Con emotivo homenaje despiden a la artista circense Julieta Hernández

Julieta

Familiares, allegados y el movimiento cultural de Ciudad Guayana rindieron homenaje a Julieta Hernández este 12 de enero, cuando se realizó su sepelio en Puerto Ordaz.

Puerto Ordaz. Con cantos, interpretaciones de cuentos, cartas y la decoración de una bicicleta como uno de sus objetos característicos, familiares y amigos despidieron a la artista circense Julieta Hernández. Sus restos fueron repatriados desde Brasil, y este viernes 12 de enero se realizó su sepelio en Puerto Ordaz.

Allegados y parte del movimiento cultural de Guayana y Maracay rindieron tributo con cada canción que le dedicaron durante su funeral. Algunas interpretaciones de cuentos y lecturas de cartas describieron cómo era Julieta Hernández y cómo la recordarán.

Alegre, fuerte, con mucho coraje y una mujer atenta. Así es como describen a Julieta Hernández quienes la conocieron dentro y fuera del mundo artístico.

Una de esas personas que hizo amistad con Julieta fue Leyla Soto. Se conocieron en Bahía, Brasil, un diciembre de hace tres años, en una presentación de un grupo de salsa venezolano.

Inmediatamente nos hicimos amigas. Ella era una persona conversadora, muy animada”, recuerda Soto de ese primer encuentro.

Desde entonces mantuvieron contacto y acordaron encontrarse en Venezuela, a propósito del viaje de Julieta y que Leyla iría a Colombia e incluía a Venezuela en su ruta.

La última conversación que tuvieron fue el 21 de diciembre. Para entonces, Julieta estaba en Presidente Figueredo.

“El 22 de diciembre ella me mandó un mensaje diciéndome que su mamá preguntaba si yo era vegetariana. Yo le respondí, pero ella no alcanzó a ver mi mensaje. El día 23 fue que ya no se supo nada de ella. Supuse que estaba en un lugar sin señal”, comentó.

Más allá de la noticia de su asesinato en Brasil, sus allegados quieren que en adelante se honre su memoria con su legado y con los mejores recuerdos que tengan de esa mujer amante de los animales, dedicada al arte circense y su personaje Miss Jujuba.

Queda el recuerdo de cómo era ella, su energía, alegría, fuerza, con mucho coraje porque era una mujer echada pal’ frente, fortalecedora. Siempre teníamos conversas y ella buscaba fortalecer, le contaba las cosas que estaba haciendo y siempre me daba ánimo. Era una mujer súper positiva y siempre atenta, es el lindo recuerdo que tengo de ella”, detalló Leyla.

Como parte del homenaje a Julieta Hernández, ciclistas en Ciudad Guayana organizaron una bicicletada, ya que era este precisamente su medio de transporte. Además, cerca de dónde reside su familia pintaron un mural en su honor. En diferentes ciudades de Brasil y otros países como Chile también se organizó una rodada en honor a Julieta Hernández o Miss Jujuba.

Compartiendo enseñanzas

Julieta Inés Hernández Martínez fue fundadora de la Red de payasas venezolanas. Egresó de veterinaria en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y actuó en el Teatro Universitario de Maracay, donde participó en obras dirigidas por Lali Armengol.

“Se fue a Brasil para estudiar el teatro del oprimido de Augusto Boal, corriente de Paulo Freire y su filosofía sobre una pedagogía para la liberación. Luego se inscribió en la Eslipa (Escuela Libre de Payasos) en Río de Janeiro, en la que continuó haciendo su trabajo como payasa de calle en espacios públicos”, destacó la Red de payasas venezolanas.

Federico Espina, presidente del Instituto Municipal de Cultura en Caroní, participó en el homenaje a Julieta y destacó que uno de los proyectos de esta artista fue traer y compartir estos conocimientos a Guayana, para “establecer esos nexos con el país y poder continuar depositando esa sabiduría y ese deseo de seguir proyectando esos niveles de libertad y de pasión por lo que significan las artes en el desarrollo de la cultura de los pueblos del mundo”.

María Fernanda Sutta, integrante del movimiento artístico de Guayana, aprovechó para pedir justicia para esta artista circense.

Julieta era una artista integral, hermana, amiga, hija. El llamado es también a exigir justicia por lo que sucedió, por la manera en cómo nos arrebataron a una artista tan grande (…) cada uno de nosotros podemos ser víctima en algún momento de algo tan terrible como esto y necesitamos ampar”, sostuvo.

Julieta también se desempeñó como payasa hospitalaria y participó en festivales en diversos estados del país. Igualmente, formó parte de Payasos Sin Fronteras.

“Anduvo itinerante con su bicicleta rodando kilómetros de norte a sur y viceversa, elaboraba réplicas en miniatura, construyó marionetas, títeres, hizo teatro Lambe Lambe (en miniatura) y le hacía feliz saber que no estaba sola. Por eso construía redes entre artistas, entre brujas, entre seres de luz y creación. Investigó y practicó la payaseria desde la antropología, desde la identidad latinoamericana, venezolana. Participó en redes de mujeres feministas con las payasas brasileñas”, es parte de la reseña que hizo la Red de payasas venezolanas.


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