Proselitismos políticos en Canoabo “Ya tu sabes dale las gracias al gobernador frente a las cámaras”

A los Sequera los funcionarios que viajaron a Canoabo los discriminaron, la razón es que no estaban tan afectados como sus vecinos, pero la verdad es que igual sufrieron los embates de la lluvia.

Valencia- Fue el martes 9 de agosto que en las calles de Canoabo se empezó a ver el grueso de la maquinaria gubernamental dividida entre la Alcaldía de Bejuma y la Gobernación de Carabobo. Fueron más de 30 cuadrillas, sin olvidar el personal de los bomberos y el de Protección Civil.

Este personal se encontró con casas llenas de fango, con paredes mojadas y enseres dañados, mientras que las calles estaban sucias y con agua empozada. Una de esas fue la casa de la familia Sequera, ubicada en una calle sin nombre, pero queda justo al lado del cementerio de Canobo y a escasos metros de la Manga de Coleo del pueblo.

Fotografía: Armando Díaz.

Debido al agua que se les metió, la calle se transformó en un patio para secar los muebles. Es la única alternativa. En la entrada hay sofás, butacas y tres colchones, todos de ellos y al atravesar la entrada de la propiedad lo primero que uno se encuentra en el largo porche es una cama, en  la que un señor bastante mayor y de aspecto famélico reposa con un trapo en la cabeza. No se ve sano, no lo está. Bertha Sequera es una de sus hijas y cuenta que el hombre de nombre Silverio Sequera sufrió un accidente cerebro vascular. (ACV) hace cinco años.

Sequera no vive en esa casa, pero se encontraba en ella cuando a eso de las 7:00 p.m. empezó a llover y de ahí en adelante la historia se volvió una pesadilla. “Yo estaba acostada, pero cuando me paro y pongo los pies en el suelo digo. Madre se está metiendo el agua”.

Fotografía: Armando Díaz.

De inmediato, se encendieron las alarmas en la casa y corrió a buscar a su hermano porque lo primero que se le vino a la mente fue su padre. “Se le debe estar llenando la cama de agua”.

Y entre dos hicieron todo el esfuerzo posible y lo pasaron a otra cama. “Luego de escuchar nuestros gritos fue a la 1:00 a.m. que nos vinieron a buscar y nos llevaron a una zona más segura”.

El traslado por Canoabo, incluyó al septuagenario, que observa a su hija hablar mientras su cuerpo se ve tenso como resultado del ACV sufrido.

El agua acabó con cuatro colchones. Afortunadamente, el equipo de Protección Civil les regaló uno para el señor Sequera.

Pero no fue lo único que perdieron, también se les dañó la nevera y la lavadora.

El escaparate hasta se encogió. Eso es fórmica y el agua es su enemigo. Si se dañó el escaparate también perdimos parte de la ropa”.

Las autoridades gubernamentales les prometieron solución, pero el término “solución” para ellos es muy abstracto y de hecho no creen en promesas. “Dicen que nos van a dar todo lo que perdimos. Pero sería cuestión de ver que pasa, por lo menos que nos den unos colchones, porque eso que está allá afuera es irrecuperable. Ni que le pegue el sol se le sale la humedad. Uno intenta, pero uno sabe que nada cambiará.

Fotografía: Armando Díaz.

Antes ya habían tenido episodios similares, pero como ellos dicen, la crecida no era tan grande.

“Fue algo que nos sorprendió, porque el río pasa un tanto más lejo, nunca llega hasta acá, pero es que eso fueron cuatro horas de lluvia y uno tuvo que meterse en ese río para escapar y nos llegaba más arriba de las rodillas y cuando regresamos eso era un basural”, destacó Ramón Pinto, uno de los familiares.

La vivienda de Los Sequera no es plana, sino que hay zonas en las que el terreno parece ir en picada. Fue ahí en donde el agua subió hasta los 60 centímetros.

Las cosas de los políticos

Aunque las inundaciones en Canoabo son una sorpresa, en toda la comunidad llevaban años pidiendo una sola cosa, el dragado de los ríos. De acuerdo con varios pobladores, incluidos los Sequera pasaron seis años desde la última vez que llevaron maquinaria para limpiar el río.

Para esta familia el problema es que la Alcaldía lleva todos los recursos a Bejuma, en donde están las oficinas y el grueso electoral del municipio, Pero a Canoabo lo dejan en el olvido. “Por ejemplo por aquí no se ha visto al alcalde, ni mucho menos a alguna autoridad. Lo más cercano fue a un grupo de trabajadores del gobierno que llegaron con unos colchones, pero se los dieron a los del al lado y a nosotros no, cuando les preguntamos que por qué a nosotros no nos daban, la respuesta fue que ellos estaban más necesitados.

Fotografía: Armando Díaz.

La única diferencia que sustentaría el comentario de los funcionarios es que la casa de al lado, al ser más baja es más susceptible a terminar bajo las aguas, pero esta familia cuestiona el criterio gubernamental.

¿Cómo pueden colocar una priorización de ese estilo. Aquí cuando se metió el agua el congelador flotaba todo, todo estaba flotando”.

Sin embargo, no le respondieron a los funcionarios, sino que se guardaron su indignación y acudieron a Rodrigo Morales, a quien ven como un salvador y un empresario que se compromete con la población, porque saben que es un hombre que cumplen.

Ellos como familia están conscientes que hay gente que de verdad lo perdió todo. Ellos a pesar del daño se sienten afortunados, pero no ven la diferencia con su vecinos.

Justamente, mientras comentan estas palabras una comitiva gubernamental llega a la casa de al lado con cámaras de televisión y enfermeras. Pareciera que están haciendo una jornada, mientras los Sequera miran recelosos y escépticos.

Fotografía: Armando Díaz.
¿Cuál toxoide?

En el jardín de al lado al apenas entrar uno se topa con una puerta abierta y unas rejas que sirven para secar toda la ropa mojada, es un tendedero improvisado, mientras que en el porche de la casa unas 10 personas rodean a la familia, les dan una bolsa de comida y sacan unas vacunas.

Uno de los trabajadores dice “Les estamos colocando toxoide a la gente de Canoabo.Tu sabes que cuando ocurren estas cosas la gente puede cortarse, entonces es mejor tenerlos bien cubiertos.

Fotografía: Armando Díaz.

La mayoría de los funcionarios cargan franelas con el murciélago de Lacava un hombre hace fotos con su cámara y otro filma el operativo, enfoca rostros y cuando ya consideran que están listos para hacer la entrevista la dueña de casa pregunta “Y… ¿Qué digo?”, dijo la mujer oriunda de Canoabo.

Es entonces cuando el trabajador responde. “Bueno, ya tu sabes dale las gracias al gobernador por toda la ayuda que les está dando y cuentas lo que pasó, pero no olvides el gobernador está ofreciendo esta ayuda”. La mujer no le da importancia, más bien sonríe y trastabilla al hablar, por lo que el equipo de prensa hace una toma de prueba.

Fotografía: Armando Díaz.

Mientras tanto el personal de salud guarda las jeringas en una cava roja. No obstante,las dosis que el equipo de Crónica.Uno pudo fotografiar no corresponden a dosis de toxoide antitetánico, si no a vacunas contra la COVID-19 (Verocell), provenientes de China. El pasado 13 de agosto se hizo una llamada a los vecinos de la calle quienes también recibieron la dosis y se les preguntó ¿Qué les habían inyectado? A lo que respondieron: “Toxoide antitetánica”.

Fotografía: Armando Díaz.

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