Los pájaros rojos revalidaron el título de la LVBP y nuevamente son bicampeones de la pelota criolla.

Caracas. Un abarrotado Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto volvió a ver festejar a los Cardenales de Lara 21 años después del último título que los pájaros rojos celebraron de locales ante los Leones del Caracas en la 98-99.

Los cerca de 18.000 aficionados impulsaron a los crepusculares a remontar una desventaja en el octavo inning y con un racimo de tres rayitas batieron 4-2 a Caribes para llevarse en siete juegos la serie final de la 2019-2020.

La definición por el título fue tan pareja como se esperaba y enfrentó a los más recientes campeones de la LVBP, los conjuntos que más han dominado la pelota criolla en los últimos años.

La conquista larense supone una venganza ante la tribu, que derrotó a los alados en la otra final entre ambos en la 2017-2018 y celebró, precisamente, en el Antonio Herrera Gutiérrez. El bicampeonato es el segundo en el historial de los occidentales que suman seis coronas y ya se habían titulado en campañas consecutivas en la 97-98 y en la 98-99.

Lara tuvo un pitcheo sólido en toda la temporada, encabezado por el experimentado Néstor Molina, a quien se unieron Raúl Rivero, Angelo Palumbo y Williams Pérez para conformar una rotación muy bien estructurada.

Con el bate, Cardenales contó con el aporte decisivo del criollo Osman Marval y del cubano  Yordanys Linares, MVP de la final, quien no estaba inicialmente en los planes de la gerencia para reforzar al equipo. La lesión del colombiano Tito Polo le abrió una posibilidad y el antillano respondió.

Los monarcas también sumaron una pieza improbable en Josmar Cordero, un utility que trabajaba como mesonero en Chile y fue contactado por los crepusculares ante las sanciones de la MLB. Cordero también puso su granito de arena cuando el piloto Luis Ugueto le dio la oportunidad.

El título de los alados es el colofón de un campeonato atípico, más corto, con estadios desolados en casi toda la zafra, sin figuras y con un nivel discreto. Quizá la continuidad de la campaña pese a las sanciones de la MLB y la imposibilidad de contar con patrocinio del Estado fue el mayor logro del circuito rentado.

Ahora, el bicampeón representará a Venezuela en la Serie del Caribe que arranca el sábado en Puerto Rico. Y para variar tendrá que sortear un nuevo obstáculo para conformar el plantel: el del visado para ingresar en territorio estadounidense.


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