Pescadores neoespartanos se debaten entre el oficio tradicional y la extracción de algas para subsistir

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Paúl Bermúdez, biólogo marino y expresidente del Instituto Neoespartano de Pesca, considera que, ante la problemática de la gasolina y la ausencia de un plan de desarrollo y recuperación de la pesca artesanal en la entidad, los pescadores salen a buscar alternativas para el sustento diario sin medir las consecuencias y peligros que deben encarar al no contar con los mecanismos de localización en altamar.

Porlamar. El reciente naufragio de un peñero en el canal de pesca entre las islas de Margarita y Coche, con 14 personas a bordo y que, afortunadamente, fueron rescatados por un catamarán propiedad de una empresa operadora turística, dejó al descubierto los riesgos que deben encarar muchos pescadores artesanales de Margarita y Coche, para buscar el sustento.

Paúl Bermúdez, biólogo marino y expresidente del Instituto Neoespartano de Pesca (Inepesca), considera que, ante la problemática de la gasolina y la ausencia de un plan de desarrollo y recuperación de la pesca artesanal en Nueva Esparta, los trabajadores del mar han encontrado en el cultivo y extracción de algas rojas una alternativa para solucionar el sustento individual y familiar.

Sin embargo, considera que son muchos los riesgos personales y las amenazas que eso encarna para el ecosistema marino de las islas de Margarita, Coche y Cubagua.

En parte el problema radica en que los pescadores artesanales siguen sin contar con los mecanismos que permitan su localización en altamar, en caso de algún imprevisto que ponga en peligro sus vidas.

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El bióogo marino Pául Bermúdez advierte que son muchos los riesgos personales que encarna la extracción de algas. Foto: Dexcy Guédez.

Aseguró que un pescador con la extracción de la llamada alga roja puede ganar un máximo de 100 dólares por la tonelada, lo que significa que si solamente logra extraer 100 kilos, se gana solamente 10 dólares diarios.

Es una cantidad ínfima para el esfuerzo que debe hacer y el riesgo que debe correr y que no va solo, sino que lleva varios integrantes del grupo familiar, lo que ocasiona sobrepeso con las personas y la carga de las algas, por lo que ocurren hechos como el naufragio reciente”, refirió el experto.

Ampliando en detalles, refirió que en este caso se trata del sistema de cultivo de macroalgas, sobre todo especies exóticas traídas de otros ambientes como la Capaficus alvarenci, proveniente de Filipinas y que se cultiva en Margarita, pero debe tener un sistema de protección para que sus fragmentos no salgan del área de cultivo y se puedan fijar al sustrato, para evitar que colonice zonas adyacentes a las del cultivo que terminan por desplazar a otras especies autóctonas.

“El hábitat de esa alga exótica se ubica en áreas cercanas a los corales, aproximadamente a 17 metros de profundidad, pero a veces se localizan fragmentos de la misma flotando en aguas oceánicas”, explicó.

Indicó que los especialistas persiguen esa alga para extraer la carragenina, componente usado como aditivo en la industria de alimentos y que sirve como emulsionante, estabilizante o espesante de alimentos.

Bermúdez alertó que cuando esa extracción se hace por personas que no tienen el conocimiento necesario, lavan en zonas como Boca del Río, municipio Península de Macanao y en la vía principal de El Guamache, municipio Tubores, sin prever que algunos fragmentos van a parar al mar con las consecuencias impredecibles y el daño ambiental que causan al ecosistema de las islas neoespartanas.

Cubagua, la adecuada

El expresidente del Inepesca informó que los biólogos marinos Yean Carlos Marín y Luis Enrique Rodríguez, bajo la dirección y supervisión de Kimberly Ayala, cultivan desde hace algunos años los géneros Capaficus alvarenci y Euquema filiforme en el campus de la Universidad de Oriente (UDO), en la isla de Cubagua, con fines comerciales para la empresa Revolution Seaweed.

En ese sentido, enfatizó que la isla de Cubagua es la que reúne las condiciones adecuadas para el cultivo de esas especies, por sus cualidades de zona arenosa y fangosa, lo que desde su punto de vista debe representar una advertencia para no causar daños en el ecosistema de Margarita y Coche por el manejo de todas las fases que el proceso requiere.

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El cultivo y extracción de algas ponen en peligro el ecosistema de Margarita y Coche. Foto: Dexcy Guédez.

Citó que esos expertos han sido enfáticos al señalar que en el proceso no debe existir la presencia de embarcaciones que dejen combustible pesado, así como tampoco se puede cultivar en las cercanías de manglares, puesto que estos modifican o influyen mediante su materia orgánica, con crecimiento de otros organismos en el medio en el que se cultive esa alga.

De acuerdo con los biólogos encargados de la producción y extracción de esa alga exótica, una vez es procesada extraen la carragenina, compuesto del cual es muy rica y que se emplea en la fabricación de pasta dental, cremas faciales, así como también para estabilizar productos lácteos y medicamentos.

Más seguro que la pesca

Los pescadores artesanales que se han dedicado a esa actividad aseguran que les resulta más seguro que pescar.

A veces salimos a pescar comprando gasolina dolarizada y regresamos sin nada en las manos. En cambio, con las algas siempre aseguramos algo y la faena es más corta y podemos ir varios integrantes de la familia, haciendo más plata para la comida”, expresó Juan Marín mientras sacaba del peñero la carga de algas que logró extraer.

“Se trata de una actividad que necesita mucha dedicación de nuestra parte porque debemos diseñar las cuerdas, las líneas o cordeles que colocamos entre las estacas como el método artesanal con el que podemos cultivar las algas”, afirmó José Vásquez, dedicado al cultivo y extracción de estas especies.

Para salir a faenar se hace acompañar por sus dos hijos y un hermano. Logra ganar hasta 40 dólares en un día que le sirven para la gasolina y compartir el resto entre todos, lo que juntan para comprar alimentos.

No es mucho, pero es más seguro económicamente que con la pesca. Eso sí es un poco más riesgoso por el peso que trae el peñero de regreso, pero ya calculamos más o menos lo que podemos sacar en una faena”, apuntó Vásquez.

Ambos insisten en la necesidad de que Insopesca atienda las solicitudes de créditos para poder proveerse de los aparatos de radiocomunicación y ubicación, en caso de cualquier imprevisto durante la faena mar adentro.


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