Para Jorge Lazo ya Maduro no gobierna desde hace rato y solo resiste

El politólogo venezolano Jorge Lazo sostiene que la jugada de Guaidó el martes en la madrugada fue parte de un plan que no se concretó. Afirma que si la fractura de la FANB es el paso crucial para el inicio de la transición en Venezuela, hoy esa posibilidad está más cerca que nunca. Señala que la inseguridad de Maduro sobre quiénes le son leales y quiénes no, se profundizó con la “traición” del director del Sebin.

Caracas. Desde Canadá, el politólogo venezolano y profesor de Ciencia Política de la Universidad de Ottawa, Jorge Lazo, no pierde pisada a los hechos políticos de Venezuela. Define como una “rebelión cívica en búsqueda del apoyo militar”, no solo los hechos del 30 de abril, sino en general al movimiento liderado por el diputado Juan Guaidó.

El investigador y docente opina que uno de los hitos más significativos de la cadena de eventos que se registraron este martes 30 de abril fue la fisura que representó la supuesta participación del director del Sebin, Ricardo Cristopher Figuera, en la liberación de Leopoldo López.

Crónica.Uno le consultó por teléfono sus impresiones sobre lo ocurrido y su impacto a lo interno de la cúpula encabezada por Nicolás Maduro y de la Fuerza Armada Nacional.

A su juicio, qué fue lo que pasó en las últimas 48 horas: ¿había un plan preacordado para que altos mandos de la FANB reconocieran a Guaidó y no funcionó? o ¿Guaidó elevó la apuesta para mantener a la gente en la calle, motivada?

El escenario es confuso, pero hay elementos que dejan pensar que se venía preparando un plan en el cual pienso que hubo conversaciones con altos funcionarios militares del gobierno de Maduro y que todo ese plan se adelantó, quizá, por esa historia que ya es de conocimiento público de que Guaidó iba a ser detenido.

Pienso que Guaidó es un líder que ha demostrado ser un político audaz, con sentido de la realidad y no lo veo tirándose una parada de ese tipo sin una estrategia detrás. Si hizo ese movimiento, creo que debió ser sobre la base de la información que él tenía, según la cual podía darse un escenario que finalmente no se dio pero del cual tampoco Maduro salió bien. Y digo que la cúpula de Maduro salió afectada porque su cohesión está hoy esta en tela de juicio. Hoy existen elementos para suponer que esa cohesión es frágil y que eventualmente se puede quebrar. Esto es algo que hace cuatro o seis meses no se avizoraba.

¿Cuál ha sido la contribución de Estados Unidos a esa fragilidad?

Desde el primer día, la apuesta de Estados Unidos ha sido esa: fracturar esa cohesión interna que hay en la cúpula militar. Hay que tenerlo en cuenta porque si eso llega a materializarse puede desembocar en escenario privilegiado por la administración Trump. Si eso no se materializa, cabe preguntarse ¿cuál es el paso que van a dar? Para mí hay dos cosas significativas en todos estos eventos: uno, todo lo que ha dicho Trump a través de sus funcionarios (John Bolton, Mike Pompeo, Elliot Abrams) sobre los supuestos compromisos que altos funcionarios de Maduro habrían contraído. Y dos, eso habría que asociarlo con el despido del director del Sebin (Manuel Ricardo Cristopher Figuera). El director del Sebin tiene que ser uno de los hombres mejor informados del régimen, que se suponía una ficha del régimen cubano y un incondicional de Maduro. No veo cómo se iba a lanzar él solo un acto de liberación del principal preso político que hay en Venezuela (Leopoldo López). Eso tenía que estar orquestado con algo que no ocurrió.

Desde el lado del oficialismo qué pasó: ¿qué significa el silencio de Maduro por más de 14 horas? ¿Por qué fue Diosdado Cabello y su grupo el que dio la cara? ¿Qué impacto puede tener a lo interno del gobierno que el ministro de la Defensa tardara casi cinco horas en aparecer en televisión?

La posición de los actores no puede juzgarse con racionalidad, se supone que hay lealtades que responden a hechos, pero la realidad dice que eso no siempre es así. Diosdado y Maduro son un matrimonio de conveniencia. En mi opinión, la reacción del régimen fue una muestra de debilidad. Ese vacío de respuesta durante tantas horas lo interpreto como la muestra de la inseguridad que sintió el gobierno y en particular Maduro, respecto a la lealtad que las distintas unidades militares y los altos mandos podían profesarle. Creo que en esas horas la dictadura se contó a sí misma y eso alimenta la hipótesis de que en realidad ha habido una fisura importante.

Foto cortesía Prensa Juan Guaidó

En los últimos años, los venezolanos y la dirigencia parecen haber comenzado a comprender que no hay transición sin fractura del bloque de poder y en Venezuela esa fractura pasa por la FANB. Con lo que vimos y escuchamos este martes 30 de abril, ¿estamos más cerca de esa fractura o más lejos?

Hay una fractura latente, pero el que salga a flote depende de las circunstancias. Lo que vimos ayer [1° de mayo] hace suponer que esa fractura existe, sin embargo, está por verse si se va a materializar. Hoy es más posible de lo que era hace meses. Pero el que se dé o el cuándo se va a dar no lo pueden saber ni los actores más involucrados. Podrían preverlo pero no saberlo de una manera absoluta. Su materialización depende de acciones riesgosas y de escenarios imprevisibles. Ahora, esa fractura es el factor clave. En ciencia política tenemos los elementos necesarios y los elementos suficientes. Las manifestaciones, por ejemplo, el apoyo internacional, son condiciones necesarias, pero la fractura es un factor por sí solo suficiente e indispensable para iniciar la transición.

Este Día del Trabajador, Juan Guaidó llamó a los trabajadores públicos a activar la Operación Libertad Sindical a partir del 2 de mayo. ¿Los empleados públicos son necesarios o suficientes en esta ruta?

Son necesarios. Haciendo una analogía con la ingeniería, podemos decir que las condiciones necesarias contribuyen a la creación de una condición suficiente para que la estructura colapse. Hoy la causa de Venezuela tiene un masivo respaldo internacional. Aunque hay algunos países que siguen respaldando a Maduro, es tonto pensar que vamos a ganar la unanimidad. Siempre habrá quienes apoyen a Maduro y eso es conveniente porque esos son los lugares a donde él podría irse en caso de una negociación. Pero la mayoría de los países están a favor de una transición y esa presión externa, más la presión interna que es muy fuerte con las manifestaciones de calle, con los trabajadores públicos, incluso con los altos funcionarios que están conscientes de que con Maduro como presidente el país no da más. El consenso dentro y fuera de Venezuela es que se tienen que ir y eso es una presión muy fuerte.

En las declaraciones más recientes emitidas desde Washington, Trump ha puesto sobre la mesa otra opción de presión a Maduro. Sus voceros han dicho que si no cesa la usurpación en Venezuela, se incrementará el bloqueo económico y las sanciones al régimen cubano. ¿Esa amenaza podría empujar a Cuba a cambiar sus intereses sobre la permanencia de Maduro en el poder?

En ese escenario, Cuba tendrá que sopesar y ponderar qué tanto le está dando Venezuela a través de Maduro y qué tanto le puede quitar Estados Unidos con acciones más severas contra una economía que nunca ha podido sostenerse sola.

¿El 30 de abril fue una fecha más en la ruta hacia el cese de la usurpación, o marca un antes y un después?

Eso se podrá ver en retrospectiva. Cuando ocurren los hechos finales es que uno puede determinar el momento en el cual hubo una inflexión histórica. Este es un proceso histórico, pero es natural que la gente se sienta desesperada y quiera que el cambio llegue en una madrugada. Sin embargo, no son cuestiones de un día sino de meses, o de años, pero que cuando se ven uno tras otro se nota que apuntan en una misma dirección. Nadie puede vaticinar cuánto durará, pero en este proceso la dirección que yo veo es la dirección del cambio inevitable, porque en mi opinión, hace rato que Maduro está resistiendo, ya Maduro no está gobernando.


Participa en la conversación