El cambio en la industria dejó en el limbo a muchos artistas que firmaron con disqueras que han desaparecido. Cheo Pardo emprendió un proyecto para grabar nuevamente canciones de los afectados. Bettsimar Díaz creó una organización que representa a aquellos que quieren recuperar el control de sus obras.

Cheo Pardo amenizaba una de sus fiestas virtuales que se han vuelto famosas durante la pandemia. Sus lives en Instagram son punto de encuentro cada viernes y sábado. También es un homenaje a los músicos de su vida. 

Durante la sesión, el guitarrista y DJ parece tener siempre todo bajo control. Sabe qué canciones reproducir para no bajar los ánimos. La noche de un sábado, días en los que comparte temas más personales, puso “Directo al corazón” de Miguel Ríos. Mientras sonaba, pensó inmediatamente en “Ojalá” de Guillermo Carrasco, y le dio play. Todo bien en su mente hasta que las pulsaciones aumentaron cuando se dio cuenta de que no era la canción original que todos conocen del disco Visual, editado en 1988 por Sonorodven. 

La versión que transmitió fue una nueva grabación hecha hace poco después de que Guillermo Carrasco colaborara en el disco debut de Orquesta Discotheque, uno de los proyectos de Pardo que estrenó en 2014. El también productor le propuso al cantante volver a grabar varios de los temas por los que no cobra derechos. 

No completaron la tarea por falta de recursos. Entonces, la canción fue guardada en un disco duro de la casa del guitarrista en Nueva YorkCada uno siguió otros planes. Pero esa noche, en el live de Instagram, cuando sonó “Ojalá”, la gente empezó a preguntar por una versión que no habían escuchado antes. Pardo echó el cuento. La explicación despertó el entusiasmo de muchos que le sugirieron que abriera una cuenta en Patreon –plataforma de mecenazgo– para ayudar. 

Retomaron el proyecto, pero decidieron terminar otra canción que habían adelantado: “Soy tuyo”. Y esa nueva grabación fue estrenada en octubre, lo más fiel posible a lo registrado en Visual.

En agosto de este año, cuando presentó la iniciativa en Instagram, Cheo Pardo escribió: “Muchos de los artistas venezolanos que grabaron canciones populares en nuestro país no son dueños de sus obras y, peor aún, muchas de ellas han quedado encerradas en catálogos de compañías que ya no existen, y no tienen acceso legal a ellas, ni los medios para volverlas a grabar. Por esa razón, no perciben ningún tipo de ganancia monetaria por esos temazos”. 

Músicos venezolanos piratería streaming

Muchas disqueras venezolanas han desaparecido o han tardado en adaptarse al mundo digital. En algunos casos, ese limbo ha sido aprovechado por empresas piratas que han usufructuado las obras de compositores, intérpretes y productores.

Por ejemplo, Sonorodven pasó a ser parte de Polygram, que luego fue adquirido por Universal Music, trasnacional que dejó de operar en Venezuela. 

En la transformación de la industria hay incluso variaciones en los modelos de negocios. Ahora hay equivalencias para hablar de discos vendidos. En el mundo digital, 150 reproducciones en streaming de un tema equivalen a una descarga. El mínimo de 1500 reproducciones de un track de un disco es lo mismo que la venta de un álbum completo. 

Los pagos por reproducciones varían de acuerdo con la plataforma. En promedio, Spotify paga $0,0038 por stream, YouTube ($0,0006), Pandora ($0,0011), Deezer ($0,0056), Google Play ($0,0059), Apple Music ($0,0064), Tidal ($0,0110) y Napster ($0,0167). Los montos pueden variar por distintos factores. 

Ahora, en el proyecto de Cheo Pardo hay cola. Músicos que quieren retomar el control de piezas que han compuesto o interpretado. Mirtha Pérez grabó nuevamente “Qué me pasa esta mañana” y Pedro Castillo “Algo eléctrico”. También se ha hablado con Karina y con la hija de Morella Muñoz para trabajar algunas de las canciones del Quinteto Contrapunto. 

Por otro lado, Bettsimar Díaz emprendió el segundo semestre de este año un proyecto de asesoría legal llamado el Foro Autoral Latam, en el que la acompañan sus colegas, los abogados Castor González Escobar y Andrés Rosa Muñoz.

La idea es agrupar a autores, productores e intérpretes para que puedan acceder a las regalías de las que actualmente no se benefician. 

“También queremos dar la oportunidad de renegociar los contratos firmados con las disqueras, revisarlos, saber qué ha pasado con esos vínculos, así como ayudar a las compañías dueñas de los máster a librarse de la piratería que existe”, comenta la también gestora cultural.

Hasta los momentos representa a la sucesión de Alfredo Sadel, Aldemaro Romero y Domingo Mendoza de Quinteto Contrapunto, a una parte de los sucesores de Billo Frómeta, así como a Pablo Camacaro, Cheo Hurtado, Gualberto Ibarreto y Oscar D’León.

El Foro también es un mecanismo para para ayudar al artista a comprender la nueva dinámica de los derechos en Instagram, Facebook y otras redes, así como la Music Monetization Act. 

“Lo que hace Cheo es diferente. Es una vía alterna, entusiasta y muy bonita porque revitaliza al artista. Eso es excelente, pero es viable para los que pueden volver a grabar. ¿Pero qué hacemos con Simón Díaz o Alfredo Sadel? Si Simón Díaz aún viviera, no tendría la voz de los años de ‘La tonada del cabrestero’”, añade Bettsimar Díaz. 

Y más allá de lo económico, indica: “La importancia de este trabajo también apunta a que los catálogos tengan una presencia mucho más valiosa y apreciable. Es decir, que se evidencie un cuidado, un doliente activo que está velando por este legado. Pues estamos administrando parte del legado más importante de la música popular venezolana. Esto beneficia a nuestro país, nuestra herencia como venezolanos, nuestra identidad y referencia”.

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Bettsimar Díaz es también productora y poeta
El contexto

Lo ocurrido con Guillermo Carrasco es tan solo un caso de la caja de Pandora que guarda lo ocurrido con las disqueras y el cambio al mundo digital. Las canciones originales del disco Visual están en Spotify bajo un sello llamado Discos Trus.

El autor no tiene idea de quiénes son ellos. “Entiendo que son una disquera pirata que ha logrado convencer a estas plataformas de que tienen licencia sobre estos masters. Han hecho también recopilaciones que no existen, carátulas que no corresponden”, cuenta el músico. 

Oficialmente sus discos fueron editados por varias compañías antes de publicar los más recientes de manera independiente. La canción “Soy tuyo”, que grabó con Cheo Pardo, fue agregada a plataformas por EMG, una firma creada por el autor para sus obras. 

Hace cuatro años Guillermo Carrasco firmó un convenio con la empresa estadounidense Regalías Digitales LLC, que tiene entre sus servicios el proceso y la contabilización para el pago oportuno de regalías a músicos de cualquier parte del mundo.

La idea era que ellos introdujeran una licencia o reclamo de las canciones y la administran para pagar al autor. Pero me dijeron que en cuatro años solo han podido recaudar 53,85 dólares. Me explicaron que por principios no podían enviar pago hasta sumar por lo menos 200 dólares. Eso indica que la gestión es muy mala. Les dije que asumieran eso como honorarios y que liberaran mis temas. Yo veré qué hago, narra sobre ese intento con esta organización presidida por Josh Norek.

Recuerda que otro aspecto que podría cambiar ciertas dinámicas será la entrada en vigencia en 2021 en Estados Unidos del Mechanical Licensing Collective, que en teoría cobrará a los proveedores de servicios digitales regalías para otorgarlas a los titulares de derecho de autor. 

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Páginas web como www.sincopa.com lleva un registro con créditos de la música pop y rock hecha en el país.

En 2017, el portal Armando Info publicó un reportaje sobre cómo el catálogo de disqueras como Sonográfica, Velvet o El Palacio de la Música ha sido usufructuado en servicios de streaming por Mundo Digital USA. 

El caso de Sonográfica es uno de los más emblemáticos. Creada como parte de las empresas del Grupo 1BC, a la que también pertenece RCTV, fue la casa en la que comenzaron músicos como Yordano, Franco de Vita, Ilan Chester o Colina. 

Spotify es una de las principales plataformas de streaming. Para publicar en ellas, son necesarias las distribuidoras de música, llamadas agregadoras, que son el intermediario entre estas nuevas vitrinas y el creador, productor musical o dueños de los masters

Sin embargo, parte del catálogo de músicos de Sonográfica no figura en Spotify bajo el sello venezolano. Días de junio (1990) de Yordano tiene en sus créditos a Mundo Digital USA. 

Hay casos incluso en los que hay otros nombres de discos oficiales. El álbum debut de Franco de Vita es homónimo, pero en Spotify aparece con el título No hay cielo, como una de las canciones. Y la compañía que se lo acredita es SG Music. De Colina hay un disco llamado Oh México, que tiene la portada y las obras de su ópera primera de 1984. 

Ninguna de las reproducciones de estos tracks genera beneficios para Sonográfica ni los artistas. Lo mismo ocurre con Guillermo Carrasco y Discos Trus. 

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El primer disco de Franco de VIta aparece en Spotify con una portada y un nombre que no corresponde

Luisa Flores, encargada de la división digital de Distribuidora Sonográfica, explica que la empresa no ha podido resolver el problema. 

“Como todo el control que se tiene en Internet es alfanumérico, el pirata puede jugar con cambiar la letra de uno de los nombres de una canción. Eso la convierte en un tema diferente. Está ese tipo de manejo, que puede ser hecho por particulares, hasta más complejos como lo hacen empresas como Mundo Digital USA, que tuvo la osadía de registrar en Estados Unidos la firma Sonográfica Digital, que según ellos representan los catálogos de Velvet, TH, Distribuidora Sonográfica y Sonorodven”.

En Wikipedia se lee que Sonográfica fue comprada por Álvaro Veli para convertirse en Sonográfica Music Digital, con sede en Madrid, y que ahora posee todo el catálogo de músicos bajo la figura de Sonográfica Music & Distribuidora Sonografica Digital.

“No es así. Detrás de Mundo Digital USA está una persona a la que nunca le hemos visto la cara. Cuando, por ejemplo, en Wikipedia hacemos las correcciones, ellos vuelven a cambiar el texto”, advierte desde Caracas la representante de la compañía del Grupo 1BC. 

El problema surge cuando plataformas como Spotify ven reclamos tanto de Distribuidora Sonográfica como de la firma de Álvaro Veli. No saben a quién darle la razón. 

“Esto nos ha afectado principalmente con Spotify, que es el mayor proveedor. Ahí tenemos prácticamente todos los productos bloqueados. Sonográfica ha tratado de objetar el contenido de este señor. Logramos que anularan algunos, pero también nos bloquearon varios de nosotros hasta que no se determine el titular”. 

La ejecutiva cuenta que este mes de diciembre le llegó una lista de músicos objetados por Sonográfica Digital. Entre ellos Salvador Pino, Nancy Ramos, Un Solo Pueblo, Sergio Pérez, Urbanda y Hernán Gamboa.

“Nosotros llegamos a denunciar ante la división de delitos informáticos del Cicpc, pero no llegó a nada. Todos los datos como RIF o dirección eran falsos. Los abogados nos han dicho que puede tratarse de crimen organizado. Hemos logrado que se retire material registrado como Mundo Digital USA, pero meses después vuelve a ser publicado por Symphonic Distribution, que dirige Jorge Brea”, señala Flores. 

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En 2017 denunciaron a Mundo Digital USA en el CICPC

De acuerdo con la página web de Symphonic Distribution, esta empresa tiene su sede en Tampa, Florida. En el listado de artistas que aseguran haber distribuido no aparece ninguno del catálogo de Sonográfica. 

Sin embargo, un video subido a Youtube realizado por graduados de la segunda promoción del Liceo Simón Bolívar de Altagracia contiene canciones de Frank Quintero, Franco de Vita, Ricardo Montaner y otros músicos surgidos en los ochenta. Cuando se revisa el registro de derechos, se ve que la licencia de varios temas es de Symphonic Distribution en representación de Mundo Digital USA. 

La canción “Como un día domingo” de Antonietta está con la licencia para Youtube de Symphonic Distribution, en representación de Discos Trus, que figura en los créditos en Spotify del disco Visual de Guillermo Carrasco. 

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En Spotify está disponible una producción llamada El ladrón de tu amor que ofrecen como álbum de Gualberto Ibarreto, fechado en 2016. El track también está en Youtube. La fuente es SG Music, subida por Symphonic Distribution. 

“Esto no solo perjudica a la distribuidora Sonográfica, sino al artista. Nosotros trimestralmente pagamos regalías de los músicos venezolanos que tenemos ubicados. Al final, la empresa tiene otras formas de ingreso. Ahora, Sonorodven no tiene quien lo defienda porque pasó a ser parte de Universal. Yo he tratado de comunicarme con ellos, pero no ha habido feedback”, acota Luisa Flores. 

La ejecutiva cuenta que en sus indagaciones le ha seguido la pista a los catálogos de artistas que han terminado en otras compañías. Actualmente está en conversaciones con la firma Concord Recorded Music por el caso de Rudy Márquez, que tiene obras que terminaron en poder de esa compañía, que compró catálogos a Discos Musart de México, que a su vez lo había obtenido de TH (Top Hits), de acuerdo con lo que comenta la representante de Sonográfica. “Han demostrado ser una empresa seria y están dispuestos a pagarle al artista. Solo piden copia de los contratos para proceder.

Pérdidas y retos

Cálculos de Distribuidora Sonográfica indican que estas compañías que usufructúan los catálogos podrían estarse llevando aproximadamente 100.000 dólares en un año. Son 160 artistas que dejan de exhibir sus obras en streaming.

En Youtube RCTV tiene un canal, donde sube contenido de lo que durante años se ha hecho. Varias telenovelas tienen música de compositores venezolanos de Sonográfica. “Hemos tenido reclamos en Youtube por parte de Symphonic Distribution que se atribuye la titularidad de los productos. Nos ha tocado demostrar que no es así”, comenta Luisa Flores. 

La ejecutiva cuenta que consultaron con un escritorio jurídico en Estados Unidos que recomendó demandar por cada grabación, pero es un proceso inviable económicamente. En promedio hay más de 3000 temas. “Entonces recurrimos a las alianzas con entidades y otras compañías. Sony es dueño de The Orchard, que es la agregadora con la que trabajamos. Se emprendió una investigación con los abogados para sacar al pirata del mercado”.

Bettsimar Díaz recuerda que también fue parte del robo del catálogo de Simón Díaz, que antes de producir sus álbumes de manera independiente, publicó buena parte de su obra con El Palacio de la Música. “Así como Mundo Digital USA, han surgido miles de piratas. Parte del trabajo del Foro Autoral Latam es hacer las denuncias correctamente y restablecer los derechos a los verdaderos responsables”. 

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Bettsimar Díaz denuncia que hay temas atribuidos a Gualberto Ibarreto que no son interpretados por el cantante

Explica que durante el levantamiento de la data para el Foro Autoral Latam se han encontrado 200.000 usos no autorizados de música en Youtube. Se refiere a personas que hacen videos con canciones de músicos como Aldemaro Romero, por ejemplo.

“No quiere decir que se quitará el video, sino gestionar la monetización. Si alguien se beneficia económicamente, se debe redireccionar al responsable original. Si no eres dueño del máster, no puedes reclamar directamente. Pero una vez restablecida la relación con la disquera, el objetivo es que se paguen las regalías de acuerdo a los contratos. Se puede aportar información hasta que la compañía haga el reclamo pertinente”, ilustra Bettsimar Díaz, quien detalla que el legado de su padre está representado por Cálidos Producciones Artísticas, como se lee en los créditos de las plataformas. Invita a las personas de la industria interesadas a seguir las redes del Foro Autoral Latam.

Cheo Pardo hace una reflexión sobre la necesidad de no solo recuperar estas obras musicales, sino toda la memoria de la cultura del país: “No debemos esperar a que venga algún gobernante o ministro. Desde que empecé este proyecto de grabar las canciones, me han escrito arquitectos para decirme que llevan una cuenta con fotografías de Caracas. Desde Cinesa me comentaron sobre su labor en el cine. Hay como una red que hace este trabajo de archivo sobre lo que se ha hecho. La cultura la tenemos que recuperar nosotros los artistas. Nadie más”.


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