Voluntarios se han convertido en salvación para damnificados de Río Claro ante inacción del gobierno larense

Río Claro

Las torrenciales lluvias caídas a principios de octubre ocasionaron severos daños a la vialidad y a más de 130 viviendas de la parroquia Juárez del municipio Iribarren. La solidaridad por parte de los voluntarios no se ha detenido, mientras que los afectados indican que el Ejecutivo regional no ha enviado ayuda.

Barquisimeto. Abandonados a su suerte. Así afirman sentirse habitantes de varios sectores de la comunidad Río Claro y aseguran que funcionarios del gobierno regional no han llevado ayuda ni planteado soluciones, luego del deslave ocurrido en las zonas de Palo Negro, Guayamure, Altos de Guayamure y El Cementerio.

Montaña arriba, a 35 minutos de Barquisimeto, una fuerte lluvia comenzó el pasado 8 de octubre sobre esa zona. La saturación del suelo y las quebradas ocasionaron que a las 2:00 a. m. del domingo 9, parte de los cerros que bordean estos sectores se vinieran abajo, mientras dejaban a su paso rocas, troncos y extensas áreas devastadas.

Río Claro
Rocas, troncos y barro ocasionaron que las estrechas quebradas se hicieran más anchas. Foto Yelitza Figueroa

Ese día, según cifras oficiales, 15 familias resultaron damnificadas, 136 viviendas presentaron daños y 54 familias perdieron todos sus enseres: la fuerte corriente se los llevó y el barro los enterró, entre estas, varias del sector Guayamure.

Algunas de esas vertientes eran estrechas y ahora se convirtieron en cauces anchos por los que sigue pasando un riachuelo, contaron los moradores a Crónica.Uno. Esta situación mantiene en zozobra a los habitantes que viven en la orilla del caudal, pues la gran cantidad de agua socavó los terrenos en los que estaban construidas sus casas.

Pasados más de 15 días del deslave, el equipo de Crónica.Uno visitó dos de los sectores perjudicados y conversó con los vecinos. Dijeron que se sienten desprotegidos ya que el gobierno, tanto municipal como estadal, llegaron a la zona con alguna ayuda que repartieron a los jefes de calle, pero estas personas no se la distribuyeron a la totalidad de los afectados.

Adolfo Pereira, gobernador del estado Lara, señaló tras el evento que movilizaron 17 maquinarias para limpiar las vías y hacer el encauzamiento de las quebradas; sin embargo, durante todo el recorrido hasta la zona de Palo Negro, se observó una sola máquina y estaba guardada. Se desconoce si estaba operativa o dañada.

Río Claro
El alud arrasó con las casas y tapió todo. Ni el baño se ve. Foto Yelitza Figueroa

Los habitantes de Palo Negro informaron que un poco más arriba solo se puede llegar con vehículo doble tracción o dos ruedas porque no han arreglado la vía hacia la parte alta.

Nos sentimos abandonados porque el Estado no ha hecho lo que prometió y han limpiado como quien dice por donde pasa la reina”, dijo un vecino de Guayamure mientras esperaban ayudas en plena vía.

Afirmaron que los gobernantes y las ayudas que traen solo llegan hasta la plaza Bolívar de Río Claro, pero en las zonas altas no han visto nada.

En Guayamure, a una familia que perdió su vivienda, la Alcaldía de Barquisimeto les dio un tobo de agua de 120 litros y seis productos alimenticios.

Hermarys Parra, afectada del sector La Escuela, ubicado en el barrio Guayamure, indicó a Crónica.Uno que gracias a Dios no hubo pérdidas humanas, pero que ella perdió su casa por completo: las piedras y el barro arrasaron con todo.

Cuando hubo la vaguada, gracias a Dios, pudimos salir con vida, pero esto fue lo que quedó de la casa (señala el piso). La poceta no se ve, no me quedó nada. La nevera quedó abierta, todas las comidas de mis hijas se fueron, los uniformes”, manifestó.

La casa de la suegra de Hermarys Parra evidencia en las paredes los daños de los golpes de las piedras. Allí viven, a riesgo, seis personas. Foto Yelitza Figueroa

Entre lágrimas y desesperación, dice que los gobernantes locales le informaron que como recibió el tobo con seis kilos de comida, no la pueden ayudar más. Ella acepta que otros también tienen necesidad, pero esas personas no perdieron su casa completa y, además, ella tiene tres niños en edad escolar y vive con un adulto mayor que sufre de hipertensión.

Me dijeron que no podemos estar aquí, pero para dónde vamos; si el mismo gobernador, que le pedí que viniera a visitarme, me dijo que no podía porque ya era tarde y estaba cansado de trabajar”, dijo.

Aseguró que el grueso de la ayuda que ha recibido es de los propios vecinos o de personas que llegan de Barquisimeto a entregar colaboración de manera voluntaria, pero no ha recibido más auxilio del gobierno.

Vecinos se apoyan entre sí para mitigar la desesperanza. Foto Yelitza Figueroa

A raíz de la pérdida de su casa, toda su familia habita en una pieza de aproximadamente 12 metros cuadrados y lo que está pidiendo a la Gobernación de Lara es principalmente la casa.

Denunció que solo trabajaron durante una semana en la canalización de la quebrada y luego se llevaron las máquinas. Refirió que la comunidad se ha movido para que se retomen los trabajos, pero la respuesta ha sido negativa.

Aquí no hay maquinaria, estamos desamparados. Ahí está una alcantarilla que está tapada y le dijimos que la destaparan y dijeron que no podían. Esto era un zanjón, no era una quebrada. Esto nunca echó agua así como ahorita”, aseguró.

Más arriba, en el sector Palo Negro, vecinos afirmaron que los funcionarios gubernamentales, a pesar de no haber llegado al lugar, les informaron que estaban auxiliando a los más afectados; sin embargo, los vecinos se preguntan: “¿Cómo sabe el gobierno quiénes resultaron más afectados si no han visitado la zona?”

La crecida en Palo Negro fue tan fuerte que socavó parte del terreno. Muchas casas quedaron en riesgo. Foto Yelitza Figueroa

Yolibeth Durán, habitante de Palo Negro durante 28 años, aseguró que el cauce crece mucho cuando llueve y 11 casas se encuentran en riesgo. Sin embargo, el susto fue mayor ese 9 de octubre porque el deslizamiento fue mayor de lo normal.

El equipo de Crónica Uno captó a un vecino que se encontraba en lo alto de un poste arreglando él mismo algunos cables. Aseguraron habitantes del sector que Corpoelec es el que menos se ha visto en Río Claro.

El temor se ha apoderado de los afectados con respecto a nuevas vaguadas, pues quienes quedaron en zonas de mayor riesgo y se fueron, tuvieron que devolverse a su propio riesgo para sus casas, porque no tienen a dónde ir.

Esta mañana mi hija tuvo una crisis cuando empezó la lluvia, pero le dije que sea la voluntad de Dios, es mi casa, no tengo para dónde más ir”, lamentó con expresión de miedo en el rostro.

Iglesia se convierte en centro de acopio

El larense se ha volcado a ayudar a los damnificados de Río Claro y, en Barquisimeto, se han organizado para recoger donaciones que entregan directamente a los afectados.

En vista de la gran necesidad existente en la zona, en la que muchos colaboradores han sentido el temor de saqueos de los vehículos que llevan las cargas, han optado por dejar insumos, alimentos, enseres, ropa y demás artículos en la casa parroquial de la iglesia Nuestra Señora del Pilar.

Muchas donaciones que vienen de particulares en Barquisimeto llegan a la casa parroquial de Río Claro. Foto Yelitza Figueroa

El padre Daniel Piñango indicó que desde el primer día la parroquia se convirtió un centro de acopio y que trabajarían directamente con Cáritas Barquisimeto para movilizar las donaciones desde diversas zonas del estado Lara.

Estamos solicitando la ayuda de medicinas pediátricas y alimentación. Tenemos muchos niños con diarrea, vómitos, con asma. Debido a la creciente, el agua que llega no es potable y no hay una planta potabilizadora, por eso tenemos a los pequeños con esta situación”, informó.

Piñango indicó que los adultos padecen los mismos síntomas, pero como iglesia se están abocando a quien lo requiera. El proceso de distribución ha sido por comunidades, y han ido censando personalmente e identificando las necesidades de cada quien.

Un total de 22 adultos y tres niños buscaron abrigo en casas de familiares para dormir, pero durante el día permanecen en un refugio cercano a la entrada del pueblo de Río Claro.


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