El río Cabriales dejó huellas en el casco histórico de Valencia (I)

Valencia

La fuerza de las aguas del río Cabriales cambió los planes y las vidas de muchos habitantes de sus riberas. El equipo de Crónica.Uno hizo un registro fotográfico de las consecuencias del desbordamiento en el casco histórico al inicio de este mes.

Valencia. Las lluvias en la región carabobeña no han pasado desapercibidas para su capital, especialmente cuando se desborda el río Cabriales. Agosto ha traído fuertes precipitaciones con sus consecuencias.

Richard Ramírez trabaja como encargado de una tienda de uniformes industriales en el centro de Valencia, está con otros trabajadores sacando agua del comercio, ubicada entre calle Páez y Avenida 5 de Julio y limpiando además el fango a punta de hidrojet.

La fuerza del agua proveniente del Cabriales, reventó los vidrios de las vitrinas y puertas llevándose todo a su paso. Las marcas del agua quedaron estampadas en la pared que luce manchas de lodo y grama seca. “Esto llegó a 1,75 metros de altura. Si alguien está aquí lo mata”.

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Empleada de la tienda de uniformes limpiando el negocio. Fotografía: Armando Díaz.

Hubo muchas pérdidas materiales, en vista que todas las máquinas bordadoras y las computadoras que terminaron sumergidas se dañaron. Para la empresa este suceso es grave y aún desconoce cómo lo resolverán.

Sin embargo, no es el único sin saber qué es lo que hará. bajando por la avenida 5 de Julio, al frente de la plaza vive Gabriel Amaya, frente a su vivienda camiones del Cuerpo Bomberos de Carabobo y de Protección Civil limpiaron el lodo y ayudaron a sacar las pertenencias de los damnificados del centro de Valencia.

Su casa queda bastante al fondo de la entrada, de hecho en la parte delantera hay un pequeño taller techado. Empezaron apenas hace seis meses y el agua dañó buena parte de sus equipos. Por fortuna la casa de dos pisos ubicada al fondo del terreno solo se vio afectada en la primera planta.

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Señor Gabriel Amaya al recibir al equipo de Crónica Uno. Fotografía: Armando Díaz.

“Te podrás imaginar, yo creía que las neveras se iban a salvar y el río se las llevó”, dice Amaya.

Cuando el agua se le metió a la casa él estaba dormido. “Mi hermano perdió un bolso con sus papeles. Acababa de llegar de Margarita”.

Pero a sus 60 años debe volver a empezar. No sabe cómo pero no le queda otra. La mayoría de sus pertenencias se salvaron porque estaban en el segundo piso de la casa.

Pertenencias de Amaya dañadas por el agua. Fotografía: Armando Díaz

Otros en cambio, vieron como el fango llegó hasta el segundo piso. Se trata de Pedro Matos con una pala saca todo el lodo que cubre su casa.

La fuerza del agua fue tan, pero tan grande que un mueble que a mí me costaba mover, incluso entre dos, la fuerza del agua lo hizo y lo dejó en las escaleras”, contó.

Pedro Matos saca sus pertenencias enfangadas de su vivienda en el centro de Valencia. Fotografía: Armando Díaz.

Pero cuando todo ocurrió no se encontraba en Valencia.

Me llamaron por teléfono y luego me mandaron una foto de como estaba mi casa. Toda mi ropita sin estrenar se dañó. Estoy damnificado”.

Estas son las casas más afectadas, pero subiendo por la calle Comercio los locales y viviendas de la zona también sufrieron por las inundaciones. Las aceras son prácticamente una tienda al aire libre. Se exhiben mostradores, colchones, enseres y mercancía dañada. en la calle se ven afectados una licorería, una panadería, una tienda de costura, entre otros.

Todos coinciden en una cosa: “Lo perdimos todo”. Uno de los dueños de comercio se sienta en un mueble a ver la gente pasar, otros con más poder adquisitivo tienen el local vacío y varios trabajadores limpiando con mangueras.

Hombre saca mostradores y objetos de su negocio afectados por las inundaciones. Fotografía: Armando Díaz.

Sin embargo, el casco histórico de Valencia y sus casas siguen siendo víctima de los temporales. Hace menos de dos meses la vivienda de los Minguet Letteron cedió por las lluvias hoy lo hace otra mucho más humilde, pero igual de centenaria. La de José Mora, ubicada entre la avenida Farriar y calle Girardot fue una que terminó derrumbada.

A las 9:00 p. m. empezó el río a afectar su vivienda ya  las 11:00 p. m. se desplomó. “Estaba afuera de la casa, pero el agua nos llegaba ya a la cintura y nos refugiamos en la casa de al lado”.

Casa colonial de la familia Mora derrumbada por las inundaciones. Fotografía: Armando Díaz.

Los bomberos declararon ambas viviendas inhabitables, una por derrumbe y la otra por riesgo inminente.

En la visita del gobernador este les dijo que les buscarían un lugar para damnificados, pero a ellos les cuesta la idea. En vista que lleva 50 años viviendo ahí. Además que ahí tenía su negocio, una imprenta que ahora sus antiguas máquinas yacen bajo los restos de caña amarga.


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