Vejaciones del personal, horas interminables de espera, falta de organización y gastos estratosféricos padecen quienes acuden al hospital Manuel Núñez Tovar de Maturín a operarse de la vista.

Barcelona. Inhumana. Es la perfecta definición que los pacientes anzoatiguenses dan a la atención que reciben en el servicio de terapia oftalmológica instalado en el hospital Manuel Núñez Tovar, de Maturín, estado Monagas.

Por su cercanía y también aunado a la suspensión del servicio en el Centro Oftalmológico José Leonardo Chirinos de Barcelona, obliga a quienes habitan principalmente en zonas como El Tigre, Aragua de Barcelona y Guanipa, sur de la entidad, a viajar hasta la capital monaguense para operarse, principalmente de la vista.

Durante una intervención emprendida en 2020, que marcó su reapertura, el entonces gobernador de Anzoátegui, Aristóbulo Istùriz, sostuvo que el centro oftalmológico José Leonardo Chirinos, atendería un promedio de 1000 consultas al mes. Aseguró que se realizarían alrededor de 350 intervenciones quirúrgicas en ese lapso a pacientes de Anzoátegui, Monagas, Sucre, Nueva Esparta, Guárico y entidades tan lejanas como Apure.

Las esperas son interminables porque se atienden personas de Anzoátegui, Monagas y otros estados cercanos. Foto: José Camacho

Hoy, la situación es otra. Quienes habitan especialmente en el sur de Anzoátegui, deben emprender una odisea que en muchos casos incluye: pago de hotel, comida e insumos médicos.

Eso es inhumano, prácticamente estamos sometidos a todo tipo de maltratos por quienes trabajan ahí (hospital Manuel Núñez Tovar). Desde que comencé a acompañar a mi mamá a su operación de cataratas, ya hemos gastado 500 dólares. Esto de público no tiene nada”, contó a Crónica.Uno Mariannys, una joven de 24 años que prefirió llamarse así por temor a represalias, y que acompañó a su madre hasta el centro asistencial monaguense.

Mariannys indica que todo el drama comienza en una supuesta fundación, de la cual nunca le dieron un nombre, que agrupa a pacientes de la zona sur necesitados de una intervención quirúrgica de la vista. La finalidad es llevarlos al hospital central de Maturín e intervenirlos.

La fundación es manejada por una mujer, cuenta Mariannys, que según investigó perteneció a la Misión Milagro y usaba la dirección de salud de El Tigre, como fachada para “reclutar pacientes”.

Ellos, la fundación, le piden dinero e insumos a los pacientes, para llevarlos al hospital. No lo catalogamos como estafa porque las intervenciones se hacen, pero toda la necesidad que nos ponen a pasar es injustificada, tampoco sabemos que hacen con los insumos”, afirma.

Calvario

La joven relata que su última ida a Monagas fue un calvario: incluyó una espera de más de ocho horas, regaños del portero del espacio, búsqueda frenética de un baño (los del hospital estaban en un estado deplorable) y mala alimentación.

“Aquí solo hay un oftalmólogo y en un día llegan hasta 300 pacientes, desde personas de la tercera edad hasta niños. Es imposible atenderlos a todos, no hay que ser matemático para saber eso, aquí dan una cita pero no hay organización, esos niños pasan hasta nueve horas en el hospital esperando una revisión que nunca llega, se fastidian, lloran y los entiendo. Si para un adulto es difícil, imagina para un niño”, dice Mariannys.

Yelibeth es otra paciente operada de cataratas en la unidad oftalmológica del Manuel Núñez Tovar. Cuenta que los enfermeros ejercen una especie de “castigo”, para quienes por razones de espera, van a comer, al baño o a cualquier otro asunto y pierden el turno.

Para la atención nos aplican operación morrocoy. Uno de los muchachos, creo que son enfermeros o estudiantes, sale y comienza a anotar; si por alguna razón se le reclama, va, se pierde como por dos horas y regresa. Y si te llaman y pierdes el turno, te ponen de último en la lista que es interminable “, afirma.

A la madre de Mariannys aún resta hacerle una operación en el ojo izquierdo y espera porque le quiten los puntos internos del ojo derecho. Para ambos procedimiento deberá esperar un tiempo prudencial, pues una lámpara del equipo de Maturín se dañó y no sabe cuándo estará reparada.

hospital central de Maturín
Excesiva demanda en el área de oftalmología en el hospital central de Maturín. Foto José Camacho

Mientras, guarda una pequeña esperanza de ahorrarse tantas vicisitudes. Un amigo de su hija le averiguó en Barcelona, que si bien no operan en el centro oftalmológico José Leonardo Chirinos, anotan en una lista para una futura jornada de operaciones a realizarse en el hospital Luis Razetti.

“Yo llamé al número que me facilitó mi amigo y me atendió una muchacha, me indicó los pasos y me dijo que estuviese pendiente para la jornada. No tenía fecha fija, pero ojalá sea pronto; esto de ir al hospital de Maturín es un infierno”, contó Mariannys.

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