Ecoanalítica prevé una inflación superior a 10.000 % en 2020. Aunque son números preliminares es una proyección más elevada de la que mantenían en febrero (2700 %).

Caracas. La pandemia por COVID-19 que tiene en aprietos al mundo entero dejará sus efectos en las economías de varios países. A diferencia de Colombia, que tuvo un crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB) de 3,4 % en 2019; o Brasil (0,9 %), esta nueva crisis encuentra a Venezuela con una recesión de hace seis años y un PIB de menos 35 % solo en 2019.

El coronavirus encara a la nación con una infraestructura de servicios públicos que también colapsó el año pasado. Un ejemplo es el blackout que se produjo el 7 de marzo de 2019, que dejó al país sin electricidad por más de cinco días, paralizando la economía y la vida de los ciudadanos. Este 2020 la actividad económica vuelve a detenerse, pero por un enemigo externo: la COVID-19.

En febrero Ecoanalítica estimaba que la caída del PIB en Venezuela sería este año de 10 %. La pandemia cambió ese escenario y, de acuerdo con cifras preliminares de esa firma de análisis macroeconómico, la contracción sería de 20 %, según reveló el economista Asdrúbal Oliveros en entrevista a Crónica.Uno.

La emergencia sanitaria que tiene a todo el país en cuarentena desde el 17 de marzo también tendrá consecuencias en la inflación, que se desacelera desde 2019. El especialista advierte que ven una mayor presión al alza en los precios de los alimentos, así como en el tipo de cambio.

“Creo que el Gobierno tiene todos los incentivos para incrementar el gasto público y en un contexto de restricción externa tan aguda, ese aumento de gasto público va a venir principalmente de financiamiento monetario y eso va a tener una incidencia muy fuerte en términos de precios (inflación) y en términos de la tasa del tipo de cambio”, explica Oliveros.

Ecoanalítica prevé una inflación superior a 10.000 % en 2020. Aunque son números preliminares es una proyección más elevada de la que mantenían en febrero (2700 %).

Hasta el 25 de marzo el gobierno de Maduro registraba 106 casos por COVID-19. Foto: Gleybert Asencio

La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo esta semana que las perspectivas de crecimiento mundial para 2020 son negativas. “Se prevé como mínimo una recesión tan aguda como durante la crisis financiera mundial o peor, pero esperamos una recuperación en 2021. El impacto económico es y será grave, pero cuanto antes se logre frenar el virus, más rápida y vigorosa será la recuperación”, expresó en una reunión con el G-20.

La vocera del FMI agregó que incrementarán de forma masiva el financiamiento de emergencia, del que ya han recibido solicitudes de casi 80 países para brindar apoyo a los más afectados. El 15 de marzo el gobierno de Nicolás Maduro pidió un financiamiento a esa institución por $5000 millones. Sin embargo, el FMI negó la ayuda. Argumentó que había duda entre los miembros sobre quién preside en el país, si Juan Guaidó o Nicolás Maduro.

Las consecuencias que dejará la pademia, declarada así el 11 de marzo por la Organización de la Salud (OMS), son todavía imprecisas, puesto que la crisis apenas arranca en Venezuela. Los primeros casos aparecieron el 13 de marzo, según el gobierno de Nicolás Maduro. Hasta el 25 de este mes las autoridades registraban 106 personas contagiadas.

Todavía trabajamos en el impacto que esto tendrá en el crecimiento de la economía venezolana, porque apenas está arrancando y el efecto multiplicador que puede tener no está del todo claro; el alcance. Sin embargo, unas estimaciones preliminares que hemos trabajado hablan de que pudiéramos estar viendo una caída en torno al 20 % este año, es decir, prácticamente el doble de lo que era la contracción estimada por nosotros antes de toda esta crisis, agrega el economista.

El crecimiento en América Latina y el Caribe (ALC) que avizoraba el FMI en su informe de perspectivas, publicado en octubre del año pasado, no era alentador. Entonces advertían que el crecimiento había desacelerado de 1,0 % en 2018 a 0,2 % en 2019, no obstante, esperaban un repunte de 1,8 % en 2020.

“Hay factores externos que continúan perjudicando las perspectivas de la región y entre ellos cabe mencionar el lento crecimiento mundial. (…) La incertidumbre en torno a las políticas económicas en algunos de los países grandes de ALC sigue siendo un freno para el crecimiento, en tanto que la crisis económica y humanitaria en Venezuela continúa generando importantes flujos migratorios a otros países de la región”, advertía el FMI.


La recesión de los últimos años también trastoca la vida de los venezolanos, quienes han tenido que adaptarse a la escasez de productos básicos, la hiperinflación y la pérdida de poder adquisitivo. Una encuesta del Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés) publicada en febrero, reveló que 59 % de los hogares no tiene ingresos suficientes para comprar comida y 65 % no puede adquirir artículos esenciales de higiene, ropa o calzado.

Esta emergencia atañe a una población empobrecida, recuerda el economista. “Hay un grueso importante del país que vive al día y, por lo tanto, su capacidad de tener ahorros o de generar recursos en estas condiciones es muy limitada. Su capacidad de defenderse ante la crisis es bastante limitada”, insiste.

Las pymes es otro de los sectores más afectados por esta crisis, asegura el especialista. “Son empresas cuyo ahorros y niveles de sostenibilidad de largo aliento, para una crisis como esta es muy limitada”, dice. Además, recuerda que ya operaban en un contexto de baja venta y de ausencia de crédito bancario.

¿Agudizan las sanciones de EE. UU. esta crisis?

A juicio de Oliveros, las sanciones de Washington afectan la capacidad del Estado para conseguir proveedores y para vender el crudo con libertad en otros países. “Las sanciones le quitan margen de maniobra para actuar. Tendría que darse algún tipo de negociación gobierno-oposición con respecto a eso. Recordemos también que ese tema está atado a que el Gobierno tenga un manejo más transparente de los recursos y recobre el camino democrático”, explica.

Desplome en los precios del petróleo 

A medida que el coronavirus se propagó los efectos hicieron mella en el mercado petrolero. Los precios se desplomaron casi 30 % en marzo. Esta situación afecta dos actividades medulares del Estado venezolano, afirma el especialista: la primera es la importación de alimentos y en menor medida de medicinas y la segunda la compra de combustible.

“En un contexto de caída tan aguda de los ingresos del Estado, en torno al 60 %, la capacidad del mismo para poder importar alimentos o para traer combustible se ve afectada y eso va a repercutir en la escasez tanto a productos ligados a los alimentos, específicamente lo que tiene que ver con el programa Clap y a la disposición de combustible en Venezuela, cosa que ya en estos días estamos viendo”, advierte. El fin de semana se observaron largas filas en algunas estaciones de servicios de la capital para echar combustible.

Ecoanalítica estima que en términos de recursos líquidos el gobierno de Nicolás Maduro cuenta con menos de $1000 millones para sortear la crisis por COVID-19. “Es un número extremadamente bajo para hacer frente a todo lo que tiene que ver el Gobierno. Lo que vemos es que tiene una merma importante en su flujo de caja. El déficit externo este año podría estar en torno a los $6000 millones. Ese es el faltante de dinero que va a tener el Gobierno”, asegura.

La nación se encuentra en estado de alarma por 30 días y en cuarentena, de esta última se desconoce su duración. Mientras tanto, las actividades comerciales y cotidianas se mantienen severamente restringidas para evitar más contagios por coronavirus. Solo las ventas de alimentos y medicinas están permitidas. No obstante, negocios de comida ofrecen servicio para llevar o delivery, que también está autorizado.


Participa en la conversación