El Instituto Bolivariano de Educación Especial de Caricuao también necesita docentes. Solo tienen tres, de los 14 que requieren para atender a la totalidad de la matrícula.
Caracas. Desde 2015, el Instituto Bolivariano de Educación Especial de Caricuao (IBEE Caricuao), ubicado en la UD4 de ese sector, denunció que algunos de los árboles que están detrás de la escuela, ponían en peligro el centro educativo que actualmente recibe a niños y niñas con discapacidades y Trastornos del Espectro Autista (TEA).
“En ese año, se cayó uno. Solicitamos el corte, pero no pudieron brindar el apoyo. Creemos que se debe a que hay que meter una grúa y el único acceso a esa parte, es un callejón”, recuerda, Sheryl Da Silva, trabajadora social del plantel quien.
Tal como se había advertido, la noche del pasado miércoles, 11 de octubre, un árbol se cayó, lo que ocasionó que el techo de algunos módulos en donde están ubicados los salones, se debilitaran y hundieran.
Da Silva asegura que, como consecuencia de los fuertes vientos y lluvias que han tumbado árboles en distintos municipios de la ciudad capital, una semana antes de la caída del árbol, las rejas que están en la parte de atrás del instituto, se doblaron.
“En ese momento avisamos, pero no vinieron”, dice.
Además de denunciar a los organismos gubernamentales y autoridades del Ministerio de Educación, a través de redes sociales se compartieron varias imágenes en donde se mostraba el árbol caído en el techo de la institución.
La trabajadora asegura, con gran preocupación, que las bisagras del techo se debilitaron, por lo que necesitan que un ingeniero visite el lugar para hacer la evaluación y poder arreglar la estructura.
“Necesitamos que vean si el techo no es sensible a una caída y que se restaure. En vista del riesgo, lo que hicimos fue reubicar a los niños para que no vean clases en esos salones”, sostiene.
Falta más que techo
Pero, una revisión en el techo no es lo único que la IBEE de Caricuao necesita. “Solo hay tres docentes y necesitamos por lo menos 14 en total”, dice la trabajadora social de la escuela que recibe a 45 niños y niñas.
Explica que, al ser una escuela de educación especial, cada docente debería tener a un máximo de seis alumnos por salón. Sin embargo, tienen ocho.
“No se puede aceptar más porque la educación debe ser especializada. Si dejamos más, estaríamos violentando su derecho a recibir la educación que necesitan”, indica.
Por esa razón, aunque la matrícula es de 25 niños y niñas, solo reciben a 24. El resto, ve sus clases desde casa, a la espera de otras docentes que lleguen a la institución.
Además de personal docente, el plantel también necesita psicólogos, terapistas de lenguaje, trabajadora social, neurología y psiquiatría.
“Recuerdo cuando se recibían por lo menos a 100 niñitos. Esto era otra cosa”, recuerda María (*), una trabajadora con 20 años en el lugar.
Al respecto, la directora del plantel espera que todos los requerimientos que han solicitado a entes afiliados al Ministerio de Educación, lleguen, así como la visita del personal que los ayude a arreglar el techo que les permita habilitar los salones afectados por la caída del árbol.
(*) Se modificó el nombre por medidas de protección.
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