Falta de insumos, de luz y de gasoil ponen en riesgo la salud de pacientes con diálisis en Valencia

Cada vez que se interrumpe el servicio eléctrico el proceso de diálisis se pierde, lo que afecta drásticamente la vida de los pacientes.

Valencia. Más de siete meses tienen sin una planta eléctrica en el Centro de Diálisis Valencia Sur, en Carabobo, y los pacientes decidieron, por esta y por otras circunstancias, hacer su primera protesta del año el 25 de enero.

Migdalia Martínez tiene dos años en diálisis luego que le diagnosticaran enfermedad renal crónica. Entre los problemas del centro, denuncia la inoperatividad de la planta eléctrica: “Se le dañó la tarjeta madre”. Pero aunque se resuelva este problema, les queda la necesidad del gasoil. La máquina es de 180 litros y el suministro llega a destiempo, mientras que en Carabobo los apagones son cada vez más constantes.

Al ocurrir cortes eléctricos los procesos de diálisis se suspenden y la vida de los pacientes se pone en riesgo. “Perdemos medio sistema de sangre y una bolsa de sangre perdida representa que se nos baje la hemoglobina por debajo de 10”.

Fotografía: Armando Díaz.

En medio de la crisis de salud, los bancos de sangre afrontan la escasez de este insumo. De acuerdo con Martínez para obtener una bolsa de sangre por vía pública se deben llevar cuatro donantes. “La gente no quiere donar”, recalca.

Depender de unas máquinas

El Centro de Diálisis Valencia Sur tiene 20 máquinas para pacientes nefrológicos. A la fecha de la entrevista 17 máquinas estaban operativas, informó Martínez, aunque admite que esta cifra varía. “Cada dos o tres días les están haciendo algo porque se dañan muy fácil”.

Estos daños se deben en parte a que las máquinas de diálisis llevan 15 años de uso y al poco mantenimiento. El centro debe hacer frente, además, a la escasez de tensiómetros, de camillas, de oxímetros y la inexistencia de un carro de paro. Tampoco llega agua por tubería y el sistema de limpieza lo definen como “poco higiénico”, lo que promueve la proliferación de bacterias y la infección de pacientes en estado de salud delicado.

El martes 23 de enero el servicio eléctrico se suspendió tres veces, una en cada turno. En dos oportunidades se interrumpió cuando faltaban 20 y 30 minutos para concluir el proceso de diálisis.

Fotografía: Armando Díaz.

Muchos de los pacientes del Centro de Diálisis Valencia Sur son personas de bajos recursos que no tienen vehículos para trasladarse al sitio. Dependen de la llamada Ruta del Riñón, un transporte público creado por el gobernador Rafael Lacava. Este empezó operaciones en abril de 2020, pero apenas cuatro años después el servicio no funciona al 100 %.

Hoy vine por mi cuenta porque a la ruta se le dañó algo. Ahora son más las veces que no funciona que las que sí”, expresa Martínez.

Esta ruta se desplaza por zonas claves de Valencia, pero no llega a los municipios más distantes. Por eso Luis Zacarías Castillo, quien vive en el municipio Bejuma, toma taxi tres veces a la semana por 6 dólares el viaje para recorrer casi 50 kilómetros. “Llego a las 5:00 a. m.”

Fotografía: Armando Díaz.

Hace cuatro años el mismo Lacava dijo: “A cada paciente se le buscará en su casa y se le dejará nuevamente en sus hogares una vez culminado el procedimiento de diálisis”. Ahora hay pacientes que deben esperar en el puente El Boquete (sur de Valencia) y nunca pasa por sus casas.

En la cuenta oficial de la Ruta del Riñón en X (antigua Twitter) no hay información oportuna sobre este tema. De hecho, la página en cuestión sirve para realizar proselitismo político a Lacava y al gobierno de Maduro.

Castillo tiene dos años en diálisis desde que le detectaron poliquistosis renal. A partir de entonces el mundo se le cayó encima. “Fue un vuelco tremendo. No puedo trabajar, ni levantar un tobo de agua”.

El costo de una enfermedad renal

En su brazo Castillo tiene dos bultos que cubre con una tela de licra. “Por aquí me dializan”. Afirma sentirse débil. En la diálisis más reciente se fue la luz y la hemoglobina debió haberle bajado. “La última vez estaba en 9,6 ya debe estar en 8”. No lo sabe con exactitud porque no tiene dinero para pagar los estudios.

Fotografía: Armando Díaz.

Mensualmente invierte $100 en medicamentos y no siempre los consigue. Este es el caso del Clexane ($10), la Eritropoyetina, entre otras. Ni hablar de la sangre, que le cuesta $100 cuando van a áreas privadas en donde es más factible encontrarla.

También está la escasez de expertos. “Aquí no hay nefrólogos, tenemos una médico general que hace de todas las especialidades”. En casos como el de Martínez dependen de sus médicos particulares a quienes llaman y consultan por todo.

La única opción que tienen es protestar y cuando lo hacen saben que hay represalias. “Si les toca atenderme a las 10:00 a. m. me retrasan dos horas para una diálisis que tarda tres horas.

Fotografía: Armando Díaz.

A Castillo incluso lo han denunciado en Fiscalía por presunto maltrato de género.

“Eso es solo para amedrentarme, pero yo también los denuncié por mala praxis y amedrentamiento”.

Sobre estos casos el Ministerio Público no ha hecho seguimiento. No obstante, están a cargo las fiscalías 11, 13, 27 y 81. “Solo fui una vez y luego más nunca”. Al no lograrlo por esas vías, el personal del Centro de Diálisis Valencia Sur ha organizado colecta de firmas para expulsar a este paciente. “Firmaron compañeros y eso solo muestra que aquí cada quien jala para su lado”.

Una carga también familiar

Cuando los pacientes están muy delicados son los familiares quienes sacan el pecho. Mary Theis tiene a su esposo en diálisis desde hace casi seis años. Llegaron a las 7:00 a. m. y salieron a las 10:30 a. m. Vienen de La Isabelica y no pudieron usar la Ruta del Riñón, así que usaron transporte público en un recorrido de seis kilómetros.

Fotografía: Armando Díaz.

Theis es la que va por los bancos de sangre en busca de bolsas del insumo para su esposo, que es tipo O negativo.

Es muy difícil encontrarla y en el Hospital Central nunca tienen, pero sí por debajo de la mesa. Ahí te la venden a $200″.

A falta de dinero a Mary Theis le toca alimentarlo bien y cumplir el régimen de medicinas.

Llevan años protestando y denunciando la realidad de los pacientes renales, pero ni el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) al cual está adscrito este centro, ni el Ministerio de Salud han respondido.

El gobernador de Carabobo solo se ha remitido a hablar de la Ruta del Riñón y el alcalde de Valencia se ha dedicado a otras áreas de salud. “No les importa. Lacava dice ser paciente renal, pero no hace nada por solucionarlo”, comenta Theis.

Fotografía: Armando Díaz.

La lista de espera es larga y hay personas que llevan hasta dos semanas a la espera de cupos. “Ese tiempo es vital para la salud del paciente porque se llenan de toxinas”, se afinca Theis.

Los tres pacientes reflejados en este texto han vivido en algún momento paros por temas de cortes eléctricos o falta de sangre. La muerte es una constante en sus vidas. Algunos han visto a sus compañeros morir y hablan de hasta 100 pacientes muertos. Theis incluso revela que en lo que va de enero ya han muerto cinco personas.

La opción de una diálisis privada es imposible. Su valor son $5000. Solo les queda tener fe y fortaleza espiritual y mental, más una búsqueda incansable de soluciones en medio de la adversidad.

Fotografía: Armando Díaz.

Para 2022, Reymer Villamizar, director de la ONG Amigos Trasplantados de Venezuela, declaró en Unión Radio que al menos 700 personas estaban afectadas por este popurrí de fallas. Aunado a esto denunció que de las tres unidades dispuestas por la Gobernación para la Ruta del Riñón solo una estaba operativa.


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