Desde hace tres años el hospital universitario de Maturín carece de audiómetro, equipo indispensable para realizar las pruebas de audición. Tampoco tienen agua, ni guantes, ni lavamanos, lo que dificulta la debida atención al centenar de pacientes que acuden al servicio.

Maturín. El único equipo de audiometría del Hospital Universitario Manuel Núñez Tovar fue desvalijado. Es el instrumento empleado para determinar la capacidad de audición del paciente. Cuando se conmemora la Semana de la Audición, del 2 al 8 de marzo, se incrementan las denuncias en el servicio de Otorrinolaringología dadas las múltiples carencias que afrontan los especialistas del centro asistencial.

La falta de audiómetro la padecen desde hace casi tres años, cuando trasladaron el equipo del servicio al área del sótano y luego fue desvalijado.

Los otorrinolaringólogos deben gestionar por otros medios la atención de los pacientes. A algunos los remiten a consultas privadas, sobre todo cuando lo ameritan con urgencia; en otros casos, solicitan ayuda a empresas privadas.

Gina Buzema, médico otorrino, explica que desde el servicio intentan atender la mayor cantidad de pacientes, pues la demanda es muy alta, pero en ocasiones no cuentan con los implementos para brindar la atención oportuna. Por la falta del equipo de audiometría se ven afectados al menos 100 pacientes, lo que representa el 40 % de la población que atienden en el servicio. Determinar la agudeza auditiva de los pacientes se vuelve cada vez más complicado en el hospital.

La audición es un sentido muy importante y desde aquí tratamos de ayudar al máximo. No tener audiómetro nos dificulta el trabajo. Son muchos los pacientes que asistimos en este servicio y tratamos de ofrecerles una buena atención, pero muchas veces no tenemos las herramientas para hacerlo.

La falta de este instrumento afecta más todavía a los pacientes que utilizan prótesis auditivas y a los bebés recién nacidos. La prueba de audiometría para los pacientes con prótesis se debe realizar por lo menos dos veces al año para determinar el avance que ha tenido el paciente. Mientras que a los recién nacidos se les debe realizar un estudio denominado Baby Screening, una prueba auditiva para precisar si tiene o no alguna patología y si será irreversible.

“El audiómetro es necesario para todas las edades. En cuanto a los recién nacidos hacemos emisiones acústicas para verificar si el oído va a funcionar o no. Hoy llegó a la consulta una muchacha con problemas de audición y trajo a su bebé para que lo examináramos. ¿Cómo determinamos si el niño desarrollará el mismo problema de la madre si no tenemos el instrumento para evaluarlo?”, destaca Buzema.

Gina Buzema, médico otorrino del Hospital de Maturín, señala que al no tener audiómetro se les dificulta el trabajo. Foto: Natacha Sánchez

A pesar de las carencias que padece el servicio de Otorrinolaringología del hospital de Maturín desde hace casi tres años, los médicos se niegan a cerrarlo.

Necesitamos un equipo aquí. Nosotros lo tenemos, pero lo sacaron del consultorio y se lo llevaron al sótano, donde fue desvalijado y hasta ahora no hemos podido repararlo, y las autoridades no atienden a nuestros llamados. Estamos tratando de establecer enlaces con empresas privadas para que nos ayuden a repararlo porque el aparato es sumamente importante y necesario”.

Adicionalmente, la falta de agua, de lavamanos y de guantes impiden lavar y esterilizar los materiales e instrumentos utilizados para la consulta de manera adecuada.

“El problema con el agua aquí es grave. A las 10:30 a. m. ya no tenemos agua y eso complica el trabajo. Tenemos que pedirles a los pacientes que traigan agua para hacerles los lavados auditivos y también para limpiar los materiales. Nosotros funcionamos porque el paciente colabora. Aquí no hay nada”, puntualizó Buzema.


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