Reimpulso de Quimbiotec solo logra 10 % de operatividad en 10 meses

Sin reactivos el banco de sangre del Hospital Central de Maracay

La empresa estatal productora de hemoderivados aún no cumple la meta que trazó el Gobierno como parte de la activación del Motor Farmacéutico. Al menos 70.000 personas con enfermedades crónicas padecen el declive y nueve pacientes con hemofilia fallecieron este año por falta del Factor XIII que producía la planta.

Caracas. La activación del Motor Farmacéutico sigue sin arrancar y sus promesas no han sido cumplidas cuando falta mes y medio para terminar el año de la crisis humanitaria.

En febrero se prometió que el Complejo Tecnológico del Estado Venezolano produciría 9.000 unidades de albúmina; 5.000 de inmunoglobulina de 100 mililitros cada una, y 2.500 unidades de factor VIII semanales. El reimpulso, amparado por el llamado Motor Farmacéutico, se hizo luego de que el año pasado la empresa estatal se paralizara por falta de materia prima.

Nixon Berríos, miembro del sindicato de Quimbiotec, asegura que la falta de materia prima ha hecho que solo se reactive la planta a 10 % de su capacidad. En 10 meses, solo se manufacturaron cuatro lotes de Factor VIII que corresponde a 2.000 viales cada uno; cuatro de albúmina con 3.000 viales por producción y cinco de inmunoglobulina con 9.000 viales en cada lote.

La paralización de esta empresa que produce hemoderivados afecta a 70.000 personas al año que sufren 21 condiciones graves, crónicas y agudas. Una de estas enfermedades es la hemofilia, condición con la que viven 2.556 personas en Venezuela.

La hemofilia es una enfermedad que impide que la sangre coagule por la falta de unas proteínas denominadas factores de coagulación.  Los dos tipos más comunes de hemofilia son A y B, causados por una disminución o la falta del factor VIII y IX, respectivamente. Si Quimbiotec funcionara a su máxima capacidad, podría abastecer 25 % de la demanda del Factor XIII para el tratamiento de quienes tienen la hemofilia A.

Antonieta Luque, presidenta de la Asociación Venezolana para la Hemofilia, denunció que desde hace meses el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) no ha importado el derivado que previene las hemorragias que podría presentar el paciente.

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Este mes murió el noveno paciente con hemofilia del año en curso ante la falta del tratamiento oportuno. Esta vez le tocó sufrir la crisis humanitaria a la familia de un adolescente de 17 años de edad en Ciudad Ojeda que tuvo una hemorragia digestiva producto de las complicaciones de la enfermedad.

“Tenemos una población de niños que hasta ahora no tenían lesiones, pero ahora presentan cuadros irreversibles por falta de su profilaxis. En muchos casos no tienen acceso a los indicados por una emergencia o los entregan incompletos. Solo cuando ya tienen una lesión visible, que se generan por mal tratamiento, es que les entregan los factores y ya es tarde”, explica Luque.

El alza en diagnósticos del síndrome de Guillaín-Barré  este año, asociados a complicaciones neurológicas en un pequeño porcentaje de personas que tuvieron zika, evidenció también la escasez de hemoderivados. Estos afectados necesitaban Inmunoglobulina y Albumina para el tratamiento del síndrome, pero la paralización de la producción de la planta derivó en la muerte de al menos 23 personas que los medios de comunicación pudieron reportar.

La fuga de dólares. También el declive de Quimbiotec hizo que se tuvieran que gastar cerca de 7 millones de dólares para importar los productos que se producían en el país. Mientras que otros 2 millones de dólares dejaron de entrar por el cese de exportación de inmunoglobulina y albúmina a Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú.

En 2010, la facturación anual de la planta se valoró en 70 millones de dólares. Mientras que en 2012, la meta de Quimbiotec era expandir las exportaciones a los países del Alba, pero se pasó de 5.200 viales de albúminas exportadas a 2.000 en 2014.

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