Carlos Sosa, hermano de José Rafael Sosa, supone que piratas asaltaron la lancha La Llovizna el 16 de enero de 2023, cuando su familiar y los hermanos Edwin y Eduard Chávez estaban a dos horas del pueblo costero.
Choroní. “Los secuestraron y se los llevaron para otro lado. Tengo la esperanza de que aparezca, hasta que no haya un cuerpo no me doy por vencida”, declara Juliany Vargas, esposa de Eduard Chávez, uno de los pescadores desaparecidos en Choroní desde el 16 de junio de 2023, a bordo de la lancha La Llovizna.
Ya han transcurrido 10 meses desde que familiares y allegados vieron por última vez a José Rafael Sosa y los hermanos Edwin y Eduard Chávez en el muelle, en Puerto Colombia, cuando salieron para una larga faena de pesca a dos horas del pueblo costero.
Aunque oficialmente se suspendió la búsqueda de los pescadores, Vargas pide que no abandonen las investigaciones.
“Que piensen en los niños. Es algo fuerte para nosotros. Necesitamos que nos ayuden a encontrar una respuesta”, dice Juliany.
Eduard Chávez era quien llevaba el sustento a su hogar. Ahora su esposa vende dulces y postres para mantener a sus dos hijos, uno de año y medio, y otro de tres años de edad.
“No tengo apoyo de la familia. Las autoridades nos ofrecieron unas casas, pero solo nos dieron un adelanto en dinero que me alcanzó para construir una piecita. La tengo a medias porque me faltaron recursos”, expresa Vargas.
Lo ocurrido el año pasado fue algo inédito para habitantes de Choroní, por lo que mantienen la hipótesis de que los pescadores fueron asaltados y secuestrados.
“Es la primera vez que pasa esto. Nos sorprendió a todos porque eran unos ‘verdugos’ pescando. Presumimos que se los llevaron unos piratas. Si se hubiesen volteado se consigue la lancha y los cuerpos. Hallamos como 40 tanques y ninguno era de nosotros”, comenta Carlos Sosa, hermano de José.
El pueblo costero aún no sana las pérdidas de Edwin, Eduard y José. En Puerto Colombia, los pescadores, quienes ya no están en el mar por largas horas, estamparon un recordatorio en el muelle para que nadie se olvide de uno de los hechos que más ha afectado al litoral aragüeño.
“Se sigue pescando igual, pero la gente se asusta cuando ven que un pescador tarda en regresar al muelle. Empiezan a llamar por los grupos para avisar que alguien no ha llegado”, asegura el hermano de José Rafael Sosa, también dueño de La Llovizna.
Aunque oficialmente la búsqueda de los pescadores se suspendió hace meses, Carlos reconoce que todavía cuenta con el apoyo de Rafael Morales, alcalde del municipio Girardot, quien le ofreció una lancha y un motor para volver a la actividad pesquera.
Tras la desaparición de José Rafael Sosa, Carlos se hizo cargo de su sobrino de 10 años de edad. El alcalde le ayudó en conseguir la custodia temporal hasta que su hermano aparezca.
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