La crecida de los ríos Orinoco y Caroní es un fenómeno que ocurre anualmente por la temporada de lluvias. Desde hace más de dos décadas existen proyectos urbanísticos que contemplaban soluciones para las zonas vulnerables de inundaciones en Ciudad Guayana.
Puerto Ordaz. Iris Mendoza tiene toda su vida viviendo en el sector Sabana de Piedra, en San Félix. Su casa está ubicada por la zona de la Brigada Forestal, cerca del Puente Caroní. En 2018, cuando la crecida del río afectó a casi 1500 familias por inundaciones en Ciudad Guayana, según reporte de la alcaldía, su casa fue la primera en inundarse.
“En la madrugada el río me agarró por sorpresa y tuve que salir corriendo con mis nietos a refugiarme en la escuela. No me dio tiempo de sacar nada, perdí muchas cosas que nunca recuperé”, dijo Mendoza.
La ayuda gubernamental nunca llegó. La promesa de una reubicación de vivienda solo quedó en palabras.
“Lo único que nos dieron fueron unos mosquiteros y colchones”, recordó.
Familias que habitan en los sectores de las riberas del río Caroní aseguran estar acostumbradas a que todos los años crezca el río a tal punto de meterse en sus casas.
Ya sabemos más o menos y antes de que el río se meta, empezamos a subir las cosas en gaveras de cervezas, la nevera, las camas, la cocina. Así tratamos de que no se dañen. Algunas cosas las saco y las guardo en casa de un vecino″, dice María Hernández, del sector Los Monos, en Puerto Ordaz.
En la última inundación histórica, las aguas del Caroní alcanzaron más de un metro de profundidad dentro de su casa.
¿Falta de planificación?
Contrario a lo que se cree, las inundaciones en Ciudad Guayana no son producto de la falta de planificación, sino del incumplimiento de esta.
El ingeniero y exconcejal, Simón Yegres, recordó que cuando se discutía el Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL) por parte de la Alcaldía, se procuraban recursos para la construcción de la represa Caruachi. Ello llevó a sentir la necesidad de —por los análisis de los técnicos del PDUL y los del proyecto Caruachi— desarrollar un conjunto de planes especiales.
Así surgieron planes especiales como el del Centro de San Félix, el Fundo Garrobo —hoy conocido como Francisca Duarte —, así como planes especiales para Cambalache. También surgieron los análisis en relación con las zonas inundables del Caroní.
Se planteó que era necesario, sobre todo el parte baja de Puerto Ordaz —el sector de Castillito— que hubiese un plan especial tomando como referencia la cota máxima de inundación de las crecidas históricas″, destacó Yegres.
En lo sectores de Toro Muerto y Santa Rosa también se previó un plan especial al considerar que se veía el crecimiento urbano hacia esas zonas.
Buena parte de esos proyectos se hicieron en cuanto a ingeniería, planos, diseños. Algunos quedaron en procesos y otros ni se intentaron porque no ha habido continuidad en las administraciones que siguieron.
El tema sale a relucir cada vez que hay temporada de lluvias. Yegres cuestiona, además, que después de tantos años, y con la planificación que sigue engavetada, todavía los gobernantes actúen con improvisación ante un fenómeno que ocurre todos los años.
El Plan Especial de Castillito estipulaba la reubicación de un conjunto de viviendas en esa zona, y un reordenamiento con nuevas edificaciones. El proyecto implicaba que un grupo saldría de ese sector, mientras otros continuarían habitando, pero en condiciones que no implicaran riesgos. A su vez, planteaba la construcción de un dique y la vía Costa Negra, para separar al río del terreno ocupado.
Falta de mantenimiento
Los habitantes de las riberas del río no son los únicos afectados. Una fuerte precipitación en Ciudad Guayana implica la anegación de calles y avenidas principales. Incluso anegación de viviendas alejadas del río.
El también consultor urbano asegura que desde 2009 no hay un plan de mantenimiento. Recuerda que la última vez que se mencionó el tema, se destinó a mantenimiento apenas entre 0,02 y 0,03 % del presupuesto total de la municipalidad.
Una municipalidad que no tiene presupuesto para mantenimiento, no está cumpliendo con la razón fundamental para lo cual fue creado. Eso contribuye a que a la cuestión natural, que es la crecida de los ríos, se nos convierte en una calamidad que llueva porque no se limpian los drenajes, están tapadas las alcantarillas y no hay equipamiento ni planes para ellos y colapsa la ciudad. Ya uno sabe que cuando está lloviendo no debe transitar ciertas avenidas porque se forman lagunas que no tienen por qué formarse″, acotó.
Construcciones en áreas no zonificadas
La anarquía en la construcción de viviendas también tiene sus consecuencias a futuros. Con la Gran Misión Vivienda Venezuela, en 2016 se estimó que más de 60 de las construcciones en Ciudad Guayana se hacían en áreas no zonificadas para viviendas.
Cuando se construye sin planificar tiene la tendencia a que no cumple con las variables urbanas fundamentales (…) entonces caemos en esa situación de que por no haber respetado las normativas que responden a un cálculo de ingeniería y diseño bien llevado, es proclive a generarte problemas para recoger aguas de lluvias, vertederos de agua que se convierten en una cárcava o terminar colapsando el servicio eléctrico por el tema de las conexiones y fases que se distribuyen″, explicó Yegres.
A esta situación se suma el mal manejo de los embalses, represando el agua cuando no deberían hacerlo, y los obliga a descargarla en momentos no aptos que terminan por afectar a las zonas vulnerables de inundaciones.
Alerta Verde
Oficialmente en Ciudad Guayana no hay reportes de inundaciones de viviendas. Protección Civil declaró la alerta verde luego de que la cota del río Caroní pasara los 10,50 metros sobre el nivel del mar.
Hasta el 30 de junio la cota del Caroní era de 10,72 msnm, 0,50 metros por encima de la cota histórica de 2018. En el caso del Orinoco, en Palúa, alcanzó 9,73 msnm, 0,39 metros más que hace tres años, pero sin calificar para alerta verde.
En el estado Amazonas, la crecida del Orinoco afectó a la población de La Esmeralda, capital del municipio Alto Orinoco, según informó el gobernador Miguel Rodríguez. El mandatario dijo que hay 74 familias afectadas por el desbordamiento del río.
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