De los 207 estudiantes que tiene la escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), ninguno estudia la mención Integral.
Caracas. La matrícula vacía de la mención Educación Integral es la principal preocupación de la escuela, de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), que forma a los maestros del país, porque está en riesgo de cierre.
En los últimos cuatro años ningún estudiante se ha inscrito, por lo cual no hay secciones abiertas en esta área y la mención se ve en riesgo si no reaparece la demanda, como ha ocurrido en otras escuelas.
En la actualidad, 207 estudiantes cursan la carrera de Educación en la Católica, la universidad privada número uno del país, de acuerdo con la clasificación mundial de universidades QS 2022. La UCAB ofrece nueve menciones, entre ellas Educación y la recién abierta mención de Idiomas, en la que se inscribieron 25 personas en su primer semestre.
Según la dirección de la escuela, la mención Educación Preescolar solo tiene estudiantes en quinto y octavo semestre y las menciones Física, Química, Matemáticas y Ciencias Sociales tienen una sección abierta de sexto semestre.
La eterna realidad endémica
Según el profesor Carlos Calatrava, director de la Escuela de Educación de la UCAB, la matrícula se ha reducido a una cuarta parte en la última década. Esto se debe a una “eterna realidad endémica del salario del docente en el sector público”.
“Yo empecé a dar clases en 1995 y ya había el cuento de que no nos pagaban completo o nos pagaban atrasado”, dijo.
El salario base de los docentes en la actualidad es insuficiente para sostener a una familia. Un docente con una maestría gana al mes 359,20 bolívares, que es menos de un cuarto de la canasta alimentaria (1503 bolívares) de marzo. Sobre la base de este sueldo se calculan el resto de las prestaciones sociales que se otorgan de acuerdo al contrato colectivo.
En el sector privado el pago es más competitivo pero hay menos vacantes. En la mayoría de estos colegios, hay un aporte voluntario de los padres, que es una renta mensual en dólares que suma al salario del maestro. Sin embargo, la educación privada en Venezuela solo representa 20 % de las instituciones escolares. Además, “la educación privada no te jubila”, dijo Calatrava.
De acuerdo con estimaciones de los investigadores ucabistas, 90 mil de docentes se han sumado a la diáspora venezolana por las condiciones del ejercicio de la profesión en su país.
La educación más allá de las clases
Para Calatrava, lo que sigue atrayendo a la mayoría de los 200 estudiantes a la carrera de Educación, es la aplicación de la profesión fuera de las aulas.
“Se cree que los educadores solo damos clases, pero cuando revisas hay oportunidades en elaboración de programas y diseño de proyectos, diseño instruccional, aprendizaje, instituciones, medida de desempeño, entre otras”.
En contraste con otras menciones, Ciencias Pedagógicas tiene estudiantes en sus ocho semestres.
Mientras tanto, la calidad del sistema educativo se deteriora, como comprueba otra iniciativa de la UCAB. Un informe del Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (Secel) de estudiantes de bachillerato en 2019, el promedio de notas en materias como matemáticas iba de 12,78, entre alumnos de primer año, a 5,88 entre los de quinto año. En el caso de habilidad verbal, las calificaciones iban de 10,28 puntos, en primer año, a 13,21 sobre 20 entre los alumnos de quinto.
Financiamiento de propósitos
La desmotivación para estudiar una carrera en docencia es una realidad en toda Caracas, según Luis Germán Mena, quién ha sido profesor de la UCAB, la Universidad Metropolitana y la Universidad Central de Venezuela.
“He preguntado a algún niño: usted que quiere ser de todo, yo le quiero preguntar, ¿a usted no le gustaría estudiar Educación? No, profe, porque no paga bien”, comentó.
Sin embargo, opinó que en universidades públicas, como la Universidad Bolivariana, es más factible estudiar para los interesados, ya que la carrera es gratuita.
Desde 2008 a 2018 la UCAB financió becas completas para los estudiantes de Educación. El primer año la iniciativa fue exitosa, según Mena, pero también atraía nuevos ingresos que posteriormente perdían la beca por cambiarse a otras escuelas.
El programa no pudo continuar, ya que muchas de las empresas privadas que aportaban los fondos cesaron sus operaciones en Venezuela, debido al colapso de la economía.
Para Mena, otra forma de asegurar la continuidad de la formación docente, es capacitar a las personas que se dedican a la enseñanza aunque no cuentan con la licenciatura, como son las maestras de tareas dirigidas. De otro modo “no estaremos a la altura de lo que las escuelas del país demandan”.
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