Atletas también luchan fuera de las canchas y los gimnasios

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La imagen de Rubén Limardo en su faceta como repartidor hizo recordar otros casos de deportistas que buscan otros oficios para ganarse la vida ante la crisis económica del país y la irrupción de la pandemia.

Caracas. No todos los atletas pueden dedicarse exclusivamente al deporte. Y mucho menos en un 2020 de campeonatos abreviados, eventos suspendidos y competencias sin público ni ingresos para los organizadores y los protagonistas en estadios, arenas y gimnasios

La muestra más fehaciente la dejó esta semana el campeón olímpico criollo Rubén Limardo, quien reveló a través de sus redes sociales que trabaja como repartidor en Polonia.

“Si estás en Polonia y pides Uber Eats es posible que tu comida la entregue un campeón olímpico que decidió no rendirse jamás”, expresó el esgrimista.

“Por primera vez a mis 35 años estoy dedicado también a algo que no es solamente el deporte y eso me llena de satisfacción. Para quienes creen que algunos tenemos privilegios por los resultados, déjenme decirles que no es así”, agregó el guayanés, recientemente exaltado al Salón de la Fama de los espadachines.

Limardo, sumamente crítico con la dirigencia deportiva venezolana, ya había revelado meses atrás que otros integrantes de la selección de esgrima tuvieron que buscar el sustento en otros oficios. Su hermano Francisco, quien es medallista panamericano, trabaja como DJ, y otros integrantes del combinado laboran como mesoneros en restaurantes polacos.

El caso del monarca de Londres 2012 no es el único, pero por su jerarquía sirve para dejar al descubierto una realidad que lamentablemente cada vez parece normalizarse más, en medio de la crisis económica que azota al país y la imposibilidad del sistema deportivo de costear preparaciones locales y en el exterior, además de participaciones en competencias internacionales.

El entrenador de la selección venezolana de voleibol masculino que clasificó a los Juegos Olímpicos, Ronald Sarti, criticó a mediados de año “las condiciones paupérrimas” en las que trabaja el combinado, mientras intentaba mantener a su familia realizando trabajos manuales en La Plata, Argentina. Otro caso conocido es el de la voleibolista Luz Medina y su pareja, la jugadora de balonmano Susan Barinas, las dos empleadas como personal de limpieza en una universidad de Islandia.

Si bien cualquier trabajo dignifica, algunos atletas tienen más fortuna que otros y se dedican a actividades relacionadas con la disciplina que practican, como señaló semanas atrás Antonio Díaz al referirse a sus pares de la selección de karate.

“El 80% de la selección de karate está fuera del país y no es que están en campamentos de entrenamiento, sino que han ido a buscar mejores oportunidades. Algunos han tenido oportunidades para trabajar en gimnasios de karate o en otras cosas”, aseguró Díaz en entrevista para Crónica.Uno. 

Los embates de la situación del país, agravada en 2020 por la pandemia, también la padecen equipos y clubes deportivos que intentan cumplir, pero muchas veces no pueden, y dejan a los deportistas a la deriva. Así pasó con Breiner Urbina, futbolista del Chicó de la Segunda División criolla antes de la reanudación del balompié en el país.

Ante los impagos de su club, el joven mediocampista de 24 años tuvo que buscar ingresos mediante los repartos a domicilio y la descarga de gandolas en Puerto Ordaz. Su regreso a las canchas no será en la actual temporada, pues el equipo ajedrezado decidió hacer una pausa y no participar en el torneo de la categoría de plata. Urbina también se dedica al trabajo social en suelo guayanés y, al igual que Limardo, se toma la situación con entereza y humildad.

“Además de ser futbolistas que solo esperamos el día que todo esto acabe y podamos sumar en la cancha, este tiempo nos ha servido para conocer la otra cara de la moneda con respecto a la situación y ver otras facetas que hemos conocido. Cada semana vemos el lado humano de las personas”, posteó recientemente Urbina, sin duda uno de muchos atletas venezolanos que lucha dentro y fuera de la cancha.

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