Se esperaba que el dique de Guataparo alcanzara 50 % de su capacidad al finalizar el invierno, pero no se logró. Luis Arocha, coordinador de la Comisión de Agua del Centro de Ingenieros de Carabobo, explica las posibles causas del problema.
Valencia. Las lluvias no solo han traído destrucción como la ocurrida en el centro de Valencia. También han logrado beneficiar espacios naturales y el dique de Guataparo ha sido uno de esos.
Gabriel Cabrera, activista por el ambiente para la ONG Internacional Fridays for Future, constató la subida del nivel del agua. Esto disminuye su preocupación.
La razón es que el embalse es un atractivo turístico para Valencia y una reserva de aves. Sin embargo, con el retorno de la sequía el escenario puede volver. “Son aves que solo se ven aquí, como el alcaraván, y distintas especies de gavilanes”.
A sus oídos han llegado miles de versiones de por qué hay tanta sequía en el embalse: calentamiento global, pozos de agua profunda en las urbanizaciones cercanas, fisuras en las compuertas de la represa, pero, a su juicio, la principal es la falta de políticas públicas.
Esto lo dice porque recuerda la visita del gobernador en julio de 2022. Prometió la recuperación del dique de Guataparo para crear espacios de deportes extremos. Por eso espera reunirse con Lacava para entregarle una solicitud formal para que tome cartas en el asunto. “Esto no corresponde a la Alcaldía”.
Hablar desde la experiencia
Sin embargo, Luis Arocha, coordinador de la Comisión de Agua del Centro de Ingenieros de Carabobo y expresidente del INOS durante el primer gobierno de CAP, califica de “mentiras”, todas las versiones que pululan sobre Guataparo.
Con 48 años de experiencia en el tema de agua se atreve a señalar los problemas del dique. No le da tanta importancia al actual llenado, sino al extremo proceso de sequía que vivió entre el 15 y 25 de abril.
Para la primera fecha el dique tenía casi 1 millón de metros cúbicos de agua, equivalentes a un 100 millones de litros, que para la segunda fecha se había consumido. “Sí, abril es el último mes de verano en nuestro país, pero hubo algo más que ayudó a que se secara”.
El ingeniero encuentra las respuestas aguas abajo del embalse en el recorrido de 10 kilómetros de tubería de 60 pulgadas que unen al embalse de Guataparo con la planta de tratamiento Alejo Zuloaga. Ahí Arocha explica que hay 10 válvulas de descarga de ocho pulgadas.
Terceras personas abrieron una o más de estas válvulas, por lo que el agua del dique esté yendo a parar a Pao Cachinche”.
Otra opción es un mal manejo de Hidrocentro, algo que desestima. Las válvulas se encuentran a plena vista y con el crecimiento poblacional de Valencia muchas de estas tuberías quedaron cerca de comunidades empobrecidas. “Hidrocentro tiene que corregirlo con urgencia”.
Área bajo cuidado del gobierno
Las válvulas sirven para hacer limpieza interna y reparaciones a las tuberías al momento de vaciarlas. “Puedes verlas a lo largo de la ARC antes de La Cabrera”.
Para el 25 de abril Arocha, quien también coordina la Comisión de Altos Estudios del Centro de Ingenieros del Estado Carabobo vaticinaba con la llegada de las lluvias una recuperación de casi 50 % del nivel del embalse.
Guataparo fue diseñado para albergar 28 millones de metros cúbicos de agua. Pero, la sedimentación la dejó en 22 millones m3, por lo que se esperaba que lograra 11 millones de m3 que terminaron siendo 9 millones de m3.
Sin embargo, que no lograra el nivel estimado podría vincularse a la pérdida de agua mencionada con anterioridad.
Este dique comprende un área de 80 kilómetros cuadrados, tiene un nivel pluviométrico de 1200 milímetros anuales y su olla hidrográfica puede producir 672.000 m3 de agua, suficientes para llenar el embalse.
Más allá de lo ocurrido Arocha y Cabrera responsabilizan al Gobierno, ya que el embalse de Guataparo se encuentra en el Área Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae). En este sentido la culpa caería sobre Hidrocentro, el Ministerio de Ecosocialismo y la Guardia Nacional Ambiental.
La sequía no solo es un crimen ambiental y administrativo, además es un crimen que afecta la Gran Valencia puesto que se interrumpió la función de contingencia del embalse en un panorama sin agua.
La inspección
Por esto, el 5 de septiembre, Arocha hizo una inspección a la línea de aducción en donde sospechaba que estaba el problema.
La zona era de difícil acceso, algo que no debe ser, pero ante la falta de atención de Hidrocentro, Arocha, con ayuda de un poblador de la zona, llegó hasta la cresta del embalse y con un machete abrió camino más allá de la torre toma. “Eso es una selva”.
En su recorrido encontró segmentos de tubería fracturados, que dejan escapar enormes caudales de agua, válvulas sin su volante manual, tomas de agua en las tuberías para consumo humano de invasores de la zona y encofrados rotos.
La pérdida de agua en esas fallas, según Arocha, es de 80 litros por segundo, equivalente a cuatro botellones de 20 litros que equivalen a 6912 m3 por día.
Si lo multiplicamos por 90 días tendremos 62.000 m3 perdidos y el embalse queda totalmente seco”.
A Arocha le preocupa que los invasores beban agua de ahí, puesto que las tuberías están putrefactas. La contaminación proveniente del embalse de Pao Cachinche, por el trasvase hecho desde 2007 del lago de Valencia. “Limpiar esas tuberías no es nada complicado”.
El problema no es que seque el embalse, recuerda Arocha, sino el ritmo de secado. “Los embalses son volátiles por su uso”.
A Torrens no le preocupa
A esto se le añade que el dique está siendo contaminado por los residentes de Guataparo, ya que no existe un sistema de cloacas.
Ahí solo hay pozos sépticos y plantas de tratamiento. Esos desechos paran al dique, pero las autoridades no hacen inspecciones”.
El secretario de Ordenación del Territorio, Ambiente y Recursos Naturales, Douglas Torrens, hizo dos visitas en compañía de Arocha al embalse. Las preocupaciones del funcionario eran llenarlo para hacer turismo deportivo, mientras que los problemas ambientales no eran de su interés.
Arocha recomienda que se eliminen las plantas acuáticas, lo que no se hace desde finales de 1970, y la extracción de sedimentos.
Hasta la fecha, no se ha hecho ningún trabajo y, según fuentes cercanas al gobernador Rafael Lacava, las visitas al dique solo fueron una parafernalia para marketing político. No hay planes de trabajo concretos.
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