Lo que viven los pacientes en la Emergencia del hospital Pérez Carreño

La noche en que Mercedes acudió al centro médico solo había un enfermero para pasar tratamiento a casi 26 personas. En el baño de la Emergencia no hay agua, las moscas abundan y los familiares deben llevar todos los insumos, hasta el alcohol y el algodón.

Caracas. Eran las 10:00 p. m. María* entró a la sala de Emergencia de adultos del hospital Pérez Carreño, con su hija de 23 años. La joven tenía fuerte dolor abdominal, estaba casi desmayada y tan pálida, como la franela que llevaba puesta.

El área estaba tan abarrotada de pacientes que Mercedes* tuvo que esperar de pie 20 minutos, a pesar de su mal estado de salud. No había sillas ni camillas disponibles.

“Acuéstala en la camilla”, pidió una doctora que estaba de guardia en la Emergencia, cuando finalmente la atendieron. La camilla, fría y descuidada, sirvió solo para que ella estuviera ahí durante la evaluación, luego tuvo que pararse nuevamente para cederla a otro paciente.

Mercedes* vomitó en una bolsa, mientras su mamá la sostenía. No dejaba de quejarse del dolor. 

Parece que tiene una bacteria intestinal, dijo la doctora. Parece. El hospital no cuenta con reactivos para hacer los exámenes que necesitaba la paciente y poder confirmar si realmente es una bacteria.

Además la médico le pidió a la familia todos los medicamentos que necesitaba para poder tratarla. En el hospital no había nada. Para darle atención a Mercedes solicitaron buscapina, solución salina, omeprazol y metoclopramida. También el jelco, para pasar tratamiento intravenoso. 

Ve a comprar todos estos medicamentos, cuando los tengas se los entregas al enfermero para que le ponga el tratamiento y pásala a la silla, porque no hay camillas, le indicó la doctora a María, de modo tajante.

De acuerdo con el boletín de la Encuesta Nacional de Hospital en enero de 2023 la escasez de insumos fue de 46,2 % en las emergencias hospitalarias del país. De esta realidad no escapó la familia de la joven.

Además, la encuesta detalló que hubo un aumento en la deficiencia en los servicios públicos, como agua y luz, en los centros de salud a nivel nacional.

La madre, nerviosa, le pidió al novio de Mercedes que buscara todas las medicinas. No quería separarse de su hija en ese mal estado de salud. Mientras, la joven reposaba en dos sillas que unió para descansar.

Tuve que ir a varias farmacias porque no conseguía la metoclopramida, pero en una de las farmacias conseguí una señora que necesitaba buscapina e intercambiamos, acotó José, el novio de la paciente.

Lista de medicamentos que le pidieron a Mercedes.| Foto: Cortesía de Mercedes para Crónica Uno.

Cuando el enfermero se desocupe le dices que le pongan el tratamiento a la muchacha, le dijo la doctora a María, quien estaba preocupada por el estado de hija. 

Según el informe de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2022, 9 de cada 10 personas que buscaron atención en centros de salud pública tuvieron que costear el tratamiento.  Así como lo hizo la familia de Mercedes, en el Pérez Carreño. 

El Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, es un hospital tipo IV,  que pertenece al Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS). Y según este organismo, es un centro de salud con los servicios médicos, infraestructura acorde y personal capacitado para brindar atención más de 500 pacientes. Sin embargo actualmente no cuenta ni con infraestructura ni personal para cumplir con este principio.

Condiciones del hospital

Mercedes observó a su alrededor 20 camillas, 10 en cada lado, todas ocupadas. Al final del pasillo escuchaba las máquinas, que marcaban el latido de aquellos pacientes que pasan conectados a un aparato. 

Lado derecho de pacientes ingresados. | Foto: Cortesía de Mercedes para Crónica Uno.

La sala de Emergencias olía mal. Era una mezcla de desinfectante, sudor impregnado en las sabanas y hedor a medicamentos. Esto empeoraba el malestar de Mercedes, le parecía tan repugnante que no puede describirlo con palabras.

A pocos metros de la joven descansaba un hombre caucásico, de unos 60 años de edad, con fractura en los pies.En mi casa estaré mejor, me voy. Ya no quiero estar aquí, dijo con voz tajante. Al lado de él se encontraba su esposa, quien trataba de calmarlo.

Quédate tranquilo, si no te amarro, le gritó al hombre la doctora que atendía a María, mientras caminaba hacia la camilla donde él estaba. “Salga señora él va a estar bien, salga”, dijo la especialista.

Las personas que cuidaban a otros enfermos veían al hombre con recelo y hablaban entre ellos de lo que sucedió. Mientras, espantaban con las manos a las moscas que revolotean sobre sus parientes y que abundan en la Emergencia. 

Baños de la Emergencia del Pérez Carreño.| Foto: Cortesía de Mercedes par Crónica Uno.

Al otro lado de la Emergencia una mujer aseaba a su familiar con el agua de un balde que trajo desde su casa, porque en los baños de la Emergencia del Pérez Carreño no hay agua. Simuló una cortina con una bata médica, como las que anteriormente eran azules, pero esta era blanca, casi transparente, porque de todas formas se veía lo que hacían.

Mercedes también vio a otro joven que dormía y a su alrededor había botellas de agua de 1.5 litros, las tenía ahí para poder ir al baño. En el piso descansaba su familiar, encima de unos cartones.

Poco personal en la Emergencia

Pasaron dos horas desde la primera revisión que le hicieron a joven. Eran las 12:00 a. m. y la joven esperaba en la silla que le pusieran el tratamiento. El único enfermero de guardia debía atender a otros pacientes en la sala, que ya tenían días ahí.

Entre los enfermos que estaban en la camilla y en las sillas alcanzaban, aproximadamente, las 26 personas.

María intentaba consolar el llanto de su hija, le acariciaba el cabello con las manos. ¿Enfermero le falta mucho?, preguntó la madre angustiada.

Voy señora, estoy solo con más de 20 pacientes debemos tener calma, le gritó el enfermero a María.

Media hora más tarde se desocupó el enfermero y puso el tratamiento a la joven. La madre le entregó el alcohol, el algodón, el jelco, el macro gotero y los medicamentos solicitados. Todo salió del bolsillo de la familia de Mercedes. Todo.

El hombre le agarró la vía a Mercedes con calma. No fue complicado, porque la paciente estaba muy deshidratada. La muchacha va a vomitar es normal, advirtió. 

Cuando al enfermero le faltaban, al menos, tres pacientes más por atender, reconoció a una colega entre los familiares. La enfermera, quien trabaja en la terapia intensiva de la Maternidad Concepción Palacios, lo ayudó a atender al resto.

“¿Ves aquel pote que está ahí? Ve y búscalo. Tómalo por los lados”, le ordenó el enfermero  su colega. Así hizo la mujer, quien acto seguido agarró un pedazo de algodón y ayudó.

Recorrido para conseguir una cita médica

La mañana siguiente Mercedes fue dada de alta. Una sola noche le bastó para vivir una experiencia que considera repugnante. Los médicos la refirieron al servicio de Gastroenterología, con órdenes de realizarse unos exámenes médicos con urgencia, fuera del hospital Pérez Carreño, para descartar una bacteria intestinal o problemas gástricos. 

La paciente pagó 50 dólares para hacerse los estudios médicos, entre ellos una hematología completa con heces y orina y un eco abdominal.

Un día después de la amarga experiencia, la paciente acudió nuevamente a la Emergencia del hospital Pérez Carreño y le confirmaron que tenía una bacteria intestinal y otras patologías gástricas. 

Ese día, junto con su mamá, visitó tres hospitales para pedir una cita pero no consiguió. En el hospital Militar, el Vargas y el Algodonal le dijeron que no hay más citas por este año.

Mercedes, estudia en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y hace pasantías en una empresa privada. El sueldo que percibe no le alcanzó para cubrir los gastos médicos.

Las consultas privadas en el servicio de Gastroenterología cuestan entre 50 y 100 dólares.

Han pasado tres semanas desde que fue a la Emergencia del Pérez Carreño, debe repetirse los exámenes y realizarse una endoscopia. Consiguió cita en la Clínica Popular del Paraíso, pero deberá esperar hasta octubre, o al contrario, pagar una consulta privada que escapa de sus posibilidades económicas. 

(*) Se modificaron los nombres por medidas de protección a las fuentes.

Lea también:

Gremio de Enfermería barinés asegura que trabaja en condiciones infrahumanas


Participa en la conversación