Norberto Bausson, especialista en servicios públicos, afirmó que las irregularidades en el servicio de agua marca una gran desigualdad dentro de la población porque las partes más alta de la ciudad son las que requieren más esfuerzos técnicos y al no existir se ven más afectadas.
Caracas. Todos los lunes y martes, Prissila se acuesta alrededor de las 6:00 a. m. porque debe recolectar la mayor cantidad de agua potable en pipotes, para poder bañarse y cocinar los cuatro días restantes de la semana. Vive en el piso 15 de un apartamento situado en el sector El Carmen, parroquia La Vega.
Su rutina de trabajo se ve afectada porque los únicos dos días que hay agua en su casa debe lavar y limpiar, durante las horas en las que debería dormir.
Mientras que Carlis Aponte, madre de dos niños y trabajadora del almacén en el Hospital Clínico Universitario, pasa toda la noche del día domingo lavando y limpiando su vivienda porque el agua solo le llega ese día.
“Los domingos no duermo por agarrar agua”, dice Carlis. Vive en el sector Semillero, en San José de Cotiza, donde el agua llega una sola vez a la semana, los domingos a partir de las 8:00 p. m.
“Los lunes son muy agotadores para mí. Me afecta mucho esta situación”.
Todos los lunes llega trasnochada y cansada a su trabajo. Su jefe, en algunas ocasiones, le ha llamado la atención por su semblante. Hasta se ausenta de sus jornadas por las irregularidades en el suministro de agua desde hace ocho años.
Norberto Bausson, especialista en servicios públicos y exdirectivo de Hidrocapital (1991-1999), afirmó que el suministro de agua en Venezuela es deficiente, ya que 80 de cada 100 personas lo considera malo. Hasta 1999 el servicio de agua era catalogado excelente por la comunidad internacional y nacional.
“Las irregularidades en el servicio afectan la salud y la vida de las personas porque deben madrugar o caminar grandes trayectos para tener agua. Además, las mujeres suelen faltar al trabajo o clases porque amanecen recolectando agua”, dijo el ingeniero.
Este 22 de marzo es el Día Mundial del Agua, declarado por la Organización de Naciones Unidas, en 1992, para promover un cambio en las políticas públicas de los Estados miembros y resolver la crisis del agua potable y el saneamiento.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) el acceso suficiente y continuo al agua potable es un derecho humano esencial. Pero, a pesar de ser fundamental, es un problema que en el caso de Venezuela se ha profundizado con los años.
Niveles de desigualdad
Bausson, afirmó que las irregularidades en el servicio de agua marca una gran desigualdad dentro de la población. “Las partes más altas de la ciudad son las que requieren más esfuerzos técnicos, son las más golpeadas. Además, las mujeres y los niños faltan a clase o al trabajo por ser las encargadas del traslado y almacenamiento del agua, lo que marca aún más la desigualdad”.
Reconoció que distribuir agua equitativamente no es cosa fácil, a pesar de que la función principal del Estado es proporcionar el servicio lo más parcialmente en la población.
En San José del Ávila, municipio Libertador, se observa esa desigualdad. Solamente una parte de los habitantes recibe agua por tubería varios días y solo la mañana. En casa de Suhey Ochoa, maquilladora y estudiante de Ciencias Políticas en la UCV, llega el día sábado o domingo a partir de las 10:00 p. m.
“Tengo una vida muy limitada debido al agua. Debo lavar un solo día a la semana y en horas nocturnas. Además, solo puedo gastar dos tobos de 12 litros por día para que me pueda durar el agua que almaceno”, dijo Suhey.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), deben garantizarse entre 50 y 100 litros de agua por persona para cubrir las necesidades más básicas. En tiempo de crisis o emergencia, por lo menos 15 litros.
Bausson, explicó que la falta de agua es un problema de primer orden, por eso a nivel mundial se considera que es imposible salir de la pobreza si no se tiene agua potable y energía eléctrica. “Tener agua potable en una vivienda es el primer punto para salir de la pobreza”.
Recursos de infraestructura
Bausson señaló que los problemas se remiten al deterioro institucional, porque el personal especializado y técnico se ha ido. “Queda muy poca gente preparada dentro de las empresas hidrológicas y ese deterioro institucional se ha reflejado en que las empresas no pueden cumplir con el compromiso”.
Explicó que también existe una falta de inversión en el mantenimiento de las infraestructuras. Al no haber recursos para el mantenimiento de las plantas se van deteriorando y la calidad de agua que llega a los hogares no es apta para el consumo.
El ingeniero acotó que para recuperar el servicio en Venezuela se necesita un plan de tres años con una inversión de 1500 millones de dólares. Además, debe estar acompañado de una mejora en la capacidad institucional y asociarse con operadores exitosos de la región.
“Se debe mejorar la formación de los trabajadores y garantizar que el trabajo en estas empresas sea una fuente segura de vida. Esto permitirá mejorar rápidamente la situación del agua en el país, especialmente para las poblaciones más pobres”.
Retroceso en el servicio de agua
Bausson sostuvo que no tener acceso y calidad del agua potable es un reflejo de que Venezuela incumple el Objetivo No. 6 sobre Agua y Saneamiento de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, el mismo fue reafirmado en septiembre de 2020 al ratificar la agenda 2030.
El objetivo de la Agenda elaborada por la ONU es “asegurar agua potable segura y asequible, y mejorar la accesibilidad y seguridad de los servicios para más de 2000 millones de personas en el mundo”. Cuyo propósito es poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y perspectivas de las personas en todo el mundo.
Sin embargo, para el especialista Venezuela está en vía contraria y en retroceso con respecto a ese punto, porque todos los parques de medición se deterioraron y no tiene ninguna reposición por falta de políticas públicas.
“Todas las técnicas de modernización para ahorrar, digamos, en cantidad de servicios y para permitir que la calidad del servicio sea adecuada, pues lamentablemente no lo estamos haciendo”, reafirmó el ingeniero.
Agregó que Venezuela ocupa el puesto 10 en la lista de países con mayores reservas de agua dulce en el mundo. Pero, “es uno de los que menos garantizan el acceso y suministro de agua potable a la población. De hecho, la capacidad de los acueductos en 2024 es la mitad de lo que había en 1998”.
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