Casa hogar Mercedes de Jesús Molina en Barinas cierra sus puertas después de 56 años de labor social

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¿Qué va a pasar con nuestras niñas? es la pregunta que se hacen los padres y representantes de las menores que estaban en calidad de internas en la casa hogar Mercedes de Jesús Molina. Cuadros de pobreza y situación de riesgo deben evaluarse.

Barinas. Las hermanas de la casa hogar Mercedes de Jesús Molina abrieron las puertas a la reportera antes del cierre definitivo de esta institución en la que se daba cobijo a 18 niñas con edades comprendías entre los 6 y los 15 años.

Las pequeñas proceden de distintos lugares de la geografía barinesa: Santa Inés, Veguita, Los Guasimitos o de la propia ciudad de Barinas.

Algunas estaban en situación de pobreza y otras, en riesgo, informaron las hermanas, Mirna Colmenares y Lucina Paredes, de la Congregación Santa Mariana de Jesús.

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Las hermanas Mirna y Lucina realizan una labor social a favor de los más desprotegidos e indefensos.  Foto: Briceida Morales.

Es decir, hay situaciones en la familia o en el ambiente donde ellas viven que pueden perjudicar su sano desarrollo, su equilibrio personal y emocional”, expresó la madre Mirna al ser consultada.

Los padres y representantes de las niñas; los benefactores, fundaciones y personas amigas se han comunicado con las hermanas para tratar de conocer el porqué de esta situación, pero no hay información más allá de la suministrada por las religiosas.

Los casi 60 pasos desde el portón de entrada hasta la puerta de este internado fueron acortados por decisiones sobre las que no se conocen las causas.

Como cada año, siempre está presente el interés de participar con nuevas actividades con motivo de inicio del período escolar. O colaborar en encuentros con los distintos grupos de la iglesia, carismáticos, catecúmenos y cursillistas.

“Nosotros como comunidad religiosa seguimos unas directrices. No sabemos si se van a dar algunas acciones de mejoras o algo más grande en otro lugar. Y esto se reserva pues nuestra hermana Provincial es la que debe de responder”, comentó la religiosa.

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La hermana Mirna Colmenares fue hasta hace poco, madre superiora de la casa hogar. Foto: Briceida Morales.

No se sabe con certeza las razones para el cierre y lo económico pudiera ser una de las causas, aunque la hermana Mirna manifestó que esto siempre está latente, “pero se mantienen confiando en la Divina Providencia”.

Afirmó: “Yo de verdad tengo que testificar que nunca nos ha faltado lo necesario. Las niñas han tenido una buena alimentación”.

Durante los dos años de la pandemia por la COVID-19, las puertas de este refugio se mantuvieron cerradas. “Pero nosotras nos cuestionamos, teníamos que volver a nuestro apostolado y recibir a las niñas”, recordó la hermana Mirna.

Desde 1966 esta casa hogar abrió sus puertas. Este próximo 19 de septiembre estarían de aniversario. Ha sido el hogar de la hermana Mirna, nacida en Barinas, con 31 años dedicado a la vida de religiosa y cuatro en la institución. Y de Lucina, de 42 años de edad, oriunda del estado Táchira y cinco, en este recinto.

Junto con la casa hogar funciona la escuela básica Mercedes de Jesús Molina, la cual continuará normalmente con sus actividades para este próximo año escolar.

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Las 18 niñas internas además de recibir instrucción educativas recibían clases de música, practicaban deportes y hacían manualidades.  Foto: Briceida Morales.

¿Qué va a pasar con nuestras niñas?

Aunque con alegría natural en sus rostros, si se sienten preocupados hermanas y padres de las niñas. Los representantes se han preguntado qué va a pasar con las menores que reciben formación y cobijo en esta institución.

Y de verdad, que me toca el corazón esa situación. No importa si no es con nosotros, pero que se pueda continuar este servicio que prestamos. Pidiéndole mucho a Dios, que él haga la obra y que nos ayude a discernir qué es lo mejor”, dijo la madre Mirna.

Durante su estancia en el lugar las niñas aparte de estudiar, recibían clases en la orquesta infantil, núcleo Mercedes Supolina, en el que aprendían a tocar instrumentos como el chelo, contrabajo, violín y viola. Además, practicaban futbol y confeccionaban manualidades que luego podían vender. Estaban procurando iniciar un proyecto de pastelería que no se va consolidar.

Gran parte de las ayudas de los benefactores consistían en alimentos, artículos de uso personal, de higiene y aseo, así como apoyo monetario. También se ayudaban con algunos bazares pro fondo de la institución.


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