En Carapita el movimiento vecinal no duerme. Hombres como Chegoyo lo mantienen despierto. Él no mira colores políticos a la ahora de extender una mano de ayuda.

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. José Gregorio Ochoa. Ese es su nombre de pila. Pero todo el mundo, literalmente, lo conoce como Chegoyo. Es el un hombre de hablar y caminar pausado, y de buenas a primera no pareciera que está ligado a la actividad comunal.

Pero en su barrio El Esfuerzo (ubicado en Carapita), en Antímano, en Mamera, en El Valle, en Caricuao, en Los Mecedores, nada como pez en el agua, y todo gracias a que desde estaba en el liceo pateaba la calle, no solo como político, sino como líder vecinal.

A Chegoyo lo buscan para hablar de los problemas del barrio, pero  también para solucionarlos.

“Yo llegué al Esfuerzo en 1966 y no he podido irme. Una vez lo intenté. Me mudé a Ciudad Casarapa, estado Miranda, y a los dos años regresé. No me adapté a la vida en un edificio. No entiendo esa cultura de la urbanización, no hay comunicación entre la gente, ni siquiera van a las reuniones. Cosa que no sucede en el barrio, donde hay más interacción, donde los problemas de uno son del otro, donde hay una verdadera cultura”, relató

En el barrio hay más sentido de pertenencia, dijo, porque las calles las construye la misma gente, al igual que las escaleras. Las personas compran sus viviendas a punta de salarios, las agrandan cuando les dan un bono. Por ejemplo conozco a una señora que dice una pared de su casa la hizo con un bono y otra cuando se ganó un Kino. Es toda una cultura.

Chegoyo fue concejal suplente de Caracas y luego principal cuando Claudio Fermín fue alcalde (1989-93). En su época estudiantil estuvo los Comités de Lucha Popular, agrupación de corte izquierdista radical, pero luego lo botaron del liceo por ‘tira piedras’.

“Por defender los derechos a un buen comedor, por el pasaje estudiantil, por ser un activista de los Derechos Humanos. Había una lista de estudiantes que estaban metidos en esas cosas y fue cruzada en la data de los liceos y por eso me sacaron. Pero seguí con mis ideales hasta que llegué al Movimiento al Socialismo (MAS) y de allí pasé por varias organizaciones gubernamentales relacionadas con los Derechos Humanos”, relató.

Chegoyo Ochoa / Cheché Diaz
No le tiene miedo al barrio

Hoy  es secretario regional de comunicación y propaganda de Un Nuevo Tiempo. Anda metido de pies a cabeza en todo lo relacionado a la actividad comunal. De hecho, participó en los consejos comunales en Carapita. “Pero cuando vi que eran en un núcleo político al que no le daban autonomía al movimiento social decidí no participar más. Quizpa cometí un error porque se pierden los espacios. Pero la gente se dio cuenta de que cuando no comparten los ideales, no se benefician con nada, y allí entra a trabajar uno”.

Contó que le brinda asesorías legales a la gente de la comunidad para hacer un título supletorio, organizar una fundación. “Hasta me piden que les llevé a un periodista para hacer denuncias”, dijo jocosamente.

Recordó que entre 2014 y 2015 se hizo en Carapita un proyecto denominada “Mi casita en ambiente”, que consistía en la reparación de fachadas de forma armónica. Eso se hizo sin distinción de colores y hubo una gran participación, pues se benefició a personas con verdaderas necesidades, y no por su vinculación con un partido político.

Cerca de 80 casas fueron mejoradas con este plan que Chegoyo llevó a cabo con la participación de la misma comunidad.

“Resultó que luego el Gobierno terminó metiendo a Barrio Tricolor como una respuesta a lo que veníamos haciendo. Esa es una satisfacción que a uno le queda. Cuando uno hace política no se puede apartar del barrio”, sentenció.

Además de lo social, este líder comunitario se metió en el tema de las redes sociales, para afianzar aún más la relación con los vecinos. “De mil contactos que tengo en Facebook, 400 son de la comunidad. Además hice enlace con grupos de graffiteros de la parroquia y la idea es involucrarlos en todo lo que son las redes comunicacionales, pero partiendo de lo que ellos hacen: murales, estampado de franelas, propagandas”.

Chegoyo cuando camina por el barrio lo hace sin ningún temor, pues tiene una trayectoria que lo respalda. Denuncia lo malo y procura que cada día haya algo bueno que contar.

De la calle El Esfuerzo hasta la estación del Metro de Carapita se dan más de 300 pasos. Y mientras este personaje camina,  saluda a la gente una como reina de pueblo. Lo paran, le comentan cosas, le sugieren, le piden. “Eso lo hace a uno estar metido de lleno en el movimiento social”, dijo con naturalidad.

Al final y sin egoísmos contó que de su parroquia han salido personas ilustres como el boxeador Vicente Paúl Rondón, campeón mundial de peso medio que no nació pero creció allí; Oscar de León; la ex ministra del Deporte, Alejandra Benítez; el padre Antonio Muerza quien hacía de las misas un Cabildo Abierto y formaba mesas de trabajo con los problemas del barrio, y muchos estudiantes becados por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab).

Fotos: Cheché Díaz


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