César Heredia anda en una silla de ruedas y el agua le destruyó su taller donde las repara

César Heredia es un hombre en silla de ruedas que habita en Trapichito, una comunidad al sur de Valencia, que desde hace más de cinco años sufre de inundaciones debido al desbordamiento de un río. En esta oportunidad, el agua acabó con parte de su taller para sillas de rueda y no tiene como reponer los daños.

Valencia – En 2012, César Heredia iba en su moto no muy lejos de su casa cuando unos delincuentes para robarlo le dieron dos balazos que lo dejaron en una silla de ruedas.

En 10 años la vida le ha cambiado por completo a este hombre que tiene una fundación llamada Ruedas de la Felicidad Venezuela con la que ha apoyado a más de 150 personas en situación similar o igual a la de él. Puede ser con una silla de ruedas completa o quizás con una pieza, pero desde hace 3 años eso ha sido una de las múltiples razones para seguir adelante.

No obstante, aunque la temporada de lluvias de este 2022 no ha empezado, los temores se han materializado. Una vez más, el Caño de La Yuca, una quebrada que atraviesa de punta a punta la comunidad de Trapichito, al sur de Valencia se ha desbordado y eso solo puede traducirse en problemas. 

Para él es mucho peor, porque todo se le dificulta. Vive en compañía de su madre en la manzana C, su casa es pequeñita y aún hay partes sin pintar, en la sala hay varios botellones de agua de 5 litros que le llegaron para repartir en la comunidad. Junto a esa pared pintada de amarillo se ve la mancha del agua, como si la pared estuviese aún húmeda. 

La última vez que llovió, como pudo y con ayuda de su madre se subió a una mesa que de soportar tanto peso ya está doblada. Parece hecha de bisopán y en cualquier momento se puede partir en la mitad, lo que generaría una tragedia y más aún en las condiciones de él. 

Para Heredia es una impotencia grande no poder ayudar a su madre a mover los muebles, a levantar una nevera o poner cualquier otra cosa en altura y evitar que el agua llegue hasta niveles de peligro. 

En uno de los cuartos hay una cama que da a una ventana, sobre ella hay más de 10 libros abiertos. Con el desbordamiento del río el agua hizo de las suyas y ahora, tienen un ventilador echándoles aire mientras la luz que se cuela por la ventana intenta ayudar para secar, pero es difícil, el cielo está nublado y cae una que otra gota de agua.

Heredia
Foto: Armando Díaz.

A diferencia de otras veces, esta lluvia agarró a César Heredia desprevenido. No había nadie en casa, por lo que no hubo quien salvara sus pertenencias. De tal modo, cuando llegó a su casa se encontró en el patio con las consecuencias del paso del agua. Su taller de sillas de ruedas se había vuelto añicos, solo se salvó lo que estaba en altura, es decir, las ruedas para las sillas. 

Una pérdida difícil de recuperar

Heredia calcula que entre herramientas como llaves, soldadores, goma espuma, y otros materiales de valor pudo haber perdido cerca de $1000. Es un golpe duro, puesto que no es una persona con un empleo fijo y ha puesto gran parte de sus energías en la fundación para darle algo de esperanza a personas que como él se desplazan por la vida en silla de ruedas.

Aun cuando ya el cuarto está limpio quedan aún algunos materiales llenos de tierra, de hecho justo en la entrada está una pequeña rueda, en varios de los orificios del objeto hay tierra solidificada, esa quizá es rescatable, pero otros no y aunque César Heredia sonríe, la verdad es que hay mucha preocupación.

Foto: Armando Díaz

La preocupación reside en que en mayo empieza la temporada de lluvias y según algunos expertos podría extenderse hasta noviembre. Plazo suficiente para dar solución a múltiples desbordamientos del Caño de La Yuca. Hasta finales de abril ya habían ocurrido dos, en uno de esos Heredia perdió parte de sus materiales.

César es uno de los líderes más destacados de su comunidad, todos lo conocen, todos lo saludan y también es uno de los primeros en alzar su voz ante los futuros desbordamientos, por lo que advierte que vendrán más tragedias y ya han ocurrido las primeras dos de ellas.

Aunque no es ingeniero ha tenido la oportunidad de conversar con miembros del Colegio de Ingenieros del estado Carabobo para conocer qué opciones pueden ser factibles para el río, la primera de ellas es la ampliación del canal, otra, mucho más ambiciosa es cerrar el cayo y eliminar los puentes, lo cual evitaría los desbordamientos y también el problema de la basura, que es otra de las aristas que a largo plazo terminan ocasionando las obstrucciones.

Foto: Armando Díaz

Más allá de esos problemas, la realidad que indigna aún más a Heredia es la falta de acción. Recientemente estuvo el alcalde de Valencia, Julio Fuenmayor que en compañía de una comisión del Plan Buho analizó la situación y desplegaron más de 100 personas para realizar limpiezas, pero a su juicio no basta. No basta porque la problemática sigue ahí y aunque los últimos seis años han sido intensos, hace 10 ocurrió la que para él fue la peor inundación, puesto que el nivel del agua pasó del metro de altura.

Heredia vive en la manzana C-5 y ahí año a año el agua va mellando en su dignidad, en su esperanza. Considera difícil pensar en tener una casa arreglada, más lujosa porque el agua todo lo destruye y con el agua se van muchos sueños. 

A diferencia de muchas personas, César Heredia no puede disfrutar de la lluvia. A él le gustaría poder acostarse un día y escuchar el repiqueteo de la lluvia sobre el techo de zinc, pero es imposible, no hay disfrute: hay es miedo y más aún si la precipitación se extiende por 20 minutos, ahí los mensajes de WhatsApp se multiplican, todos alerta porque saben que algo malo puede ocurrir.

Foto: Armando Díaz

En las últimas lluvias César estuvo despierto desde la 1:30 a.m. hasta las 5:30 a.m ese fue el tiempo en el que la lluvia se mantuvo. Le parece casi irreal que toda la destrucción del agua se disipe en una hora, porque ese es el tiempo en el que el agua baja y se esfuma, como si nada hubiese ocurrido. 

Por desgracia, Heredia siente que las lluvias y las inundaciones se han convertido en parte de la cotidianidad, porque no es solo el colchón lo que se pierde, sino que hay algo mucho más profundo que a este joven le cuesta describir, porque no ha habido ayuda que solvente el problema. Es como estar alerta y picar adelante para resolver, pero el mismo problema llega y lo destruye todo.

Ahora a César Heredia solo le queda hacer una campaña por redes sociales, para recuperar parte de sus instrumentos, no pide regalías, pero si pide algo de compasión, porque su proyecto es la oportunidad para muchos de andar libremente por la vida y parte de su misión es no dejar que el agua se lleve también eso: el deseo de superación.

Fotografía: Armando Díaz

Lea también: https://cronica.uno/trapichito-lluvia-tragedia/


Participa en la conversación