La Conferencia Episcopal Venezolana emitió un protocolo con una serie de medidas de prevención de coronavirus para que sean tomadas en cuenta bajo el seguimiento de tres fases cuando las autoridades sanitarias permitan volver a abrir los templos y capillas.

Caracas. Una vez que se inicie el proceso de flexibilización de la cuarentena social a causa de la COVID-19 para abrir los templos en el país, la Iglesia católica pondrá en marcha un protocolo que incluye las celebraciones eucarísticas, bautismo, confesiones, confirmaciones, matrimonios, visitas para orar, y otras actividades pastorales. Todas las medidas serán para evitar la propagación de la enfermedad en estos espacios.

La presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), junto con la Comisión Episcopal de Liturgia, Música y Arte Sagrado; y la Pastoral de Santuarios, Peregrinaciones y Causas de los Santos difundieron un documento que establece tres fases de reapertura una vez que las autoridades sanitarias lo permitan:

-Fase I. El obispo diocesano determinará el momento en que los fieles podrán asistir a los templos para las celebraciones eucarísticas dominicales y feriales, en grupos pequeños, de acuerdo al espacio disponible en cada templo, guardando el debido distanciamiento físico de metro y medio de distancia.

-Fase II. Se reactivarán los servicios pastorales de las diócesis, parroquias y movimientos de apostolado. Determinarán el número de personas que se podrán congregar y las directrices de higiene de las personas y espacios.

-Fase III. Se reanudarán con toda normalidad la vida pastoral ordinaria de las diócesis y parroquias. Deberán esperar las directrices de las autoridades sanitarias.

La Iglesia católica indicó en el texto que, si las autoridades no determinan un número exacto de personas que puedan asistir a los templos o capillas, entonces se establecerá un máximo del 50 % de asistencia de la capacidad del recinto. Además, prevén aumentar el número de celebraciones dominicales y feriales para garantizar que la mayor cantidad de fieles puedan asistir en distintos días. Por las circunstancias, estas deberán ser más breves de lo normal.

Para ingresar a los templos será indispensable el uso del tapaboca y gel antibacterial. La CEV señaló que conviene dejar solo con los bancos necesarios para ubicar a los asistentes, o preferiblemente, sillas plásticas que se organicen con la distancia recomendada. Las personas que tengan gripe o malestar general no podrán ingresar.

La CEV suspendió todas las actividades religiosas el pasado 15 de marzo, dos días después que se habían anunciado los dos primeros casos de COVID-19 en el país, y un día antes de que empezara la cuarentena en siete entidades del país, entre ellas el Distrito Capital. La medida se publicó a través de un comunicado en el que los obispos resaltaron la gravedad de la emergencia y el riesgo de contagio en todo el país.

El regreso de las celebraciones eucarísticas estará marcado por distintos cambios para evitar el contagio de COVID-19. Por ejemplo, se suprimirá el uso de hojas para la lecturas y cantos, los clérigos deberán usar mascarillas y lavarse las manos antes de iniciar la celebración, la primera lectura y salmo los leerá una sola persona, los micrófonos estarán en su base para evitar que los toquen y deben limpiarse con desinfectantes.

En la sacristía se debe disponer de agua y jabón suficientes para que quienes preparan los vasos sagrados y demás utensilios se laven antes de prestar dicho servicio, precisa el documento.

En el caso de las ofrendas, se propone que la colecta de dinero se haga al finalizar la misa. El saludo de la paz se hará con una simple inclinación de cabeza para evitar el contacto físico, y la sagrada comunión se recibirá en la mano. Si es posible el sacerdote se lavará las manos o usará gel antibacterial antes de tener cualquier contacto físico.

Para los bautizos y matrimonios deberá asistir la mínima cantidad de personas posibles. Jamás deberá superar lo establecido para una celebración eucarística. Se tomarán medidas especiales para cada ritual que no pongan en riesgos a los fieles.

Resaltaron la importancia de que los sacerdotes –con todas las medidas de distanciamiento e higiene previstas– retomen las confesiones y la unción de los enfermos en estos tiempos de cuarentena, que ya suma 1662 casos de COVID-19 en el territorio nacional y 17 fallecidos. 

La Iglesia católica vivió en abril una Semana Santa atípica. La única manera de llevar la bendición del Nazareno de San Pablo a los habitantes de Caracas fue el recorrido de punta a punta que hizo en el papamóvil bajo la petición de sus fieles: que se llevara el virus. Igualmente, las misas se transmitieron por las redes sociales, radio y televisión.

Aunque muchos fieles consideran que esta época es clave para orar desde casa, la Iglesia comienza a organizar cómo sería el regreso a la nueva normalidad. Será trabajo de las autoridades sanitarias definir cuándo se podrán abrir nuevamente las puertas de los templos bajo el cumplimiento de estas medidas de protección.


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