Expuestos al sol y agua, se exhiben fármacos e insumos en “tarantines”, sin cumplir con los debidos protocolos establecidos en las leyes venezolanas. Farmacéuticos exigen el decomiso de las medicinas ilegales.
San Cristóbal. María Amaya es madre de tres niños, y se dedica a la venta de medicamentos y golosinas en el centro de San Cristóbal porque, a sus 32 años, no cuenta con un empleo formal. Acompañada de su hijo menor, aseguró que vio en la venta de medicinas una alternativa que le genera recursos.
“Comencé cuando llegó la pandemia, y me ha resultado útil, porque la gente viene y compra. Les sale más económico aquí que en las farmacias”, dijo.
La venta de medicamentos ilícitos y de dudosa procedencia en la ciudad de San Cristóbal gana terreno. Ya es común ver en bodegas, panaderías, kioscos y otros establecimientos comerciales, los blísteres y frascos que deberían ser vendidos en las farmacias.
Si bien es una situación que creció con la llegada de la pandemia del COVID-19, a los farmacéuticos les preocupa el poco control por parte de los organismos del Estado. No hay operativos para hacer la incautación de estos productos.
María Luzmila Reyes, quien labora en una farmacia, dijo que esta situación pone en riesgo la vida de las personas que compran estos insumos en las calles o establecimientos donde no se cumple ni la mínima medida sanitaria.
“Es importante que la sociedad tome conciencia y no compren en esos sitios, pues se desconoce el lugar de procedencia y el manejo del producto”, dijo Reyes.
Por su parte, Amaya contó que los insumos que vende provienen de Colombia, ya que ciertos fármacos son traídos desde el departamento de Norte de Santander. Aseguró tener las facturas de estas mercancías. Agregó que lo más buscado son prednisolona, atorvastatina, y losartán.
Sondas, kits para cirugías, y otros materiales también son comercializados en mercados o incluso a las afueras de centros de salud.
Farmacias sin control
El presidente del Colegio de Farmacéuticos del estado Táchira, Sergio Delgado, mencionó que en los últimos meses se ha visto una proliferación de farmacias que no cumplen con lo establecido en la ley.
Una de ellas es la falta del profesional de esta área en los nuevos locales, lo cual se exige en el artículo 8 de la Ley del Ejercicio de la Farmacia.
En las instalaciones se han visto personas que no tienen ningún grado de instrucción universitaria, es decir, los que están al frente son aprendices, auxiliares, comerciantes o administradores”, refirió Delgado.
Dijo que ha sido una lucha titánica por parte de todos los colegios en todo el país, para exigir que se respete la normativa, que señala que solo debe existir un regente por farmacia.
Vemos que hay farmacéuticos que están a cargo desde tres hasta cinco farmacias, por lo que nos preguntamos en qué momento va a estar allí el farmacéutico. Hay un grave error en esto”, dijo.
De acuerdo con cifras de este gremio, el estado Táchira cuenta con más de 400 farmacias. “Algunas han cerrado, pero a la vez otras han abierto”, comentó Delgado.
Problema de salud pública
El riesgo de comprar una medicina en estos puestos informales es grande, debido a que los productos están expuestos a temperaturas no aptas que pueden causar la pérdida de sus propiedades o que se alteren.
Karime Pico, representante del gremio farmacéutico en el municipio Pedro María Ureña, en la zona fronteriza, dijo que dada la competencia desleal que existe con quienes venden en las calles se han reducido las ventas. Afirmó que estas personas no pagan empleados, servicios, ni impuestos a la Alcaldía.
Detalló que la diferencia de costos de las medicinas de las farmacias a los “tarantines”, hacen que los usuarios compren las ilegales sin importar el peligro que esto representa para la salud.
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