Gasto en salud se acrecienta en los hogares en 2023 por falta de protección financiera

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En el tercer año de pandemia, Venezuela no invierte suficientes recursos para preservar las condiciones físicas y mentales de la población. El “gasto catastrófico” en salud en los  hogares crece aceleradamente, entre enfermedades e inflación, mientras la asignación presupuestaria para el ministerio es de apenas 7,44 %,  este año.

Caracas. Omaira Alfonso, de 66 años de edad, busca opciones, en medio de la incertidumbre económica, para proteger su salud y la de su hermana, pues en 2023 prevé más gasto en salud.

En noviembre del año pasado, gastó 250 dólares (2.700 bolívares a la tasa oficial del momento, 10,80, del BCV) para cubrir insumos y medicamentos que se requerían para que su hermana menor se pudiera operar en el hospital José María Vargas, en Caracas. Ve con horror la posibilidad de que les ocurra un episodio similar.

Hoy esto le representaría un gasto superior a 5.725 bolívares. La cifra es más del doble de lo que destinó hace apenas dos meses, para la intervención y medicinas. Ya sin ahorros y sin póliza de seguros – no lo tiene, por padecer una enfermedad crónica – no lo podría costear. Alonso cuenta solo con un sueldo que equivale a cuatro salarios mínimos, en moneda nacional que se ha devaluó 73 % en un año. Aparte cobra un bono mensual de 50 dólares venidos a menos por el efecto inflacionario. Apenas le alcanza para asegurar su tratamiento cardiovascular.

 Dios nos salve de otro COVID duro, dice.

Catastrófico gasto de salud,  sin cifras ni inversión

El caso de Alonso podría engrosar el porcentaje de población venezolana  en situación de “gasto catastrófico” en salud. Este es uno de los umbrales referidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y la OMS,  para estandarizar a las personas que sacan de su bolsillo un monto superior a 10 % del ingreso total, para atención médica y tratamientos, y  que sobrepasa la capacidad de pago del hogar.  Las cotizaciones por seguro privado no entran en los cálculos.

La agenda de los ODS refiere que una familia de cuatro o cinco personas no debe destinar más de 10 % de su dinero en salud, es decir, el gasto de bolsillo, pero en Venezuela la realidad es diferente. En el país, a pesar de la inexistencia de cifras y encuestas oficiales para medirlo, el porcentaje “va en acelerado aumento”.  Esto evidencia la falta de inversión financiera en salud,  por parte del Estado, señalan expertos.

En una encuesta sobre el tema, realizada por la Universidad Simón Bolívar (USB) en 2018, a falta de información oportuna al Banco Mundial (BM), se estableció que 28,2 % de la población venezolana estaba en situación de “gasto catastrófico”.

El país tiene el porcentaje más alto de la región, en comparación con el resto de los países, de acuerdo con las encuestas disponibles en el BM, señala el médico y académico, Marino González, quien como profesor de esa universidad coordinó el estudio, único en su tipo desde entonces.   El especialista, quien es también investigador en la Universidad de La Rioja, en España, informó que están avanzando en una nueva  evaluación, pero no adelanta cifras.

Si se llegó a 28,2 % hace cinco años, imagínese ahora con la hiperinflación. Ha aumentado muchísimo. No podría indicar porcentaje, porque no tenemos actualmente la medición, pero  esa  es la situación. Si los países hicieran una encuesta anual, otro sería el caso,  expresa.

El panorama peor de la región: la opacidad

El “gasto catastrófico” en salud es también crítico en países de América Latina, aunque Venezuela presenta  el peor escenario, advierte el investigador. Se prevé que el problema más grave en la región será este año la desaceleración económica. Pero la falta de mediciones oportunas en cada país, que se traduce en ausencia de información, dificulta trazar políticas de desarrollo y estrategias. “Esa la razón por la cual el BM, que antes publicaba en su página web todas las encuestas, no ofrece en la actualidad datos actualizados.

El último estudio de la OMS que permite conocer los gastos de bolsillo en salud, en toda la región, es de 2020. Y en el de 2021 solamente tres países reportaron información, la cual  indicó gastos por debajo del temido 20 %. Cuba, cerca de 10 %, “por razones obvias”, acota González; Uruguay, 16 %; y Colombia, 18 %. Eso significa que la población de estos países destinaron una parte mucho menor que la que hay que poner en Venezuela.  En 2018, cuando la USB realizó la única encuesta no oficial, solamente Costa Rica suministró al BM información sobre “gasto catastrófico en salud” y fue en 7 % de su población, señala González.

Deberíamos sabe qué proporción de población de América Latina está en situación de “gasto catastrófico”. Es decir, está quebrada porque tiene que pagar en salud hasta 50 % de su ingreso total, que es gasto de bolsillo por cuentas nacionales, debido a que no tiene cobertura de protección financiera de salud.

— ¿Por qué no miden gastos en salud?

Hay una mezcla de desvinculación de los liderazgos y de sus equipos con las políticas públicas, y muestran que los liderazgos de gobierno no están considerando estos temas críticos. Los tres presidentes que tomaron posesión de sus cargos en 2022 (Gabriel Boric, Gustavo Petro y Rodrigo Chávez) ni siquiera mencionaron en sus discursos los ODS  ni los planes de desarrollo que registra la Cepal.

Es un tema, dice González, que desaparece de la agenda e inclusive de la de organismos de cooperación. Y también del presupuesto nacional, como en  Venezuela.  La desatención a las metas y planes de desarrollo y seguridad social, en el tercer año de pandemia, “está empujando a un precipicio a la protección financiera de salud”.

Desinversión que enferma

La Ley de Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 2023, sancionada por la Asamblea Nacional en diciembre pasado, le asignó al ministerio de Salud apenas 7,44 % del presupuesto. Esto es, 12.704 millones 122.459 bolívares del total de 170.703 millones 832.051 de bolívares destinados al gasto nacional. Todo a la tasa de 14,12 bolívares por dólar. Hoy esa suma, equivalente a 11.565 millones de dólares, es menor a la tasa de 22,9 bolívares por dólar

La recomendación del BM, en su último informe 2022, de dar prioridad a la financiación suficiente de los sistemas de salud en América Latina y el Caribe, luego del shock del COVID-19, no se encuentra en la lista de gastos del gobierno venezolano.

El monto, ya devaluado para el mes de febrero,  no solo ubicó al ministerio por debajo de los de Finanzas, Educación, Relaciones Interiores, una vicepresidencia de Economía, y de Energía Eléctrica, de acuerdo con reportes publicados, sino que además no cubre debidamente la dotación y mantenimiento necesarios para fortalecer la atención en casi 300 hospitales de la red pública que maneja el despacho.

Gasto en salud en 2023

Esto hace suponer a los investigadores duros tiempos en 2023. Los venezolanos tendrían que seguir costeando, irremediablemente, sus gastos en salud que corresponden al Estado.

75 % del presupuesto  que una familia destina a salud  proviene de que meta la mano en su bolsillo para comprar medicamentos. En otros países, esto  está resuelto con un programa de atención para enfermedades crónicas, señaló el médico Julio Castro, especialista en Infectología, en una entrevista en Unión Radio. Y recordó que el sistema de salud debe tener una base de infraestructura mínima para atender los asuntos básicos.

En el proyecto de la Ley de Presupuesto, el Hospital Universitario de Caracas, el Cardiológico Infantil y el Hospital Universitario de Maracaibo aparecían como destinatarios de apenas 2,95 % del presupuesto del Ministerio, para este año.

hospital clínico universitario de Caracas
Foto: Angeliana Escalona
Crece la privatización y la desprotección en salud

La casi inexistente inversión del Estado está ocasionando no solo que los venezolanos queden en creciente desprotección financiera, sino además una paradoja irrebatible.

En Venezuela se ha producido la mayor privatización de América Latina en los últimos 30 años, al permitir que la gente pague de su bolsillo la protección en salud,  afirma González. El imparable –hasta ahora- aumento de la cotización del dólar,  impacta en los bienes y servicios.

En su opinión, esto demuestra que en Venezuela,  cuando entra en la pre hiperinflación en 2014 y  hasta 2017, se pierde 20 % de cobertura de seguro y luego se tradujo en reducción de porcentaje de personas cubiertas y de monto de coberturas. “Eso significa menos protección”.

— ¿Qué hacer?

— No hay forma de resolver este problema en ningún país que lo padezca, ni de proteger la salud de las personas, si no se fortalece la fuente pública. No la privada. Eso significa que el Estado debe garantizar los servicios de salud con fondos de naturaleza pública, como los de seguridad social. Ningún sistema en América Latina tiene la fortaleza de la vía pública, y Venezuela es uno de los peores.  Si esto no se resuelve, estaremos retrocediendo en inversión en salud:


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