En esta entidad federal, con 170 kilómetros de costa marina, desde antes del COVID-19 se había hecho muy cuesta arriba adquirir el pescado para la mesa familiar. Ahora, entre la pandemia, la hiperinflación, los intermediarios y el abuso de los vendedores, parece casi imposible frenar la carestía del producto.

La Guaira. Si bien desde algún tiempo comprar pescado en el Litoral Central se había convertido en un lujo para quienes devengan un salario mínimo, luego de 112 días de cuarentena por el COVID-19 pareciera una misión imposible.

Para muchos, resulta un despropósito que una entidad federal con 170 kilómetros de costa y un potencial turístico no ofrezca la posibilidad de la adquisición de especies marinas a precios más accesibles para sus habitantes, temporadistas y playeros.

En una visita al mercado pesquero más importante de la región, el muelle de La Guaira, se pudo verificar la escasez de compradores, quienes no dejaron de mostrar su asombro por el valor de un kilogramo de atún blanco o pargo: un millón de bolívares.

Litoral Central
Las sardinas eran las más baratas. Foto: Cortesía Mirna Montemayor

Ni los que vivimos aquí ya podemos comernos un atuncito”, comentó frustrada María Lárez, que con su tapabocas recorrió varias veces los dos pasillos centrales del lugar con la esperanza de obtener alguna rebaja.

En las neveras del sitio también se exhibía el kilo de mero entre 1.300.000 y 1.500.000  bolívares. Los que buscaban el mero tipo medregal debían pagar 800.000 bolívares.

Las sardinas, a 1000 bolívares el kilo, eran las más baratas para los demandantes. Algunos las prefieren no solo por su precio, sino porque rinden a la hora de satisfacer el consumo de familias numerosas.

A mí me sirve porque somos muchos en la casa. Hasta hace dos semanas costaban la mitad, pero ¿será que ahora quieren llevarlas a lo que cuesta el cataco?”, dijo, por su parte, Emilia Acevedo.

En el muelle de La Guaira, el kilogramo de cataco alcanzaba los 400.000 bolívares, mientras que el pargo pequeño costaba 500.000 bolívares.

Al consultar a los vendedores, admitieron que la carestía de las especies del mar se debe a las cadenas de intermediarios, conocidos popularmente como “los rosqueros”, y, por supuesto, a la hiperinflación que vive el país desde el año 2018.

Aun así, compradores como Nemecio Martínez, maestro jubilado que acude semanalmente al muelle guaireño, criticaron que “las agallas de los vendedores de pescado tienen contra la pared al pueblo; son unos abusadores y no hay gobierno que los pare”.

Desde Semana Santa no se han efectuado inspecciones de los fiscales de la Sundee, al tiempo que algunas estanterías del muelle se mostraron con las luces apagadas y sin pescados para vender.

Ya no se puede abrir todos los días. Con la cuarentena las ventas han bajado una enormidad”, sostuvo Raúl López, que agregó que complementa su ingreso trabajando en uno de los restaurantes de las adyacencias.

Precisamente, en esos paladares reinaba la soledad en sillas, bancos y mesas, además de los espacios del estacionamiento contiguo. Las restricciones de movilidad de los caraqueños (los principales clientes) al Litoral Central han impactado a estos negocios.

“Nos hemos tratado de reinventar para vender algo y, por ejemplo, ofrecemos también productos básicos como harina PAN, aceite, pasta, arroz y azúcar”, señaló un empleado desde el mostrador de uno de esos establecimientos.

En este sentido, no pocos policías locales y militares que laboran en el Puerto de La Guaira se acercan a consultar precios de los mencionados productos alimenticios y no desaprovechan la ocasión para averiguar los del pescado.

Opciones más solidarias

Vendedores en los mercados pesqueros artesanales de La Zorra y Playa Verde, en Catia La Mar, así como en Arrecife, se quejaron de la pérdida de clientes de la capital de la República por “el encierro que vivimos con este virus”. Sin embargo, su oferta es más solidaria con los compradores.

En sus cavas y refrigeradores se apreció una mayor variedad de especies y las rebajas oscilaron entre 15 % y 25 % en relación con el muelle de La Guaira. “Con esta pandemia y desde hace un buen tiempo, comer pescado aquí es un lujo”, indicó Mario Silano, quien se llevaba un kilogramo de dorado en Arrecife, cerca de la planta de electricidad de Tacoa.

Litoral Central
En La Zorra el pescado sale más barato.Foto: Cortesía Mirna Montemayor

Allí, el kilo de dorado valía 700.000, al igual que el mero tipo medregal, el pargo 750.000, el cazón 500.000, el cataco 300.000, el mero 1.200.000 y la bolsa de pepitonas era expedida en 250.000 bolívares.

“Ojalá la pandemia no nos llegue a Navidad y mucho antes vuelvan los clientes. Sobre todo los de Caracas, que son los que durante este tiempo no han podido ir a la playa, a los clubes y son los que nos compran el pescado fresco”, manifestó Gladys Arocha, vendedora en Arrecife.


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