Así era la vida en la cárcel de Vista Hermosa de Ciudad Bolívar antes de su intervención

Así era la vida en la cárcel de Vista Hermosa antes de su intervención

Testimonios de familiares de reclusos de la cárcel de Vista Hermosa ponen en contexto cómo era la vida dentro del penal.

Ciudad Bolívar. La intervención del Internado Judicial de Ciudad Bolívar, mejor conocido como la cárcel de Vista Hermosa, no tomó por sorpresa a la población reclusa. Desde la toma de Tocuyito se hablaba de que no tardarían en ir a este centro penal. Y desde el viernes pasado hubo información de que entre el lunes y martes se daría el operativo denominado Gran Cacique Guaicaipuro.

Desde el domingo en la tarde comenzaron a llegar familiares a las adyacencias de la cárcel de Vista Hermosa. Ya la mayoría de los accesos estaban cerrados por piquetes militares y policiales. A las 6:00 a. m. del lunes 6 de noviembre se oficializó la toma. Comenzaron a sacar a las visitas, las revisaron y tomaron sus cédulas, que debían buscar al día siguiente en la sede de la Quinta División.

“Yo estaba tranquila porque los mismos presos estaban dispuestos a colaborar. Los guardias tampoco nos maltrataron. Llegaron diciendo que se salgan las visitas y eso, nos revisaron, pero nunca hubo empujones o un maltrato. Nos dijeron que después pasarían una lista de las personas que iban para cada centro, a quiénes se les iba a revisar la pena y eso”, relató una de las mujeres que estaba dentro del penal cuando comenzó la intervención.

Tanta no fue la sorpresa, que al momento de la intervención, muchas de las cosas que había dentro de la cárcel de Vista Hermosa las destruyeron los mismos reclusos. 

Quemaron todo. Los celulares los quemaron. Destruyeron todo eso para que esos militares no se quedaran con nada. Hasta los cochinos se lo comieron. No sé qué hicieron con los gallos de pelea porque no los pudieron sacar”, comentó la esposa de un recluso.

Así lo veían ellas

Era común que las parejas de los privados de libertad no solamente asistieran los miércoles, día asignado para las visitas, sino que podían pasar varios días dentro del penal; incluso vivir por siete años junto a su esposo, como hizo una de ellas.

“No tenía para dónde irme. Me la pasaba durmiendo en una plaza, botada por allí, y me metí a vivir con mi marido”, relató. Ahora no sabe ni el nuevo sitio de reclusión.

Para las mujeres era normal hacer vida dentro de la cárcel de Vista Hermosa junto a sus parejas y demás población reclusa.

“Una vez me operaron y pasé como 15 días allí adentro. Me trataron mejor que mi propia familia. Los presos estaban pendientes de mí, que me acostara porque no podía estar tanto tiempo sentada, que si necesitaba una pastilla para el dolor. Las mujeres me ayudaban a bañarme”, narró otra de ellas. Su esposo tiene una condena de 10 años, de la cual ya cumplió ocho años y nueve meses.

No solamente las parejas estaban a las afueras de la cárcel de Vista Hermosa. También madres, abuelas, hermanas que esperaban por información de a dónde serían trasladados.

Los buses iban y venían, pero no había certeza del lugar a dónde se dirigían. Unos decían que iban hacia el hangar de la Gobernación, otros que los llevarían hasta la sede de la Quinta División de Infantería de Selva o Fuerte Cayaurima, en la avenida principal de Marhuanta.

Cuando salían del penal en los buses, algunos lograban asomarse a las ventanillas y gritar o hacer alguna señal que indicara el penal a dónde los llevaban. 

Fue así como algunas lograron saber que, probablemente, los llevaban a las cárceles Rodeo y Yare, así como a Barcelona, donde se ubica el penal José Antonio Anzoátegui, también conocida como cárcel de Puente Ayala. De hecho, se pudo constatar que cuatro buses, sin ninguna custodia de vehículos militares, tomaron la carretera vía al estado Anzoátegui.

Pero esos intentos de comunicación con los familiares también traían represalias. Cada vez que se asomaban a la ventana a gritar el lugar al que iban o llamaban a un familiar, los custodios que iban dentro del bus los golpeaban. Un militar, incluso, expresó a la familia que estaba en la avenida Libertador, frente al estadio Ruiz Pineda, donde hacían una parada:

Ustedes van a hacer que maltraten a sus familiares. No hagan que los maltraten”. Esto para impedir que se acercaran a los vehículos o que los reclusos dieran alguna información.

toma de Vista Hermosa
1228 reclusos de Vista Hermosa fueron trasladados a otros centros penales. Foto @MijpVzla
La vida en Vista Hermosa

La cárcel de Vista Hermosa no escapaba al submundo de otros recintos penitenciarios en Venezuela. Con lujos y beneficios a los que solo tenían acceso los líderes del penal y su gente. 

El penal tenía piscina, discoteca, un estadio de béisbol, conejos, cochinos, patos, un centro odontológico y una iglesia.

Todo estaba bajo el mando de Wilkins Rafael Romero Maluenga, conocido solo como Wilkins; Giovanny Navas, apodado Pan; y Edicson González, apodado Chichi

Los dos últimos fueron apresados cuando el 17 de junio de 2010 asesinaron a María Gabriela Casado, una profesora de la Universidad de Oriente, de 37 años de edad. Era hermana de Mariela Casado, expresidenta del Circuito Judicial del estado Bolívar. La asesinaron por error, porque el objetivo del sicariato era la jueza

La autoría intelectual fue de Wilmer Brizuela, mejor conocido como Wilmito, apresado en 2006 por varios delitos, incluyendo homicidio, y asesinado en el penal de Aragua en 2017. Para entonces ya era conocido como el líder o pran de Vista Hermosa.

“Pan” ya había cumplido su condena, pero prefería estar en la cárcel por sentirse “más seguro” y evitar el cobro de vacunas de funcionarios policiales. Los líderes de Vista Hermosa, o herederos de Wilmito, abandonaron el penal dos meses antes de la intervención de este lunes 6 de noviembre.

Intervención Vista Hermosa
La cárcel de Vista Hermosa se creó en los años cincuenta para una capacidad de 650 privados de libertad. Foto Jhoalys Siverio
La “causa”

Parte de la dinámica consistía en el pago semanal de una “causa”. 20 dólares o más, de acuerdo con el área del recinto donde estaba recluida cada persona. “Semanalmente tenía que hacer un pago móvil de 650 bolívares”, comentó un familiar.

Esa jornada de “cobro” comenzaba desde aproximadamente las 9:00 a. m. y se podía extender hasta horas de la noche. Las visitas que todavía no salían de la cárcel debían quedarse acuarteladas hasta que culminaran.

A veces escuchábamos tiros. Cuando salíamos, ya al rato, veíamos a quién habían herido. También pasaba que si tú tomabas algo que no era tuyo, te daban un tiro en la mano”.

“La piscina, discoteca, todo eso era de los pranes y su gente. A los demás los tenían para limpiar, trabajar y eso”, comentó un familiar que solía pasar días dentro del penal.

Según declaraciones del ministro de Interior, Justicia y Paz, Remigio Ceballos, en la cárcel de Vista Hermosa desmantelaron un centro de extorsión que operaba en todo el país. En total fueron 1228 los privados de libertad, entre penados y procesados, a los que trasladaron a otros centros penitenciarios.

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