“Sabemos a quién se le dio cada pase, tenemos los códigos. Si vemos, y eso se está llevando en un libro de incidencias, que tres personas de la misma familia salen con un pase, se regresan dos a su casa y se notifica al consejo comunal para que les haga llamado de atención. Igual se hará con quien salga más de una vez sin ese permiso”, dijo Yudeimy Cardoza.

Caracas. Este martes, de acuerdo con el plan de movilidad implementado por la Alcaldía de Caracas, correspondía a los residentes del sector Los Magallanes de Catia, Eje 8, quedarse en sus casas. Sin embargo, a muchos la medida les entró por un oído y les salió por el otro, obviaron el día de parada y salieron del sector campantes como si nada, desafiando los cordones de seguridad, todos movidos por la necesidad de comprar los alimentos.

42 puntos de control se instalaron en Catia para hacer cumplir la medida. Los que están en Los Magallanes eran custodiados por la PNB, Barrio Adentro, UBCh y la milicia. Una barra de seguridad con conos ya avisaba de la restricción. 

El fin del plan, dicho por  integrantes del Clap, es evitar la aglomeración de personas alrededor de mercados y comercios. 

Pero eso no se cumplió del todo. La gente colmó los locales y las calles, previendo el día de parada general que será este  miércoles 15 de abril.

Foto: Tairy Gamboa

Caminaban sin parar, mientras desfilaban las motos del personal vestido con trajes de bioseguridad, se presume que de salud, que está tras los casos sospechosos de COVID-19.

“Mañana no hay venta de ningún tipo. Nadie debería salir de sus casas. Es el día de desinfección general, dijo una de las representantes de la mesa de salud, mientras chequeaba la temperatura a dos transeúntes.

Además del cerco policial, hay un puesto de sanidad que, en el caso de Los Magallanes, no tiene mesas ni toldos. De las tres mujeres, una no tenía guantes, y los tapabocas eran caseros. No tenían agua ni gel alcoholado para mantener la higiene: “Claro que tenemos miedo, pero somos de salud, y hay que hacer el trabajo”. Las tres estaban muy cerca de la cola de mototaxis y de las camionetas de la ruta interna, se resguardaban en la sombra que proporcionaba el local de la esquina.

Foto: Tairy Gamboa

Se vio un integrante de la milicia y a varios hombres vestidos de civil que igual hacían funciones de seguridad, durante el día de parada.

Uno de los policías contó que este martes salió más gente que otros días. De hecho, retuvieron a seis personas que andaban sin  tapabocas: “Más de eso no podemos hacer, una charla y listo, los mandamos para su casa”.

Catia como si nada

Catia mostró el mismo rostro de días anteriores. Mucha gente comprando. Mucha gente cargando sacos, bultos, cajas y bolsas repletas de charcutería. 

Los motorizados tienen más acceso a las zonas que los conductores de carros particulares. Todo el casco central de Catia tiene las vías cerradas, desde la autopista hacia la avenida Sucre no hay paso, de la Caracas-La Guaira subiendo tampoco, hacia las calles Argentina, Colombia y  México menos aún. 

No hay salvoconducto o carnet de prensa que valga. Los uniformados no dan acceso y mandan a dar vueltas por otras zonas que también tienen controles. 

A los que están detrás del volante ya no les hace  mucha gracia estar haciendo recorridos “inútiles” porque no hay gasolina. 

“Pero si no quieres estar en esto, entonces no saques tu carro”, respondió una mujer de la PNB a un chofer que mostraba papeles que, de acuerdo con el decreto de estado de alarma, le permiten circular durante el día de parada.

El retraso en las vías era precisamente por los punto de control. Por eso mucha gente prefiere hacer largas caminatas y buscar callejones que no estén custodiados para poder llegar a destino. 

A saber, el día de parada no es solo para que no salgas a Catia a comprar, es para que las personas se queden en sus casas. Pero barrio adentro, literalmente, es otro mundo, no hay cuarentena. 

Foto: Tairy Gamboa

Es común ver personas reunidas alrededor de un poste charlando, otras cambiando los cauchos de unas motos, en las puertas de las residencias los más jóvenes se sientan a pasar el rato, uno que otro buhonero en las esquinas. 

“Uno no los deja salir y ellos buscan otras vías. Luego pasan por aquí y los tenemos que dejar pasar porque van a sus casas”, otra versión recogida en Los Magallanes para justificar las debilidades del plan de movilidad.

También sucede que muchos están confundidos con los días de parada y el cierre de sectores, pues no tienen teléfonos y no reciben, por esa vía, los comunicados de los jefes territoriales.

Hoy sí, mañana no

En La Cortada de Catia, que pertenece al Eje 3, no había parada este martes. Quienes residen en Gramoven, Federico Quiroz, Nuevo Horizonte, Casa Blanca, La Cubana podían desplazarse hacia otros sectores usando el pase de movilidad.

“Hoy puede salir del eje, pero mañana será difícil si no lo tiene”, repetía Freddy Rodríguez, jefe de formación del Clap del Eje 3.

Él, en compañía de otros integrantes del Clap, estaba apostado en La Cortada de Catia chequeado que todo aquel que pasara, se bajara de una camioneta del transporte público o se trasladara en moto mostrara el pase de movilidad.

“Esto es una zona piloto, ya tenemos varios días en esto. Hablando con la gente, diciéndole que tiene que tener ese carnet. Muchos ya lo tienen, cerca de 80 %, otros no. Les damos una charla, pero ya saben que sin eso no se puede salir del eje”, dijo.

día de parada
Foto: Tairy Gamboa

Ciertamente algunas personas decían que todavía no se los habían llevado a sus casas. Pero, Yudeimy Cardoza, líder del sector, aclaró que el pase fue distribuido a todos los sectores. 

“Desde las 6:30 a. m. hasta las 2:00 p. m. estamos en la calle, dando charlas, subiéndonos a las camionetas, en las esquinas, diciéndole a la gente que hay días para circular, y poco a poco hemos visto que van acatando la medida. Incuso, los que no son de la parroquia tienen que justificar su ingreso. Sabemos que muchos vienen a traer comida y medicinas a personas que viven solas, y los dejamos entrar. Este control es para evitar la propagación del virus”, indicó.

Mientras hablaba, un camión 350 pasaba con los altavoces activados: 189 casos positivos y nueve fallecidos, quédate en tu casa, repetía la grabación. 

En la plataforma del camión, casi una docena de jóvenes del Movimiento Somos iban unos al lado de otros, olvidándose del distanciamiento social.

Lo mismo en las paradas de las busetas, que llegado al mediodía estaban full de personas, las mismas que salían de los mercados. 

Foto: Tairy Gamboa

Este martes fue “flexible” el uso del pase. Pero hay lineamientos de base que indican más controles, expresados por la  misma Cardoza.

“Sabemos a quién se le dio cada pase, tenemos los códigos. Si vemos, y eso se está llevando en un libro de incidencias, que tres personas de la misma familia salen con un pase, se regresan dos a su casa y se notifica al consejo comunal para que les haga llamado de atención. Igual se hará con quien salga más de una vez sin ese permiso”, aseguró. 

A los residentes no les queda otra que adaptarse a las  nuevas normas. “No estoy clara, pero qué más. Hay mucha gente todavía en las calles”, dijo una transeúnte

día de parada
Foto: Tairy Gamboa

A Altavista, Eje 1, le tocó parada este lunes. La gente tenía incertidumbre de si salir o no, y este martes no había cambiado mucho la sensación. Por ejemplo, Gustavo Hernández, a pesar de ser integrante de un consejo comunal, no estaba claro con el tema de la reducción de la  movilidad y preguntó varias veces cuándo se podía salir de la zona. “Aquí hay muchos problemas con los servicios, con el gas principalmente, entonces queremos saber qué se va a hacer”, cuestionó.

José Luis Goncálvez, dueño de una bodega, llegó casi a las 11:00 a. m. al trabajo, pues no podía pasar por ninguna vía habitual. Vive en La Candelaria y ni con el salvoconducto pudo esquivar el cerco policial. 

Ya habló con el consejo comunal y, al parecer, le van a tramitar un pase de movilidad: “De otra forma no podré venir a trabajar, a pasar la mercancía. Imagínate abro a las 10:00 y a las 11:00 me están diciendo que cierre. Todo es confuso con las órdenes”. 

Este martes en horas de la mañana se esperaba que la alcaldesa del  municipio Libertador, Érika Farías, estuviera en plaza Catia, al final de la avenida Sucre.

A las 11:00 a. m. el personal que la esperaba se retiró con los crespos hechos, pues la funcionaria no llegó.

“La estaban esperando para que diera más información sobre el pase de movilidad. Por ejemplo, yo no lo estoy pidiendo aquí en el bulevar, pues no sé nada”, dijo un polinacional.

A pocas cuadras estaban los puntos de control, a una el de La Cortada de Catia, a dos el de Altavista y a tres el de Los Magallanes. Policías, Barrio Adentro, Clap, UBCh, milicianos, todos desplegados en esos controles. También se quedaron con los crespos hechos esperando a la alcaldesa.

El transporte público también está afectado con la media. Solo funcionan las rutas internas. Dos camionetas trabajan un día y otras dos los que vienen. Eso hace que la espera en las paradas sea más larga. Hay sectores que tienen más de 20 días sin  agua, de nuevo están las fallas de luz en la carretera vieja, el gas no está llegando a las zonas altas, “y los responsables de los Clap están pendientes del día de parada”, reflexionó un vecino en Altavista.

día de parada
Foto: Tairy Gamboa

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