registró la llegada de 350.000 venezolanos. Para diciembre, la cifra ascendió a 552.000, al menos 374.000 lo hicieron de manera ilegal.

De acuerdo con la criminalista y psicóloga social, Magaly Huggins Castañeda, la participación de venezolanos en delitos no se debe generalizar, pues no es una conducta común entre los inmigrantes en general. Pero vale la pena preguntarse por qué ocurre esto, porque indica que no solo se van profesionales. El inmigrante está en un proceso de adaptación, por lo tanto, no se puede predecir su conducta. Hay reacciones psicosociales en las que hay mucha ira en el proceso, pero no se descarta que personas con otras intenciones se vayan también, sostuvo la especialista.

Tal es el caso de lo ocurrido en la comunidad de Sevilla, en Cúcuta. De acuerdo con el portal colombiano La Opinión, vecinos del lugar denunciaron a las autoridades que, presuntamente, un grupo de venezolanos realizaba un cobro a los residentes por el uso de canchas deportivas, las cuales eran utilizadas por los emigrantes para dormir.

Aunque el portal reseñó que la Secretaría Ciudadana del país colombiano realizó las investigaciones sobre las denuncias, sin encontrar evidencias, el grupo de venezolanos fue desalojado de las instalaciones el miércoles 24 de enero.

Sin cultura emigratoria

Más de cuatro millones de personas han cruzado la frontera venezolana, según un estudio realizado por Consultores 21. Y para la socióloga, Claudia Vargas, en Venezuelano hay una cultura emigratoria, por lo tanto, hay mucha improvisación en el camino, lo que trae consecuencias, ya que no hay seguridad de que las cosas puedan salir bien. En el camino, quien se va, lleva consigo dos maletas: una con la ropa y otra con las experiencias, conocimientos y la forma de comportamiento.

En el país hay una crisis institucional. Hay leyes, pero no siempre la cumplimos. Esas se saltan como manera de supervivencia y en ocasiones llevamos eso al país que nos acoge. En Venezuela, como en todos los países, hay personas que saben seguir el margen institucional, con un comportamiento de acuerdo con las normativas legales, pero hay otras que no, y lamentablemente, de ese grupo también hay emigrantes que se han involucrado en actividades ilícitas fuera del país.

Alberto Sierra —nombre ficticio— es comunicador social y decidió marcharse a Medellín, Colombia, a mediados del año pasado. Hace dos meses, uno de sus vecinos, otro venezolano, decidió iniciarse en la venta de drogas al no encontrar trabajo, lo que trajo consecuencias al barrio donde ambos viven.

Vinieron otros tipos a buscarlo, porque él les debía una plata. Estuvo desaparecido por una semana. Me dio miedo, porque uno de los hombres casi se metió a mi cuarto por la ventana, preguntando por el chamo. En otra ocasión, la amiga que vive conmigo le abrió la puerta sin saber que buscaban a alguien y casi se la tumban encima. Yo les decía a los vecinos que estábamos inseguros. Uno se vino de Venezuela por la inseguridad y ahora uno paga por las consecuencias de alguien más. Si él se metió a vendedor, no es culpa de nosotros, se lamentó el muchacho.

Hasta diciembre de 2017, Colombia registró la llegada ilegal de 374 mil personas procedentes de Venezuela

Para la criminóloga, hay países que presentan facilidades para ciertos delitos, como la venta de drogas, el cual es un problema que se vive en el mundo, no solo entre la frontera colombo-venezolana.

Otro factor que incide para que un emigrante se involucre en crímenes, puede ser que los nativos de los países receptores vean la fragilidad del que llega, pues en ocasiones, muchos se aventuran a cruzar fronteras sin pasaportes.

Esto trae como consecuencia que algunos se vean sumergidos en explotación laboral, ya que, al no poseer papeles en regla, los nacionales pueden sacar provecho de eso.

Hay personas del país receptor que tienen prácticas delictivas y se aprovechan de la situación ilegal de los emigrantes. En ocasiones, por la improvisación que hay en el viaje y el proceso migratorio, puede llevar a la persona a realizar actividades con las que no está de acuerdo, pero es la única manera que encuentran de sobrevivir o de enviar ayuda a sus familiares, argumentó la socióloga Vargas.

Un grupo de venezolanos fue capturado el 5 de febrero, por presuntamente extorsionar a un comerciante en Colombia

Emigrantes no pasan desapercibidos

El lunes 5 de febrero, cuatro hombres venezolanos fueron detenidos por la Policía Metropolitana de Cúcuta, en Colombia, presuntamente por extorsionar a un comerciante.

Este tipo de situaciones genera reacciones en los pobladores de los países receptores, pues en ocasiones estos no están acostumbrados a lidiar con diásporas y las consecuencias que esto conlleva.

Puede ocurrir la xenofobia y conflictos internos, generar rechazo a quienes llegan nuevos a un país. Los emigrantes no pasan desapercibidos. En todos los países hay delincuentes, pero siempre señalan al que llegó, porque es más fácil, comentó la psicóloga social.

La actual crisis que enfrenta el país, en el tema migratorio, funciona como un mensaje para el resto de países en la región, señaló Vargas, pues refleja de lo que es capaz un venezolano con tal de salir de la nación, ante la situación económica y política.

Por su parte, Huggins Castañeda recomendó a aquellos que ya están afuera, o tienen planes de hacerlo, que respeten las leyes y las normas del país que los reciba.

Pregunte cómo se hacen las cosas en ese país. El mismo emigrante es quien se debe cuidar, respete su condición de emigrante. Va a un país y debe aprender sus normas, patrones culturales. Cuide su conducta, actúe como un ciudadano, agregó.

Foto referecial: Miguel González


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