Este jueves los pacientes crónicos se concentraron en la plaza Alfredo Sadel, de Las Mercedes. Exigieron la entrega inmediata de tratamientos como los inmunosupresores, los hipertensivos, los oncológicos. Alertaron que la cifra de muertos por la escasez de insumos y medicinas aumentará.

Eduardo Franco, de la fundación Mavid, de Carabobo —que atiende a los pacientes con VIH— dijo que en esa entidad, desde el 3 de diciembre de 2017 hasta la fecha han fallecido 48 pacientes por la falta de insumos y medicamentos.

Caracas. Sus pieles y rostros pálidos no aguantaban lo implacable que estuvo el sol la mañana de este jueves. Pero aún así, los pacientes oncológicos, renales, hemofílicos, con VIH, diabéticos, con parkinson y con algún tipo de discapacidad aguantaron esos rayos, que parecieron llenarlos de vitalidad y gritaron: “No nos queremos morir”.

Se concentraron en la plaza Alfredo Sadel, de Las Mercedes. Muchos con tapabocas hicieron acto de presencia desde Aragua, Carabobo, Lara y Yaracuy. Vinieron pidiendo ayuda y con sus dolencias, como es el caso de David Arteaga, quien desde hace cinco años se dializa y además quedó ciego por la diabetes.

Vine desde Aragua, de las cinco unidades de diálisis, solo están funcionando cuatro en donde se ven 74 pacientes.

El 18 de enero, la Sociedad Venezolana de Hematología emitió un comunicado indicando que desde el último semestre de 2017 los bancos de sangre, en el ámbito nacional, presentaban fallas graves en la recepción de reactivos e insumos. Actualmente, por ausencia de reactivos no puede realizarse la evaluación para el tamizaje de enfermedades transmisibles y de obligatorio descarte como las hepatitis B y C, el VIH, enfermedad de Chagas y Sífilis.

En el resto de las unidades, dijo, no hay atención porque no llega el material para dializar, unas veces falta el filtro o el bicarbonato para purificarlos, escasean insumos y las máquinas están dañadas.

A sus 43 años y de oficio tatuador —su cuerpo es toda una estampa, incluso en su brazo izquierdo tiene grabada una máquina de diálisis— David conserva la sonrisa. Esa es la vitamina que me mantiene, porque no tengo los medicamentos. Afortunadamente, ayer [miércoles] me dializaron para poder venir a la concentración y eso sirvió para normalizar la insulina, que no consigo desde hace meses.

En Aragua, de acuerdo con la información que maneja sobre afectados por la patología, hay 6000 pacientes renales, entre peritoneales (los que hacen el tratamiento en sus casas) y en hemodiálisis (los pacientes que se tratan en las unidades).

David perdió los riñones, quemados por un exceso de antibióticos que necesitó para tratar una celulitis que le dejó un accidente en moto.

Los riñones de David no funcionan, tampoco su vista. Reclama medicinas para seguir viviendo.

En la plaza lo que más se repetía era la frase “no queremos morir”. En las pancartas se leía “ayuda humanitaria por favor” y en las caras de los pacientes estaba dibujado el grito del auxilio. “No tenemos tiempo, ministro López, nos estamos muriendo”.

Luego de dar su testimonio ante un auditorio de pacientes crónicos, con cara de tristeza, Yelasnia Ochoa, quien tiene 32 años, dos meses y tres días trasplantada, dijo que ella no tiene por qué estar esperando que un paciente muera para que le done los medicamentos que de por vida tiene que tomar. “Yo pensé que me iba a salir el riñón por la boca de tanto pedir auxilio”.

A sus espaldas, Mildred Valera, sobreviviente de cáncer de mama, gritaba “quiero morir de vieja y no ahora porque no tengo medicamentos”.

Una muestra de la crisis de la salud es ver a los pacientes descompensados mientras relaman su derecho a vivir.
No quieren más muertes por la falta de medicinas.

Cifras crónicas

*16.000 pacientes están en riesgo de muerte por el cierre de las unidades de diálisis. Desde finales de 2016 sufren por la interrupción casi absoluta del acceso a medicinas y tratamientos.

*3500 trasplantados no tienen acceso a inmunosupresores y enfrentan riesgo inmediato de rechazo de órganos, lo cual también implica riesgo de muerte.

*5668 mujeres con cáncer de mama diagnosticadas anualmente no tienen acceso a quimioterapias y otros tratamientos esenciales. Al menos 66 mujeres fallecen diariamente por esta condición.

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*4990 personas con hemofilia no tienen acceso a los factores de coagulación desde hace varios años. En 2017 fallecieron 22 personas y 260 corren el riesgo de perder la vida.

*77.000 personas con VIH en control en todos los estados del país están interrumpiendo sus tratamientos y la falta de reactivos impide la realización de pruebas esenciales para monitorear su estado de salud.

Solo en Carabobo han fallecido 48 personas desde el 3 de diciembre hasta la fecha, según Eduardo Franco:

*4 millones de personas con problemas cardiovasculares, primera causa de mortalidad en Venezuela, y diabetes no disponen de tratamiento.

Esas son algunas de las cifras que dan cuenta de la crisis humanitaria que atraviesa el país. “Un holocausto”, lo llamó Valero, cuando aclaró que en Venezuela no hay medicinas para aliviarles los dolores.

Los pacientes crónicos de nuevo en las calles.

Feliciano Reyna, de Acción Solidaria, y miembro de la coalición de organizaciones que velan por el derecho a la salud, Codevida, leyó un documento en donde además de dar los números de la crisis, destacó que la asistencia y cooperación internacional de carácter humanitario constituyen un cuerpo de conocimiento y acciones dirigidas a socorrer, asistir y proteger a la población de manera imparcial e independiente de intereses políticos o económicos, teniendo como prioridad absoluta la vida y el bienestar de las personas en situaciones de gran sufrimiento o daño, para los cuales no existen o son insuficientes las capacidades internas, sin importar las circunstancias que las haya causado.

Estos principios no eximen de responsabilidad a los Estados cuando se rehúsan permitir su implementación con la rapidez y las condiciones de transparencia y participación necesarias. Por tanto, el Gobierno no puede alegar que se tiene la capacidad para solucionar la emergencia cuando las mismas autoridades han demostrado que no cuentan con los medios financieros, institucionales o técnicos para asistir a la población de forma perentoria. En tal sentido, rechazamos las declaraciones del gobierno venezolano con las cuales insiste en negar la situación de emergencia por la que atraviesa el país, que incluso está diezmando a poblaciones indígenas enteras por desnutrición y por la falta de tratamientos, como sucede con los waraos en el Delta Amacuro, sin contar los niños que mueren, 11.000, antes de cumplir su primer año de vida en 2016.

En el acto, diputados a la Asamblea Nacional recibieron el documento y se comprometieron a crear una comisión tripartita para buscar soluciones a los pacientes crónicos.

Las mismas peticiones serán llevadas —de nuevo— a instancias internacionales.

Fotos: Francisco Bruzco Videos: Mabel Sarmiento Garmendia


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