Un Arrullo Lector busca incentivar la lectura en niños de comunidades vulnerables de Cumaná

Arrullo lector

Su experiencia como psicólogo le ha permitido a Diana Barráez valorar la importancia de la familia en el desarrollo del lenguaje y el conocimiento de los niños.

Cumaná. La psicóloga Diana Barráez llega con su Arrullo Lector a la comunidad Luz del Mundo, ubicada en Riberas del Manzanares en Cumaná, vestida con una franela de color azul rey, una corona de flores pequeñitas en su cabeza, sus lentes llamativos y una sonrisa resplandeciente.

Al final de la tarde de un sábado al mes, lee cuentos a los niños de tres sectores y no solo comparte cuentos y una merienda, sino que interactúa con ellos en el seno familiar. 

Tres niños (las morochas y Justo) salen a recibirla, la abrazan, tocan sus flores y la ayudan a bajar los libros del carro, mientras ella empieza a preguntar: ¿Dónde están los demás?

El terreno de la comunidad Luz del Mundo no está asfaltado. Un tubo de agua potable roto, que ha abierto un canal frente a las humildes viviendas, hace que los niños tengan que espantarse las plagas mientras tosen, porque la mayoría tiene gripe. Sin embargo, con entusiasmo disponen de un círculo de sillas plásticas para esperar a los rezagados del encuentro y comenzar el Arrullo Lector.

Su experiencia como psicólogo le ha permitido a Diana Barráez valorar la importancia de la familia en el desarrollo de la lectura para el lenguaje y el conocimiento de los niños.

Desde junio de 2023, confiesa, no tiene miedo de entrar a zonas populares con el apoyo de su esposo, sus hijos y los aportes particulares que respaldan logísticamente el proyecto Arrullo Lector.

Arrullo Lector
Los niños en las comunidades vulnerables hojean los libros, leen un cuento e interactúan con la psicóloga mediante el proyecto Arrullo Lector. Foto: Mayber Márquez

Niños y adolescentes toman los libros, los hojean e intercambian porque saben que en esta oportunidad cada uno se quedará con un libro, hasta el mes siguiente.

Valores reforzados

Diana les comparte unas láminas con imágenes de colores y luego que uno de los adolescentes hace una pequeña lectura, ella comienza a dramatizar el cuento de “Barba azul”. 

El contenido de la historia podría sonar muy fuerte para los más pequeños, pero al momento de interactuar, todos comprendieron y pusieron de manifiesto la diferencia entre el bien y el mal, la importancia de la obediencia pero sobre todo el valor de la familia.

  • Barba azul es malo, 
  • Hay que matarlo, 
  • Hay que ponerle las esposas, 
  • ¡Cortarle la barba!
  • ¡Ella no tenía que casarse!
  • Mi momento favorito fue cuando las hermanas salvaron a la protagonista, exclama una de las morochas.

Como psicólogo, Diana les ha insistido a los padres que la lectura es insustituible para los niños, porque es un espacio para compartir un momento de amor, de ternura, de alegría y de fantasía. También de acercamiento para enriquecer el lenguaje, la inteligencia y fortalecer las relaciones entre ellos.

Empecé a comparar ese espacio con el arrullo que nos une desde chiquitos a nuestras mamás, pero aunque los humanos tardamos mucho tiempo en crecer, no podemos arrullarnos como bebés todo el tiempo. Entonces necesitamos un instrumento que nos permita estar juntos queriéndonos y protegiéndonos y eso lo logra la lectura”, dice Barráez.

La especialista tiene como propósito contagiar ese momento de placer único en el que el niño se encuentra en los brazos de su mamá, su papá, sus abuelos o sus tíos y tiene una aventura de un mundo de fantasía.

Los hallazgos

Diana también llegó con su Arrullo Lector a una comunidad de la avenida Cancamure, gracias a su amiga Yadira Millán, que regularmente les llevaba arepas y meriendas. Allí también, en alianza con la escuela de Trabajo Social de la Universidad de Oriente (UDO), aplicó un instrumento de diagnóstico para conocer la experiencia de lectura.

Arrullo Lector
La psicóloga Diana Barráez lamenta que en las familias no haya espacio para leer cuentos y cantar. Foto: Mayber Márquez

“Un dato preciso que encontramos es que 97 % de las casas no tienen un libro de cuentos para leerles a los niños. La tarea es el momento en que hay lectura, pero bajo la orden de que los niños cumplan con las asignaciones escolares. No es un momento de arrullo, contagio, disfrute, goce y encuentro, porque no es para enamorarse de la lectura sino para responder a las demandas”, dijo. 

La psicóloga también lamentó que las familias no tengan un espacio para cantar.

El canto necesita relajarse, tranquilizarse, sintonizarse con la alegría que significa escoger el canto y que no lo haya, es expresión que no hay momentos de arrullo”, dijo.

Sin embargo, agradeció la receptividad de las comunidades visitadas porque cuando se dan cuenta del beneficio que tiene para los niños, se tornan colaboradores.

“Los niños también se contagian del disfrute de la lectura y el deseo de tener los libros en la mano, me han confirmado que es realmente algo que hay que hacer porque es muy positivo para el desarrollo del país”, añadió. 

Barráez se encamina para iniciar una campaña de donación de cuentos que le permitan llegar a otras comunidades pero, sobre todo, fortalecer el hábito de la lectura en las familias con las que ha trabajado gracias al Arrullo Lector. 


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