La Facultad Experimental de Arte del estado Zulia se mantiene de pie gracias a la autogestión

Salón de arte en Maracaibo

Más de 800 alumnos de las artes están comprometidos y empeñados en cumplir el sueño de tener una facultad digna y segura, por eso se decidieron a rescatar espacios con material de reciclaje y mucho amor para paliar el desánimo universitario.

Maracaibo. El edificio La Ciega, en Maracaibo, debe ser motivo de orgullo para todos los zulianos debido a que es reconocido como patrimonio histórico. La otrora Casa del Obrero la cedió este gremio a la Universidad del Zulia (LUZ) para su reapertura en 1946.

Luego, el 30 de julio de 1999 se convirtió en la casa cultural de Maracaibo al dar paso a la Facultad Experimental de Arte de Luz. En marzo de 2009, Jorge Palencia, exrector de la universidad zuliana, dijo que la recuperación del edificio era un acto de reivindicación del patrimonio cultural universitario. “Era una deuda moral que teníamos con la institución”, sentenció mientras se anunciaba la recuperación total de la infraestructura.

Catorce años después de aquella intervención, más de 800 estudiantes de artes audiovisuales, plásticas y música de la Facultad Experimental de Arte de Luz (FEDA) siguen sorteando obstáculos para formarse, pues están sin salones ni electricidad, con goteras, filtraciones, murciélagos y la actitud silente de las principales autoridades de la región.

Pero el amor y el sentido de pertenencia han sobrepasado tantos años de abandono y hoy estudiantes, profesores, directores y decanato, llevan a cabo la autogestión con fuerza y disciplina para ir recuperando de a poco su casa, así lo confirmó Alex Rincón, estudiante y presidente del centro de estudiantes de la FEDA.

Somos estudiantes que trabajan por el arte en el Zulia y estamos recuperando los espacios de a poco, porque están muy deteriorados. Además, solo tenemos cuatro salones, se robaron el cableado eléctrico y saquearon el teatro”, dijo.

No se rinden

La facultad alberga tres escuelas: Música, Artes Audiovisuales y Artes Plásticas con 12 menciones en total. Todas funcionan en el ala A del antiguo edificio debido a que es el menos deteriorado. Sin embargo, deben turnarse los salones o usar espacios no acondicionados para formarse.

El salón de baile Luis Castillo, el teatro y el salón de fotografía Caja Negra también están sumamente deteriorados con pisos levantados, sin aire acondicionado, sin butacas y con filtraciones.

Hemos sido usados por los gobiernos. En cada actividad cultural y de rescate urbano que se desarrolla en la ciudad, hay estudiantes de la FEDA, pero nadie voltea la mirada para acá, nos dejan sin respuesta o sencillamente no nos apoyan. Por eso hemos decidido hacerlo con autogestión”, refirió Rincón.

La última vez que el gobierno regional intervino los espacios de La Ciega para su recuperación fue en el año 2006, bajo la gestión de Manuel Rosales, actual gobernador del Zulia. La obra no se terminó.

Campaña y donativos

En medio de todas las necesidades y rebasados por las ganas de seguir formándose y formando artistas en la ciudad, los estudiantes de la FEDA han comenzado a recoger los primeros frutos de su campaña interna “Un dólar por la Feda”. Mensualmente, los artistas donan 25 bolívares para su recuperación.

Feda
Los estudiantes universitarios se han aliado con profesores y la rectora de la facultad para promover el trabajo en equipo y recuperar espacios/Cortesía Feda

Esta acción, además, busca motivar a los estudiantes que han dejado sus estudios por las condiciones de la infraestructura. “Es como estar en un rancho donde a las 11:00 de la mañana ya no se puede estar porque el calor es insoportable”, dijo uno de los estudiantes. A pesar de su descripción, se siente motivado a participar y retomar sus actividades.

Alex Rincón adelantó que aunque han tenido que esperar varios meses, porque la mayoría de los compañeros son de bajos recursos y algunos viven en zonas foráneas, entre todos han logrado reunir lo suficiente para comprar cemento, arena y pintura para comenzar con la recuperación del teatro y dos camerinos. Sin embargo, aclaró: “Estamos hablando de un caparazón que solo tendrá eso, porque no nos alcanza”.

Por otra parte, este mes pretenden iluminar el salón de baile con más de 30 bombillos que donarán los estudiantes de artes escénicas, mientras buscan la manera de reparar una filtración que amenaza con dañar el piso de madera del salón.

“Tenemos que agradecer a los profesores y a la decana, Juliana Marín, porque ellos han hecho grandes esfuerzos y han gestionado mucho para que entre todos podamos ir mejorando nuestra casa”, agregó Rincón.

El reciclaje es un aliado

Uno de los efectos de la obra inconclusa del 2006 fue dejar desprovistos de techos y bancas los pasillos centrales del edificio, tan necesarios para el reposo, esparcimiento y tránsito de la comunidad universitaria.

Entre las soluciones que se han planteado los estudiantes, piensan armar un techo ecológico con botellas plásticas tipo pet que se unirán como cuentas por una guaya por 38 metros de largo y cuatro de ancho en el pasillo principal de La Ciega, como primer paso.

Queremos hacer estos techos que, además de protegernos un poco del sol, le darán otra vista al edificio. Para eso estamos necesitando 6000 botellas, guaya y pintura, queremos hacer un diseño que tal vez sea de Cruz Diez”, adelantó Rincón, quien exhortó a la comunidad zuliana a unirse y apoyar en la recolección de los materiales.

A pesar de que hace dos meses los visitó Willy Casanova, exalcalde de Maracaibo, con el proyecto de Venezuela Bella, todavía no les dan respuesta.

El 3 de febrero de 2022 los directivos de la FEDA le entregaron al alcalde Rafael Ramírez un proyecto de recuperación de la infraestructura. Ramírez dijo: “Estaremos trabajando para analizar el proyecto y buscar las formas de contribuir en las soluciones para este espacio”. Después de 16 meses aún esperan.

Lo cierto es que los artistas zulianos no se caracterizan por su pasividad ante los conflictos. Como dolientes de este patrimonio y de su futuro, seguirán buscando la manera de tener una facultad digna y segura para ellos y las generaciones venideras.

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